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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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La película definitiva sobre la homosexualidad en el surf

Kickstarter es un cajón de sastre lleno de proyectos sorprendentes. Hay, por ejemplo, un espantoso calendario de gatos disfrazados de criaturas mitológicas que ha recaudado más de 25.000 dólares en cinco meses, cuando bastaban 3.500 para hacerlo realidad.

Hay también un controlador para manejar aviones de papel a través del teléfono móvil que se ha transformado en un fenómeno. Eran necesarios 50.000 dólares para fabricarlo y ya ha recaudado más de medio millón de dólares, así que pronto nos sobrevolarán miles de avioncitos con un idiota corriendo con su móvil detrás.

Keanu Reeves (i) y Patrick Swayze (d) en 'Le llaman Bodhi'

Keanu Reeves (i) y Patrick Swayze (d) en ‘Le llaman Bodhi’

Y hay una película de surferos homosexuales, sí, de surferos homosexuales, que acaba de conseguir los 30.000 dólares australianos (unos 20.000 euros) que sus responsables necesitaban para ponerse a rodar.

Porque uno no lo sabía, pero resulta que el mundo del surf es uno de los más homófobos que existen. Ríete de los vestuarios de un equipo de rugby o del rodaje de una película de Chuck Norris: es entre trajes de neopreno, protectores solares y parafina donde más machotes hay. Si quieres hacer amigos en el pico de la ola, es mejor que te coma un tiburón a que descubran en tu furgoneta un disco de Mónica Naranjo.

«El espíritu del surf es la libertad, pero muchos surferos no pueden sentirse libres». Ese es, subrayado por una música algo dramática, el mensaje de Out in the Line-Up, el documental con el que David Wakefield y Thomas Castets van a recorrer Australia, Hawai, California, México y las Islas Galápagos entrevistando a gays y lesbianas surferos, derribando mitos y desvelando tortuosas historias.

La película, la verdad, no me interesa demasiado. Creo que con El gran miércoles y Le llaman Bodhi ya he tenido bastantes películas sobre surferos para el resto de mi vida. Pero declaro mi decepción: no esperaba que entre los surferos, tipos aguerridos llenos de tatuajes tribales, mechas y bermudas de colorines, hubiera tanta hipocresía. Y, sobre todo, proclamo mi admiración absoluta por Wakefield y Castets, gays y surferos, que van a pegarse la vida padre durante los próximos meses gracias a su revelador y trascendente proyecto.