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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

Archivo de la categoría ‘Industria’

Una pareja y su bebé recrean las películas más famosas de la historia

Tener un hijo es una de las experiencias más extremas que uno puede imaginarse. Ni practicar deportes de riesgo ni experimentar con el ácido ni afiliarse a las juventudes del PP pueden compararse a las situaciones límite que implica ser padre.

La familia Mackie, en su 'Indiana Jones y el templo maldito' particular (http://cardboardboxoffice.com)

Lo digo con conocimiento de causa: es bonito, pero terroríficamente agotador. Sin embargo, hay gente que se lo toma con humor. Con humor, arte, imaginación y cinefilia. Es lo que les pasa a Lilly y Leon Mackie, una pareja que, tras tener un hijo, se mudó de Nueva Zelanda a Sidney (Australia) y que no sabía qué hacer con los millones de cajas de cartón que les rodeaban por todos lados.

Dicen que entre la mudanza y el nacimiento del pequeño Orson «su vida social cambió drásticamente», una manera elegante de decir que se convirtieron en unos apestados sociales. Pero, en vez de suicidarse, decidieron emplear sus desocupados fines de semana en recrear entre los tres célebres escenas cinematográficas y así matar el tiempo.

La familia, en 'La Guerra de las Galaxias (http://cardboardboxoffice.com/)

La familia, en ‘La Guerra de las Galaxias (http://cardboardboxoffice.com/)

Con disfraces hechos con ropa vieja del armario y, sobre todo, toneladas de cartón e imaginación, los Mackie se pusieron manos a la obra. Destaca en cada imagen Orson, por supuesto, el pequeño de la casa, a quien auguro una vida llena de emociones fuertes con unos padres así. Están como cabras, pequeño, pero tus padres deben ser divertidos, te han puesto un nombre precioso y tú eres muy mono.

Su página web es un éxito. Tienen 11.500 seguidores en Facebook. Y una cuenta en Twitter no tan popular, pero muy activa: en ella comentan con sus fans cuál podría ser el próximo escenario a inmortalizar y cómo montárselo para mantener el nivel.

De momento, se han atrevido con La Guerra de las Galaxias, Tiburón, Parque Jurásico, Indiana Jones y el templo maldito, Alien o Solo en casa, entre otras muchas. Los resultados son notables. Y tendrán que darse prisa: dentro de poco Orson crecerá, y probablemente, como le ocurrió a Joselito o Macaulay Culkin, la gente le despreciará. Aprovechad el momento, familia Mackie, y tened feliz 2014. 

El día en el que Mick Jagger pudo convertirse en Spider-Man

Me cansan las películas de superhéroes. Me cansa que el superhéroe siempre sea un chico atormentado, que la chica siempre acabe con él y que el villano, el más divertido de todos, pierda.

Me cansa, sobre todo, que las películas de superhéroes siempre tengan una segunda, una tercera y una cuarta parte, y que ahora las vendan como historias dramáticas y tortuosas cuando son mero entretenimiento (en mi caso, aburrimiento).

Pero hay una bonita historia sobre un proyecto que no fue, y que probablemente habría sido la película de superhéroes más hortera y divertida de la historia. Quizá, con un poco de suerte, hasta habría arruinado la carrera cinematográfica de Spider-Man, ahorrándonos un montón de bodrios protagonizados por el hombre araña.

Mick Jagger en un concierto de The Rolling Stones en Newark en 2012 (GTRES).

Mick Jagger en un concierto de The Rolling Stones en Newark en 2012 (GTRES).

Sucedió a mediados de los setenta, y lo cuenta un libro llamado Marvel Comics: The Untold Story. El libro habla mucho de tebeos y superhéroes, pero también de cosas más divertidas como disputas empresariales y odios, traiciones, venganza y cómo un grupo de tipos raros, obsesionados con los cómics, conquistaron el mundo haciendo de su marginal obsesión una cultura de masas.

El libro arranca en los años sesenta, cuando toda una nueva generación de héroes propulsa a Marvel, y concluye narrando cómo, tras estar en bancarrota en 1996, Marvel resurge y es comprada a precio de oro por Disney en 2009.

Y el libro habla de cómo en 1975, animado por los éxitos televisivos de las series de dibujos Marvel Super Heroes (estrenada en 1966) y Spider-Man (1967), el productor Steve Krantz se empeña en hacer con actores reales una película sobre el hombre araña.

Krantz debía de ser divertido: era muy amigo de Ralph Bakshi, logró convencer a Robert Crumb para que les cediese los derechos de Fritz the Cat y decidió que Spider-Man no tenía que ser una película de acción convencional, sino un frenético musical lleno de canciones y bailes.

Cuando Kratz le contó su idea a Stan Lee, «padre» de Spider-Man y uno de los personajes más venerados del mundo del cómic, éste se entusiasmó. No sólo eso: exigió que Mick Jagger fuera el protagonista, y que la única alternativa admisible sería Elton John.

Por desgracia, la película no llegó a rodarse. Krantz intentó convencer a Lee para que supervisara el proyecto por una cantidad irrisoria, 10.000 dólares, la centésima parte del presupuesto que pensaba destinar a la película, un millón de dólares.

Una cifra insuficiente para que Jagger se embutiera en el traje de hombre araña. Una lástima: quizá, sólo quizá, ese habría sido el papel que le consagrara en el cine, donde Jagger ha desfilado por títulos casi olvidados como Performance. Respecto a Elton John… Sólo imaginarlo lanzando telarañas y balanceándose colgado de un hilo causa hilaridad, aunque al menos él sí ha encontrado su lugar en la industria cinematográfica como productor y compositor.

¿Y Spider-Man? Mucho después, en 2002, fue clave para que Marvel conquistara las salas de cine y comenzara la insufrible marabunta de películas de superhéroes que ahora vivimos. Y todo hay que decirlo: Stan Lee y Krantz no andaban tan equivocados. La historia del chico al que picó una araña radiactiva merecía ser cantada, y en 2011 se estrenó en Broadway el musical Turn Off the Dark, con música y letra de Bono y The Edge y el dudoso honor de ser la producción teatral más cara de todos los tiempos.

El cartel del ‘Episodio VII’, visto a través de Tarantino, Allen o Scorsese

Fue el 12 de octubre de 2012: Disney anunció que compraba LucasFilm y que, por extensión, resucitaría la saga de La Guerra de las Galaxias con el estreno del Episodio VII en verano de 2015. Después se supo que J.J. Abrams sería el director, que la película se retrasaba hasta las navidades de 2015 y se sigue especulando con la presencia de Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher como los Han Solo, Luke Skywalker y Leia Organa originales.

Hasta ahí, lo que se sabe. Pero luego viene la rumorología que circula por Internet y, cómo no, las «alucinaciones» de los fans de la saga, ansiosos porque empiece a gotear el material de la película más esperada de los próximos tiempos.

Entre ese material está, por supuesto, el primer póster de la película, que adelantará el tono de la nueva entrega. Pero varios artistas se han lanzado a explorar cómo podría ser ese primer cartel e, inspirándose en otras películas muy conocidas, han planteado este divertido juego «metacinematográfico» que propone posibilidades de lo más inesperadas…

En el improbable caso de que Woody Allen hubiera sido el elegido para dirigir esta nueva entrega, quizá la historia hubiera girado en torno a una cómica historia de amor entre C3PO y R2D2... ¿Prometedor, no?

En el improbable caso de que Woody Allen hubiera sido el elegido, quizá el ‘Episodio VII’ habría girado en torno a una cómica historia de amor entre C3PO y R2D2… ¿Prometedor, no?

 

La Princesa Leia Organa vuelve con fuerza en este 'Episodio VII'... Con claras reminiscencias a 'Kill Bill'. ¡Qué grande habría sido esta nueva entrega de haberla dirigido Tarantino!

La Princesa Leia Organa vuelve con fuerza… Con claras reminiscencias a ‘Kill Bill’. ¡Qué grande habría sido esta nueva entrega de haberla dirigido Tarantino!

 

Le toca el turno a Han Solo, que toma el relevo de Bruce Willis en el póster de 'Sin City', de Frank Miller

Le toca el turno a Han Solo, que toma el relevo de Bruce Willis en el póster de ‘Sin City’, de Frank Miller

 

¿Y si el 'Episodio VII' se pusiera serio y, de alguna manera, estuviera ligado al 'Taxi Driver' de Scorsese? Al menos en lo estético, la cosa tendría muy buena pinta...

¿Y si el ‘Episodio VII’ se pusiera serio y, de alguna manera, estuviera ligado al ‘Taxi Driver’ de Scorsese? Al menos en lo estético, la cosa tendría muy buena pinta…

 

Nada más anunciarse que el 'Episodio VII' correría a cargo de Disney, la web teamcoco.com lanzó una serie de divertidos carteles al respecto. Este es uno de los mejores...

Nada más anunciarse que el ‘Episodio VII’ correría a cargo de Disney, la web teamcoco.com lanzó una serie de divertidos carteles al respecto. Este es uno de los mejores…

 

Michael Arndt, autor del guión de 'Pequeña Miss Sunshine', iba a ser también el autor del libreto del 'Episodio VII'. Finalmente Ardnt ha quedado fuera del proyecto, pero hubo quién relacionó la película por la que se llevó un Oscar con la nueva entrega galáctica...

Michael Arndt, autor del guión de ‘Pequeña Miss Sunshine’, iba a escribir el ‘Episodio VII’. Finalmente Ardnt está fuera del proyecto, pero hubo quién relacionó con bastante gracia la película por la que se llevó un Oscar con la nueva entrega galáctica…

 

Vamos con otra visión "tarantinesca" de 'Star Wars'... Esta vez con los "stormtroopers' del Imperio metidos en los trajes negros de 'Reservoir Dogs'.

Vamos con otra visión «tarantinesca» de ‘Star Wars’: esta vez con los «stormtroopers’ del Imperio metidos en los trajes negros de ‘Reservoir Dogs’.

 

Y para terminar... Otra pareja "imposible": 'La Guerra de las Galaxias' y Tim Burton, en este caso a través del cartel de 'Sleepy Hollow'.

Y para terminar, otra pareja «imposible»: ‘La Guerra de las Galaxias’ y Tim Burton, en este caso a través del cartel de ‘Sleepy Hollow’.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La película definitiva sobre la homosexualidad en el surf

Kickstarter es un cajón de sastre lleno de proyectos sorprendentes. Hay, por ejemplo, un espantoso calendario de gatos disfrazados de criaturas mitológicas que ha recaudado más de 25.000 dólares en cinco meses, cuando bastaban 3.500 para hacerlo realidad.

Hay también un controlador para manejar aviones de papel a través del teléfono móvil que se ha transformado en un fenómeno. Eran necesarios 50.000 dólares para fabricarlo y ya ha recaudado más de medio millón de dólares, así que pronto nos sobrevolarán miles de avioncitos con un idiota corriendo con su móvil detrás.

Keanu Reeves (i) y Patrick Swayze (d) en 'Le llaman Bodhi'

Keanu Reeves (i) y Patrick Swayze (d) en ‘Le llaman Bodhi’

Y hay una película de surferos homosexuales, sí, de surferos homosexuales, que acaba de conseguir los 30.000 dólares australianos (unos 20.000 euros) que sus responsables necesitaban para ponerse a rodar.

Porque uno no lo sabía, pero resulta que el mundo del surf es uno de los más homófobos que existen. Ríete de los vestuarios de un equipo de rugby o del rodaje de una película de Chuck Norris: es entre trajes de neopreno, protectores solares y parafina donde más machotes hay. Si quieres hacer amigos en el pico de la ola, es mejor que te coma un tiburón a que descubran en tu furgoneta un disco de Mónica Naranjo.

«El espíritu del surf es la libertad, pero muchos surferos no pueden sentirse libres». Ese es, subrayado por una música algo dramática, el mensaje de Out in the Line-Up, el documental con el que David Wakefield y Thomas Castets van a recorrer Australia, Hawai, California, México y las Islas Galápagos entrevistando a gays y lesbianas surferos, derribando mitos y desvelando tortuosas historias.

La película, la verdad, no me interesa demasiado. Creo que con El gran miércoles y Le llaman Bodhi ya he tenido bastantes películas sobre surferos para el resto de mi vida. Pero declaro mi decepción: no esperaba que entre los surferos, tipos aguerridos llenos de tatuajes tribales, mechas y bermudas de colorines, hubiera tanta hipocresía. Y, sobre todo, proclamo mi admiración absoluta por Wakefield y Castets, gays y surferos, que van a pegarse la vida padre durante los próximos meses gracias a su revelador y trascendente proyecto.

Habrá una quinta parte de Indiana Jones… Y será de Disney

Malas noticias para los que se rasgaron las vestiduras cuando Disney se hizo con los derechos de la saga de La Guerra de las Galaxias: la casa de Mickey Mouse es también, desde ahora, la de Indiana Jones.

Indiana Jones

Los derechos para producir nuevas aventuras del arqueólogo más famoso del mundo ya pertenecían a Disney desde que, en 2012, compró LucasFilm por 3.125 millones de euros, pero era Paramount Pictures quien conservaba la última palabra en todo lo referente a la distribución. Eso suponía que, en teoría, Disney podía desarrollar nuevos proyectos, pero siempre con el permiso de Paramount… Que acaba de concederlo a cambio de una pequeña parte de los  beneficios de próximas entregas, y que conserva todos los derechos de las cuatro primeras películas de la saga.

Cuando hace poco más de un año Disney anunció que adquiría LucasFilm, también se precipitó a anunciar que pronto habría nuevas entregas de La Guerra de las Galaxias, películas satélite sobre algunos de sus personajes y todo tipo de posibles inventos. De momento no ha pasado lo mismo con Indiana Jones, aunque es de esperar que muy pronto haya noticias al respecto.

Para empezar, las piezas para que Harrison Ford participe en el Episodio VII de Star Wars empiezan a encajar: ambas franquicias están en las mismas manos, Disney, y el manager del señor Ford tendrá que sentarse a negociar con muchas menos personas.

Por otra parte, muchos consideran que la llegada de Disney implicará muchos cambios en todo lo que respecta a Indy. Steven Spielberg no parece muy interesado en participar en una quinta entrega, y algo parecido le pasaría a George Lucas. Ford, por muchas ganas que tenga, ha cumplido ya los 70 años. Y la presencia de tipos como John Lasseter o cualquiera de las mentes pensantes de Marvel en Disney ha hecho especular a algunos con que habrá un Indiana Jones V, pero será de dibujos animados y supondrá una refundación de la saga.

¿Un Indiana Jones otoñal y melancólico con Harrison Ford o una película de animación que reinvente al personaje? Lo veremos, seguro, en breve, porque muchos millones de dólares están en juego.

 

Marilyn, Natalie Wood, Heath Ledger y otros mitos con películas inacabadas

Mientras millones de consternados aficionados al cine se enteraban el domingo por la mañana de la muerte de Paul Walker, los teléfonos móviles de las más altas instancias de Universal Pictures funcionaban a pleno rendimiento. A todo gas, la franquicia más rentable de la casa, estaba en peligro: su protagonista acababa de morir con la séptima entrega en pleno rodaje. ¿Qué hacer?

Marilyn Monroe ríe en la piscina durante el rodaje de 'Something's Got To Give' (fotografía de Lawrence Schiller)

Marilyn Monroe ríe en la piscina durante el rodaje de ‘Something’s Got To Give’ (fotografía de Lawrence Schiller)

 

Antes de que se dispararan los rumores, el estudio comunicó sus planes: el rodaje se paralizaba pero la película, aunque con retraso (estaba prevista para el 11 de julio), se estrenaría. Nada que ver con lo que pasó hace justo veinte años con la mucho más pequeña Dark Blood, que de la noche a la mañana se quedó huérfana de River Phoenix. La incipiente estrella era el alma de la película y, como bien sabe su director, el holandés George Sluizer, su muerte a las puertas del Viper Room la convirtió en un proyecto maldito.

Maldito… Hasta que Sluizer presentó en 2012, casi 20 años después y sin provocar demasiado entusiasmo, la película. Phoenix había rodado los exteriores (casi todo el guión transcurría en el desierto), y fue precisamente durante el rodaje en Los Angeles para trabajar en plató cuando el actor falleció. Iban a ser dos semanas de trabajo, pero el joven murió la primera noche en una desbocada juerga.

Nada más saberlo, los productores, la compañía que aseguraba el proyecto y el banco que lo respaldaba emprendieron una guerra para ver a quién pertenecían los negativos. Durante siete años la película estuvo guardada bajo llave (700 kilos de material), hasta que las partes implicadas tomaron una decisión salomónica: quemarla. Pero el director indagó hasta encontrar quién podría entrar en el almacén, hacer saltar los candados y meter los rollos de celuloide en un camión, y el resto es historia: Sleizer guardó otros 10 años el material rodado (y robado) y, cuando se vio con fuerzas, lo montó. ¿El resultado? La que será, siempre, la última película de la que pudo haber sido la gran estrella de las últimas dos décadas.

River Phoenix en 'Dark Blood'

River Phoenix en ‘Dark Blood’

Un final heroico y comparable al de El imaginario del Doctor Parnassus, el proyecto con Terry Gilliam que Heath Ledger empezó a rodar tras El Caballero Oscuro. No pudo ser: a las tres semanas de rodaje, y con sólo 28 años, Ledger fue hallado muerto por una sobredosis de fármacos. Pero su carisma era tan grande que tres de sus amigos y admiradores, Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, se pusieron en contacto con Gilliam para terminar la película. El guión fue reescrito, los tres galanes encarnaron al personaje de Ledger en tres diferentes mundos y la película llegó a estrenarse con un relativo éxito.

Si en ese caso hubo que recurrir a otras estrellas, para completar la actuación de Brandon Lee en El cuervo apenas bastaron unos cambios en el guión, un doble y retoques digitales. El hijo de Bruce Lee murió al ser alcanzado en el rodaje por un disparo real en lugar de una bala de fogueo y Paramount, horrorizada, decidió dejar el proyecto. Pero los dueños de Miramax, los célebres hermanos Weinstein (famosos por una intuición sólo comparable a su falta de escrúpulos) estrenaron poco después la película, convirtiéndola en una especie de homenaje al actor fallecido. El resultado, un éxito mundial y hasta una segunda parte con Vincent Perez en lugar del malogrado Lee.

No le fueron tan bien las cosas a MGM, la legendaria Metro, que reunió a dos estrellas como Christopher Walken y Natalie Wood en lo que parecía uno de los éxitos asegurados de 1982, Proyecto Brainstorm. Douglas Trumbull, que había trabajado en los efectos especiales de 2001, una odisea en el espacio o Blade Runner dirigiría la película, en la que aplicaría algunas innovaciones técnicas que auguraban una enorme repercusión.

La bellísima Natalie Wood en una imagen de 'Proyecto Brainstorm'

La bellísima Natalie Wood en una imagen de ‘Proyecto Brainstorm’

 

Pero en noviembre de 1981, durante un descanso del rodaje, Natalie Wood se ahogó en extrañas circunstancias. El estudio canceló la producción para cobrar la indemnización del seguro, pero Trumbull se opuso: argumentaba que casi todo el material estaba filmado y que bastaría una doble de cuerpo de Wood para terminar dos escenas y poder montar la película. La insistencia del director y el hecho de que la compañía de seguros Lloyd’s ofreciera a otros estudios el material existente obligó a MGM, de mala gana, a dar luz verde al estreno, que resultó un fracaso. Decepcionado por lo ocurrido Trumbull dejó de dirigir largometrajes, aunque siguió en la industria diseñando parques de atracciones y, sobre todo, como uno de los mandamases de IMAX, la empresa canadiense de cine panorámico.

Otra leyenda del cine, Marilyn Monroe, también nos dejó con un título legendario e inacabado: Something’s Got to Give. Aunque el proyecto contaba con algunos de los más grandes nombres de Hollywood (el director George Cukor y estrellas como Monroe, Dean Martin o Cyd Charisse), todo lo que podía salir mal fue todavía peor. Dean Martin cayó enfermo y Cukor decidió empezar a rodar las escenas en solitario de Monroe, pero la actriz andaba bastante desorientada e, incapaz de ir a trabajar dos días seguidos, complicó el rodaje hasta ser despedida por 20th Fox. Recuperado, Martin insistió en que la película no tendría sentido sin la bella rubia (a la que iba a sustituir Lee Remick), que fue readmitida… Pero que no volvió a pisar el plató al morir un 5 de agosto de 1962 con apenas 36 años.

La película, una nueva versión de Mi mujer favorita, fue durante muchos años un «fantasma». Monroe llegó a rodar 37 minutos aprovechables, en los que, pese a sus problemas y una anormal delgadez, está más bella que nunca, e incluye inolvidables escenas de la actriz en una piscina que fueron publicitadas como el primer desnudo integral de una gran estrella en el cine.

 

La película nunca llegó a estrenarse, Monroe se convirtió en una leyenda y, un año después, la también rubia pero mucho menos exquisita Jayne Mansfield le quitó «el honor» de aparecer desnuda en la gran pantalla. Hollywood, además, no entiende de sentimientos: sólo 16 meses después de morir Marilyn Fox estrenó Apártate cariño, con el mismo argumento, decorado y personajes, y donde la protagonista Doris Day usó algunos de los peinados y modelos de Monroe en el calamitoso rodaje.

Está de más decirlo, pero le quedaban a ella muchísimo mejor que a ninguna.

Una escultura en honor a un crítico de cine

En España sería tan inimaginable como ver dimitir a un político: erigir una escultura a un crítico de cine. Imposible. Porque aquí sabemos que los críticos de cine son como toda «la gente del cine»: unos vagos redomados, sinvergüenzas y canallas.

Y los críticos son los peores de todos, porque encima se quedan dormidos en las películas y huelen a butaca vieja.

Maqueta de la escultura de Roger Ebert, obra del artista Rick Harney (WWW.EBERTSCULPTURE.ORG)

Maqueta de la escultura de Roger Ebert, obra del artista Rick Harney (WWW.EBERTSCULPTURE.ORG)

 

En EE UU, en cambio, están muy bien vistos. Sobre todo uno, Roger Ebert, el único crítico de cine que ha ganado un Pulitzer. Además de escribir durante décadas en el Chicago Sun-Times, Ebert despellejaba películas en televisión, escribió decenas de libros y era adorado en la Red. Hasta la industria le amaba (o le temía, lo que viene a ser lo mismo), dándole una de esas espantosas estrellas del Paseo de la Fama de Hollywood.

¿Los gustos de Ebert? Ahí van algunas de sus películas favoritas: 2001 una odisea en el espacio, Apocalypse Now, Aguirre o la cólera de Dios, Ciudadano Kane, La Dolce Vita, Toro salvaje, El maquinista de la general, Cuentos de Tokio, Vértigo o El árbol de la vida. Echo de menos alguna de Steven Seagal, pero la lista no es mala.

Ebert murió en abril de este año, pero no se han olvidado de él. Un grupo de admiradores capitaneado por su esposa, Chaz, se ha empeñado en erigir una escultura de bronce en Champaign, cerca de Chicago, con su figura. No van mal: en apenas unos días ya tienen la quinta parte del dinero que necesitan. Y, para rematar el homenaje, Scorsese busca fondos para producir un documental sobre su vida. 

¿Se imaginan algo parecido en España? Almodóvar haría una película sobre Carlos Boyero, pero de terror. Y con el público pasa lo mismo: si un crítico dice que una película es buena todo el mundo piensa que es porque le han invitado a comer, y si asegura que es mala será porque no le invitaron.

¿La verdad? Que le habrán invitado a comer pero dirá que la película y la comida eran una mierda, y que en el cine hacía frío.

Porque así son los críticos, gente desagradable y desagradecida. Pero no seamos tan duros con ellos. Critican mucho, es verdad, pero sólo porque así van gratis al cine y les obsesiona poner estrellitas a las cosas. 

 

*Dedicado a mis amigos Fernando Bernal, Nando Salvá, Alejandro Lingenti, Luis Martínez, Gregorio Belinchón, Sergi Sánchez, José Arce, Jordi Costa, Juan Sardá, Rubén Romero, Carlos Gómez, Salva Llopart, Fausto Fernández, Ignacio Estrada y tantos y tantos otros sufridores del sector.

 

La desconocida mujer que escribe los tuits de las grandes estrellas

Cuando Channing Tatum se contonea en una película miles de personas se relamen, pero eso no es nada comparado con lo que provocan sus chistes en Internet.

Zac Efron no tiene tantos músculos, pero sí una sonrisa angelical. Todavía no ha hecho una película potable, pero si alza una de sus perfiladas cejas millones de chicas lo retuitearán con histeria.

No, Channing: sabemos que con esos deditos no escribes tus tuits.

No, Channing: sabemos que con esos deditos no escribes tus tuits.

 

Porque a Tatum le siguen casi 18 millones de personas a través de Twitter, Instagram y Facebook, y con Efron pasa algo parecido: tiene casi 17 millones de admiradores entre las tres redes sociales.

Grave, sí, ¿pero saben lo peor de todo? Que ninguno de los dos escribe una sola de las palabras que tanto emocionan a sus fans.

Lo siento. Había que decirlo. Su abrumador éxito en Internet se debe a una negra diminuta y desconocida, LaQuishe Wright, con más o menos el mismo carisma en la Red que un político español.

Eso sí, su historia es mucho más emotiva y humana que la de Rubalcaba o Rajoy. En 2004, tras deambular por varios empleos, Wright creó una empresa de diseño web y marketing que no lograba arrancar, pero la cosa fue todavía peor cuando dos años después le diagnosticaron una grave enfermedad a su bebé de diez meses.

Wright entró en una depresión, hasta que una película la rescató del pozo: un musical llamado Un paso adelante. Si la han visto probablemente les habrá dado ganas de suicidarse, pero a LaQuishe le pasó lo contrario: para que luego digan que el cine mediocre sólo sirve para recibir subvenciones.

La cosa no quedó ahí. LaQuishe terminó de espantar su pena creando una web consagrada a su nuevo ídolo, Channing Tatum Unwrapped, donde aplicó sus conocimientos de marketing cibernáutico y que en un solo mes ya tenía 30.000 usuarios únicos. El bebé se curó. Los padres de Tatum le felicitaron por la web sobre su hijo. Y, finalmente, el milagro se completó: el propio actor contactó con ella para pedirle que su página fuera su web oficial.

El resto ya os lo he contado: la vida digital de Tatum quedó en manos de la hábil Wright, que después ha sumado como clientes a Zac Efron, Paul Walker o el escritor Nicholas Sparks (en cuyos lacrimógenos libros se basan algunas exitosas películas de los últimos años). La tipa es una auténtica genia propulsando carreras con mensajitos de móvil.

Querida LaQuishe: no soy digno de que entres en mi blog, pero si lo haces y te animas a hacer conmigo lo que has hecho con tus chicos prometo aprender a bailar y ponerme tan cachas como ellos.