De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

El paréntesis de Gutenberg

La piratería no va a acabar con la industria editorial. Una profecía apocalíptica: los teléfonos móviles, las redes sociales y los videojuegos sí pueden hacerlo. Devorarán, sin duda, la industria editorial que apenas apuesta por el formato papel. Ahora una confesión: estas líneas forman parte de una estrategia narrativa para que sigas leyendo una historia personal. Prometo no mentir, eso sí. Y un final especialmente incómodo para los traficantes de celulosa (ese lobby del papel) y los señores del copyright.

La historia personal es muy sencilla. Y es de interés común. Mi última creación de ficción, #24H, acaba de conseguir su registro en el ISBN (International Standard Book Number). Ya tiene un número, 978-84-616-0745-7. Hasta hace muy poco, #24H no era nada para las máximas autoridades del libro de España. No existía. Sin ISBN, además, no podía ser encontrado en librerías. Ni siquiera podía subirse a Google Books (ahora ya está).#24H no ha tenido ISBN hasta hace unas semanas no por falta de voluntad sino porque no ha sido fácil conseguirlo. Ha sido, básicamente, una odisea.

El formato de #24H, que usa licencia Creative Commons, es híbrido: papel en Lulu y Bubok, ePub para tablets, MOB para Kindle, pdf. Además, habilitamos una sala de remezclas para que cualquier lector pudiese modificar el contenido, remezclarlo, rescribirlo. Y aquí llega el primer gran problema. ¿#24H Es un libro? ¿Un eBook? ¿Un site? Ethel Baraona, editora de Dpr-Barcelona y de #24H, me lo explicaba de una forma sintética en un mail: «Algunos de los diversos formatos en los que está publicado, como la impresión por demanda o la sala de remezclas, no están contemplados en el formulario de solicitud del ISBN y por lo tanto, dificulta su tramitación». O sea, #24H no era para el ISBN un libro de papel al uso. ¡Pero tampoco era un eBook! Otro pedacito del mail de Ethel: «Se piden datos, por ejemplo, del número de ejemplares, que al ser impresión por demanda es imposible conocer a priori . El «formato digital» solo contempla edición eBook para kindle o PDF, pero aún no incluye formatos interactivos y mucho menos un formato dinámico como la sala de remezcla».

La tecnología abre una espectacular puerta para la literatura. Para su distribución. Para su difusión. Para una nueva interacción entre creador y público. Abre la puerta incluso a la literatura colectiva, a la escritura en red, a la identidad creativa colectiva, a la remezcla. No es obligatorio hacerlo entrar en este mundo. Pero es una nueva puerta. Está abierta. Yo he participado, por ejemplo, en el proyecto colectivo Asalto, de la Fundación Robo. Sin embargo, el mundo editorial, en general, sigue considerando Internet como un enemigo.  Un libro publicado en la plataforma Booki.cc no existe para CEDRO. La Ley de la Propiedad Intelectual es tan obsoleta que publicar un texto en un PAD abierto – documento que permite la escritura colectiva online – es igual a nada.  Y ese desfase entre tecnología, formatos y leyes asusta. Aunque creo que es una buena idea aprovechar ese agujero negro – publicar novelas en PADs. por ejemplo – para dejar en evidencia el absurdo del actual marco legal de propiedad intelectual. Lo peor de todo esto: tenemos que seguir aguantando a esa extirpe creadora alienada en un elitismo totalmente arrogante. Javier Marías, en su texto Tanto compartir, arremetió con virulencia contra el crowdfunding, contra lo compartido, contra las redes sociales. Y  peor que eso:  arremetió contra cualquier tipo de interacción.

Pues tienen que saber, sí, que esa «ridícula interacción» que le causa vómitos a Javier Marías es precisamente lo que va a derrumbar su mundo. El prestigioso científico brasileño Silvio Meira publicó un texto recientemente titulado El principal enemigo del libro… En él, Silvio defendía que los videojuegos, las redes sociales y la mobilidad son los principales enemigos del libro. Silvio, citando a Thomas Petit, la teoría del paréntesis de Gutenberg. Llevamos cinco siglos presos en el formato libro, en un sistema editorial de objetos físicos, en una red de saber encerrado en bibliotecas que nos apartó de la oralidad y la performance ancestral de la cultura. La imprenta de Gutenberg nos apartó de la oralidad. Ahora, entre átomos y bits, estamos en el punto de mutación. La cultura digital supone una vuelta a la oralidad, a la interacción, a lo colectivo. La era de Gutenberg, por mucho que le pese a algunos, ha sido apenas un paréntesis en la historia de la humanidad. Aquí un texto para excépticos.

¿Y qué viene después del paréntesis de Gutenberg, de la dictadura del copyright, del lobby de la celulosa? Aquí, un pedacito del texto de Silvio Meira que no tiene desperdicio: «Después del paréntesis de Gutenberg, los nuevos modos de tratar, recibir, percibir y promover la información desajusta el espacio canónigo de composición y nos lleva a procesos de copia+mezcla+pega (o rip+mix+burn) ofreciendo nuevas y gigantescas posibilidades y, al mesmo tiempo, poniendo en riesgo un modelo (cultural, de negocio y poder) otrora [o todavía] centrado en el autor y su obra». En los últimos coletazos del paréntesis de Gutenberg, Javier Marías sigue en su torre de marfil (que se desmorona) y la viuda de Borges retira del mercado una versión-homenaje de El Hacedor escrita con pasión/admiración Agustín Fernández Mallo.

Mi historia personal tiene un final feliz. Mi libro (o lo que sea) #24H, que fue bastante comentado en redes y algunos medios, pasó desapercibido para muchos críticos literarios. Sin embargo, hubo un texto excelente que entendió todo, titulado #24H: Sinergias entre la novela contemporánea y las redes sociales. No apareció en un pomposo suplemento literario, no. Fue publicado en Playground, una publicación que suele hablar de música, vídeos, DJs, hasta de videojuegos. Bye bye, Gutenberg, como afirma el visionario Silvio Meira. Adiós, literatura-objeto.

5 comentarios

  1. Dice ser Jorge

    Un buen post que me ha hecho reflexionar… al fin y al cabo no creo que haya tanta participación puesto que el ciudadano medio se está conviertiendo en una ameba pero contantos alguno participará…

    27 diciembre 2012 | 08:09

  2. Dice ser Capitan Roberts

    Muy Buena reflexion sin embargo, debe señalarse que no es del todo cierta por los siguientes aspectos:

    1) En primer lugar, no todo lo que hay en los libros se debería considerar cultura, puesto que las nuevas tecnologías desde ordenadores a e – books han facilitado el acceso a la información a TODOS, por lo que debería producirse un cambio que tanto editoras como autores no estan por la copla. Me explico, pensar que ir a una libreria, y elegir un libro actual te cueste entre 20 y 30 euros es algo que no voy a decir de forma escrita, dada la situación actual.
    2) Es más necesario un cambio de dirección en la publicación, edición y venta de libros así como fomentar el acceso por parte de TODOS a través de las nuevas tecnologías a los libros. Debemos concienciarnos que las políticas editoras – comerciales de libros del siglo XIX NO están vigentes en la actualidad sino que, en la época de la información en la que vivimos donde damos una patada a una piedra y podemos encontrar 1000 libros sin ningún esfuerzo es anquilosarse en el pasado.
    3) Podemos traer a colación el gran debate de si libro si libro no o si es posible el cambio por e – books o las tabletas tipo ipad – Galaxy Notes, cuando ambos pueden convivir tranquilamente pero respetandose aunque con la tendencia a desaparecer del primero solamente por cuestiones de agilidad – eficiencia – versatilidad … (llamamosle como queramos)
    4) En relación a las páginas webs de descarga de libros debemos reconocer que son necesarias ya que en la sociedad en la que vivimos nos es IMPOSIBLE comprar TODO lo que leemos en la actualidad, por lo que negar esta posiblidad a través de un sistema de control de precios en los libros o exigiendo numerosos requisitos para obtenerlos es la misma barrera, quieran o no, que existió con la invención de la imprenta, en tanto, la negativa al no acceso a la cultura – información de los libros a través de los precios conlleva la incultura de los pocos que queremos seguir leyendo en la actualidad.
    5) la aparición de millones de bibliotecas no es un óbice que permita a la gente el acceso a la lectura sino que se trata de millones de pesetas y euros tirados a la basura en vez de la reducción de los precios tanto deseada por los lectores de los libros ya que no es lógico que en España algún que otro libro porno eroticos del momento se encuentren en TODAS las bibliotecas.

    Un saludo y Muchas Gracias por permitirme expresarme

    27 diciembre 2012 | 09:40

  3. Dice ser figurin

    Recuerdo la antigua tactica «la musica se muere» que queria decir mas o menos:
    – «la cultura se muere»
    – «el ocio se muere»
    No, señores lo que se muere son los intermediarios parasitos.
    Cultura libre y gratuita para todos, los autores podran subsistir desahogadamente siempre que se elimine de la ecuacion el lucro infinito de editorias y toda la lacra de intermediario.
    Cuando alguien compone una cancion, una poesia, un lienzo, una escultura… lo hace porque le sale del alma para exponerlo y obsequiarlo a la humanidad sin pensar en el lucro, pero despues vienen los proxenetas de la cultura a politizarlo todo y lo convierten en «mierda» que contra mas se menea mas peste echa.

    27 diciembre 2012 | 11:03

  4. Dice ser Miliki

    Snif snif…¿a que huele? Ah si, a argumentos resobados y manidos que todo el mundo ha leido ya mil veces.

    28 diciembre 2012 | 15:42

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