Por Rocío Castejón
Hace aproximadamente una semana leí en un diario un artículo que afirmaba que había una relación positiva entre blasfemia y honestidad. Defendía que el decir palabrotas era signo de autenticidad.
¿Es que tenemos que ser maleducados para ser auténticos? Yo creo que el asunto de las palabrotas va más ligado a la sensibilidad que a una muestra de honestidad. La autenticidad no solo se demuestra diciendo lo que se piensa si no que se demuestra haciendo lo que se dice.
La Rae define blasfemar como: “Decir palabras o expresiones injuriosas contra alguien o algo sagrado”. ¿Ofender a alguien es ser auténtico, honesto? ¿O es simplemente mala educación y una falta de respeto?