En pantalla
Hay algo de personaje sacado de una fábula, ávido de descubrimientos y curiosidad, o tanteando el terreno, en esos ojazos de Emma Stone (quizás nunca tan bien aprovechados como hasta ahora), siempre alerta o escudriñando entre pasillos y estancias, a oscuras o recargadas de tapices y adornos, en la corte de la reina Ana de Gran Bretaña a inicios del siglo XVIII.
La misma habitación, aunque pequeña y austera, sin ornamentos, donde duerme su personaje, Abigail, parece extraída de un cuento (el hogar de una niña humilde que espera tener mejor destino), o su mismo principal pretendiente se asemeja a un príncipe azul. Y la caracterización de la reina Ana (Olivia Colman), enferma, depresiva y desorientada, recuerda a la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas de la versión Disney, sobre todo por su maquillaje o en los momentos en los que se muestra histérica y gritona.

(®Fox)