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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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Clara Lago: «No es normal pagar nueve euros por el cine»

Algo tendrá Clara Lago para que, en los últimos meses, la hayamos visto en decenas de revistas y en diversas campañas de publicidad. ¿Algo? Sí: es guapa. Charlatana. Y, sobre todo, se lo «curra» como actriz. Porque en los últimos meses ha estrenado Tengo ganas de ti, Fin o, este viernes, ¿Quién mató a Bambi?, en la que también trabajan Quim Gutiérrez (otro de los actores del momento) y Ernesto Alterio.

Clara Lago

«¿Chica de moda?», responde algo ofendida cuando se le comenta lo mucho que la vemos últimamente. «No me gusta escuchar eso de chica de moda… ¡Suena a algo muy pasajero, a que estás ahí un tiempito y luego se olvidan de ti! Llevo muchos años trabajando en esto, y desde que pisé un plató por primera vez me convencí de que no me iban a sacar de aquí».

No hay intención «de sacarla», porque no para ni en lo profesional ni en lo personal. Acaba de volver a Madrid tras vivir un tiempo en Barcelona, donde debutó en el teatro. Estuvo unos meses en Alemania, haciendo otra película. Rodó Ocho apellidos vascos, pendiente de estreno. Y ahora ensayará, para el teatro, La venus de las pieles.

¿Y las revistas y los anuncios? «Siempre te viene bien que se te vea… Pero, sobre todo, sirve cuando tiene un sentido y tienes algo de qué hablar. No soporto a la gente que no para de salir en los medios y siempre cuenta lo mismo». En su caso, podría contar cuando apareció por primera vez en Manos a la obra o, sobre todo, qué pasó cuando se empezó a hablar de ella por El viaje de Carol. «Recuerdo esos rodajes… Era una cría, pero no quería volver a casa. Quería quedarme a vivir allí. ¡Ya amaba este trabajo!»

Y el trabajo se lo ha devuelto. ¿Su secreto? Trabajar y, sobre todo, «cuidar» su carrera. «Mis padres y mi representante siempre me han apoyado, obligado a estudiar y recordado que ésta es una carrera de fondo. Está claro que al principio hay que decir que sí a casi todo, pero luego tienes que rechazar cosas. No es una cuestión de dinero, del guión… Es que te haga ilusión. Que te apetezca currar en ese proyecto. Porque si no te desgastas, porque esto también quema mucho».

Y volviendo a Quién mató a Bambi… ¿Qué hace falta para que se convierta en un éxito? ¿Qué necesita el espectador español para que vuelva a llenar las salas? «No tengo toda la información, pero lo de la Fiesta del Cine da una pista porque fue muy bestia con esas colas… ¿Mi conclusión? Que el precio del cine no está donde tiene que estar. Ojo: es una industria que no se sostendría cobrando cada entrada a dos euros, pero tampoco es normal tener que pagar nueve por ver una película».

Considera que el 21% del IVA a la cultura «es demencial, una vergüenza», y aunque no se atreve a decir que el Gobierno quiera boicotear al cine sí asegura que, desde el No a la guerra, «nos tienen marcados con una crucecita y en la lista negra». En todo caso, «pasa lo mismo, o peor, con la educación, con la sanidad… Es como una broma de mal gusto. ¿Dónde han puesto la cámara oculta?»

Para acabar, ¿Quién mató a Bambi? ¿Por qué pagar nueve euros, o dos, o los que sean, por verla? «Porque te vas a reír seguro. Porque es una comedia macarra, negra. Y porque no se hizo con ese propósito, pero tiene una parte de reflejo social que, además, la hace perfecta para estos tiempos».

Ana Botella y Robocop

Déjate de armas, Robocop, y en lugar de ese pistolón agarra una escoba y ponte a barrer Madrid. Eso podríamos decirle al protagonista de la nueva versión del éxito ochentero, cuyo cartel definitivo ha sido presentado estos días y en el que es imposible no reconocer los rascacielos del Paseo de la Castellana.

Cartel del nuevo 'Robocop'

 

Alargados, acristalados, futuristas, imponentes… Parece que Robocop va a cruzar la calle para coger el autobús en Plaza Castilla. Por supuesto, el argumento de la película dirigida por Jose Padilha (autor de Tropa de élite) no discurre en Chamartín ni el madero híbrido va a detener a nadie en Lavapiés, pero no puede ser casualidad que los edificios de ese Detroit futurista se parezcan tanto a los que ahora ocupan la antigua Ciudad Deportiva.

No hay confirmación oficial de que los autores del cartel (que se usará a nivel mundial) se hayan inspirado en los rascacielos de Madrid. La distribuidora de la película dice no saber nada del asunto, aunque reconoce haber preguntado ya a la central en EE UU por el tema. Y, eso parece seguro, Ana Botella no tiene nada que ver.

Así que Robocop no se tomará un relaxing café con leche ni tendrá que amenazar a los miembros del COI para que le concedan a la ciudad unos Juegos Olímpicos: seguirá donde tiene que estar, en un futuro y arruinado Detroit. ¿Y Madrid? Pues eso: ni siquiera podrá presumir de haber enrolado en sus filas a Robocop.

Por sus calles-estercolero, en lugar de este deslumbrante engendro-metálico-policial, apenas patrullarán las ratas y el mucho más apropiado Torrente.

PD: Otra cosa, para que vean que también hablamos de cine: la película se estrenará en España el 7 de febrero de 2014. Seguiremos informando.