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Catalan people, we love you

Esta entrada podría titularse: Cómo un mensaje de amor desarmó la propaganda de un Estado. También: El día en el que el cibertariado despedazó el nacionalismo de dos Estados. Todo empezó como un juego. El diseñador israelí Ronny Edry subió a Facebook un mensaje con un diseño colorido: Iraníes, nunca bombardearemos vuestro país. Os amamos. La reacción en cadena-red fue explosiva. Cientos, miles de diseños y mensajes de amor de ciudadanos israelíes hacia iraníes. El propio Ronny, unos días después, subió un vídeo a You Tube (el que abre esta entrada), explicando su preocupación por la escalada bélica de los Gobiernos de Israel e Irán. También alertaba sobre el peligro de que los Estados usasen el odio y enfrentasen a los ciudadanos de diferentes países.

Israel loves Iran se convirtió en un fenómeno con página web propia, decenas de grupos de Facebook, carteles en muros y autobuses de todo Israel… Y llegó el efecto de ida-y-vuelta. Desde Irán, no tardaron en llegar mensajes de amor. Israel, we love you. Miles de mensajes de afecto, de diseños de amor. Una simple búsqueda en Google Images nos entrega una espectacular cascada de resultados. La campaña me dio mucho que pensar en su día. ¿Por qué los políticos siguen utilizando el nacionalismo más ramplón para perpetuarse, para justificar los intereses económicos de sus amigos y para ocultar recortes o medidas impopulares? Ahora, con la escalada nacionalista de los políticos que gobiernan Catalunya y España, llegó el momento de rescatar-remezclar la campaña Israel-Irán.

El clown neoyorquino Leo Bassi (sí, nació en Nueva York), en su obra Utopía, lanzaba una interesante teoría política. En pleno internacionalismo, cuando los proletarios del mundo estaban más unidos, las élites construyeron la primera guerra mundial para enfrentar a los diferentes pueblos. Y su gran arma no fue otra que el nacionalismo. «Católico austriaco, mata a los católicos italianos, son de otro país». Adiós a la solidaridad obrera transfronteriza.

La estrategia nacionalista ha venido funcionando hasta ahora. Pero la global revolution, la explosión en red del 15M y Occupy Wall Street han empezado a desbaratar la estrategia. El somos el 99% une a personas al margen de banderas, fronteras, razas y religiones. Es una bomba. un nuevo internacionalismo en red. Una multidud de personas gritando ‘Barcelona no estás sola‘ en la puerta del Sol de Madrid o aplaudiendo a alguien que habla en público en catalán en una asamblea de Madrid, desmonta cualquier discurso nacionalista catalán o español. Y asusta a algunos. La República del 99% de la que habla Amador Fernández-Savater es tan explosiva que las élites están dando sus últimos coletazos nacionalistas. Un tuit del abogado y activista Carlos Sánchez Almeida resume a la perfección la escalada bélica de los políticos de Catalunya vs España (y viceversa):

A uno y otro lado de las trincheras, dos burguesías de envuelven en sus banderas. En tierra de nadie, las víctimas de sus recortes. #25N

— Almeida (@bufetalmeida) octubre 10, 2012

 

El neoliberal Artur Mas oculta con el nacionalismo catalán una oleada de recortes de servicios públicos y una violencia policial digna de un Estado bananero que ha provocado hasta una muerte en las comisarías catalanas. El neoliberal (y oscurantista) Gobierno de Mariano Rajoy, con su desprecio al pueblo catalán, con irresponsables declaraciones como las del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert («queremos españolizar a los niños catalanes»), esconde un salvaje recorte del Estado del bienestar y una violencia policial indigna de un país democrático. A ambos les conviene el nacionalismo. A ambos les conviene desviar la atención. E infelizmente Artur Mas no ha pronunciado una sola palabra sobre democracia participativa, transparencia o un verdadero e-Govern. Su modelo de Estado para Catalunya es un obsoleto dejá vu: vertical, centralista, al servicio de las élites del 1%, excluyente para la inmigración. Además, el sistema está poniendo todo tipo de zancadillas a los partidos minoritarios, como el Partir Pirata, que quieren presentarse a las elecciones.

Cierto: el nacionalismo catalán es algo más complejo. Hay sectores de la izquierda que también son favorables a un Estado catalán. Y todo hay que decirlo: la chulería, prepotencia, ceguera y centralismo del Gobierno del Partido Popular es tal,que da alas a cualquier nacionalismo separatista. Pero creo que la discusión, en estos momentos de crisis del sistema político-económico global, es otra. El debate alrededor de la decadente democracia representativa debería centrar la agenda de los políticos, si es que quieren reconciliarse con una cada vez más distante sociedad.

El Estado Nación es una entelequia. Se desmorona, se difumina. Zygmunt Bauman, en Cities of fear, City of Hope, aborda la decadencia del Estado Nación y el auge de las ciudades como espacios políticos. Manuel Castells habla ya hace muchos años del Estado Red y de un espacio de flujos en el que los ciudadanos se relacionan desde espacios físicos distantes. David de Ugarte, en su Trilogía de las Redes, habla de la filé (estructura económica transnacional) y la plurarquía (nuevo sistema político basado en las decisiones colectivas) como estructuras que sucederán a las naciones y Estados. Juan Urrutia sugiere «una confederación asimétrica de comunidades identitarias con acuerdos entre ellas y sin ninguna autoridad central«. Islandia crea un Constitucional Council para cocinar una Wikiconstitución. La Asamblea Virtual del 15M investiga nuevos caminos tecnopolíticos participativos y distribuidos.

Y los políticos centralistas del 1%, abrazando nacionalismos. Intentando enemistar a los ciudadanos en red. Intentando dividir al 99%. Queridos políticos: el debate es otro. Catalunya podría aprovechar el momento de flaqueza del Gobierno de Rajoy para forzar de una vez la Constitución que reconozca un Estado plurinacional y una agencia tributaria propia para Catalunya. Podría forzar un Estado verdaderamente participativo, transparente y descentralizado. Podría forzar la transición hacia la era de las micronacionaes en red. Pero mucho me temo, que el señorito Artur Más está a otras cosas y tiene otros intereses.

No estaría de más que la red desmontase con una campaña de afecto la bomba de relojería de los impresentables gobernantes del 1%. Catalan people, we will never bomb your country. Spaniards, we will never bomb your country. Catalan people, we love you.