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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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Confirmado: Hollywood está muerto

Los muertos vivientes están de moda: basta entrar en una oficina de Bankia o ver Intereconomía para darse cuenta. Lo curioso es que, gracias al ilustrador Matt Buschla plaga zombi también se ha adueñado del cine clásico, convirtiendo las grandes películas de nuestra vida en algo parecido a un concierto del Dúo Dinámico.

 

'Grease' y 'E.T.', reinterpretados en 'Hollywood is Dead' (Matt Busch)

‘Grease’ y ‘E.T.’, reinterpretados en ‘Hollywood is Dead’ (Matt Busch)

Busch, al que no pienso criticar porque está calvo, es enorme y tiene los brazos cubiertos de tatuajes, es un ilustrador de cierto prestigio en la industria. Trabajó en el diseño de los personajes de Matrix o El señor de los anillos, colaboró con la serie Perdidos y, tras muchos años relacionado con Lucasfilm, recibió en 2009 un curioso encargo: dibujar seis carteles en clave zombi de la saga de La Guerra de las Galaxias para una campaña viral de Death Troopers (una novela de terror ambientada en el universo Star Wars).

Los carteles se convirtieron en un éxito, y Busch se dio cuenta de que ahí podía haber negocio. La avalancha de producciones relacionadas con los muertos vivientes debió estimularle, y el dibujante empezó a rehacer carteles históricos pasados por un filtro Walking Dead. Para monetizar el asunto, puso en marcha una campaña en Kickstarter para publicar un libro con todas las ilustraciones (más de 200), y ha sido un éxito: en tres semanas (le han sobrado seis días) ha reunido 18.000 dólares, 5.000 más de los que pedía. 

Hollywood is Dead (Hollywood está muerto), que así se llama el libro, mortifica clásicos como Desayuno con diamantes, Grease, E.T o El mago de Oz. Busch asegura no utilizar ordenadores ni nada parecido en el proceso, y viendo sus antebrazos no pienso ponerlo en duda: hace primero un cartel muy parecido al original y, mientras escucha algún disco de Julio Iglesias para inspirarse, lo cubre por una pátina de terror.

A la gente le encanta. Está claro: somos nosotros los que estamos hambrientos de zombis, y no al revés.