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Famosos actores que han odiado a sus personajes o películas

Listas de cine

Una apuesta arriesgada, un giro radical en su carrera o la película que les puede lanzar a la fama y gloria internacional. Trabajar junto a otros reconocidos colegas o nuevos talentos. Sea por claras razones económicas o artísticas, y con la mayor de las ilusiones o… apatías, lo cierto es que más de un intérprete ha despotricado luego de películas en las que habían participado o de sus interpretaciones y personajes, algunos de los cuales incluso se han convertido en auténticos iconos.

En la página Craked.com nos topamos con una recopilación de dardos envenenados, en forma de declaraciones, que realizaron actores y actrices sin piedad alguna hacia sus obras, directores o interpretaciones. Esta es a su vez una selección de algunas de ellas más otras añadidas.

 

Ben Affleck en ‘Daredevil’ (2003)

Ben Affleck - Daredevil

( ©Fox )

En una reciente entrevista en The New York Times para promocionar Batman v Superman: El amanecer de la justicia lanzó la confesión que nos interesa: «Esta es la película que deseo hacer (Batman v Superman). Quiero formar parte de esto. Al menos por una vez hacer un personaje de superhéroe bien. Y es que odio muchísimo Daredevil«. Su director, Mark Steven Johnson, nos regaló en 2007 otro filme de superhéroes, Ghost Rider. El motorista fantasma, con Nicolas Cage. Y a la compañera de reparto de Ben en Daredevil, Jennifer Garner, tampoco le fue demasiado bien con el spin-off, el largometraje en solitario de Elektra (2005).

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‘Tomorrowland’, con George Clooney, ¿será una de las películas del año?

Tomorrowland: El mundo del mañana

Promete ser una montaña rusa de emociones y aventuras, y además ha sido en parte rodada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Más alicientes. Sus protagonistas son George Clooney, Hugh Laurie y la joven Britt Robertson (Angie McAlister en La cúpula); y el director es Brad Bird, el de las obras maestras de la animación Los increíbles y Ratatouille. En imagen real debutó con Misión: Imposible. Protocolo fantasma.

Tomorrowland: El mundo del mañana será el gran parque de atracciones, cinematográfico, que prepara Disney de cara a este verano. Misterio, aventuras y fantasía en el que el lugar que da nombre al título pertenece a una realidad alternativa, en un lugar del espacio y el tiempo indeterminado. Hasta allí podrán trasladarse un veterano inventor, exniño prodigo (Clooney), y una muchacha dotada de una especial inteligencia (Robertson).

El hombre desilusionado y hastiado de todo junto con la joven repleta de vitalidad y curiosidad para enderezar unos eventos (ya veremos cuales) que, naturalmente, podrían llegar a cambiar el destino del mundo entero. Y es que el guión ha sido coescrito por Brad Bird y Damon Lindelof, o séase, uno de los creadores y también guionista de Lost (Perdidos).

Esta misma semana se ha presentado el segundo tráiler en el que puede verse cómo ha quedado La Ciudad de las Artes y las Ciencias una vez pasado por el filtro de los efectos visuales. Concretamente, se puede apreciar desde el minuto 1:15 al 1:19 y también entre el 1:24 y el 1:26.

El estreno en Estados Unidos está previsto para el 22 de mayo; y en nuestros cines una semana más tarde, el viernes 29.

A continuación, el tráiler en versión original con subtítulos.

 

( Imagen cabecera: Disney )

 

Crítica: ‘Magia a la luz de la Luna’, Woody Allen y el carácter maravilloso del amor

Este mismo año, George Clooney estrenaba Monuments Men, dirigida y protagonizada por él mismo, una aventura bélica ambientada en la II Guerra Mundial digamos que simpática y sin mayores pretensiones. Tampoco fue especialmente del gusto de la mayoría (para mí, se quedó a medias en su fallida propuesta). Magia a la luz de la Luna (Magic in the Moonlight) se engloba en esta línea de cine que Clooney también deseaba recuperar con nostalgia, el de antaño, el de ese Hollywood dorado de la primera mitad del siglo XX.

Woody Allen retrocede a una época idealizada que le encanta, la de los años veinte (la de los “felices” de entreguerras) con música jazz y swing, y fotografía (estupenda de Darius Khondji) bañada en luces ensoñadoras. Todo a juego para recrear lo que sería una comedia hollywoodiense de las que tenían tanto éxito popular durante los 30 o 40, sólo que a todo color. Magia a la luz de la Luna gana enteros si, pese a ser un cine obsoleto, pensamos que fácilmente su pareja protagonista pudiera haber sido Carole Lombard, Katharine Hepburn o Claudette Colbert, por el lado femenino, o un Clark Gable, John Barrymore o Gary Cooper, en el masculino. Comedias tan previsibles como encantadoras, destinadas al gran público, muchas de ellas logrando trascender a su mera condición de entretenimiento para masas. En Magia a la luz de la Luna no hay los gags físicos de la screwball, sino una narración que se sustenta en lo discursivo (varias veces diálogos excesivos o redundantes) de sus protagonistas. Personajes que hablan mientras se pasean por mansiones, jardines, carreteras o playas rocosas de los parajes de la Costa Azul francesa.

Magia a la luz de la Luna Stanley, interpretado por Colin Firth, es un prestigioso mago (su nombre y apariencia artística es el del chino Wei Ling Soo) capaz de hacer desaparecer de escena a un enorme elefante gracias a sus trucos, también entregado a su otro pasatiempo favorito, el de desenmascarar a falsos médiums que dicen tener el don de contactar con el Más Allá. Definido como “un pesimista aburrido”, además de gruñón y descreído, acepta el encargo de un viejo amigo suyo para poner en evidencia a una bella joven, Sophie (una Emma Stone, actuando con los ojos bien abiertos y una ligereza maravillosa), que parece tener un don increíble y real como mística. Además, él es británico y ella norteamericana, nuevamente el choque y prejuicios entre culturas rivales está servido, aunque apenas se trate tangencialmente.

La posibilidad que el don de Sophie sea real hará replantearse en Stanley toda su rígida visión racional, experimentará un mundo intangible que escapa a nuestra lógica, en otras palabras, que la magia existe y no se puede descifrar, controlar o prever. Y naturalmente, Woody Allen con ello no nos está hablando de los espíritus y ectoplasmas sino del amor. A sus 79 años, en plena forma para entregarse a este ligero entretenimiento, vital y optimista, siguiendo temáticas a las que ya recurrió en Alice, La maldición del escorpión de Jade o Conocerás al hombre de tus sueños, el recurso de la magia y de un posible Más Allá, sólo para hablar de los misterios del corazón o de la necesidad de la ilusión y del engaño para ser felices. Como lo que nos ofrece el mismo cine, como en La rosa púrpura del Cairo.

Magia a la luz de la Luna se centra sobre todo en su pareja protagonista (aunque haya secundarios entrañables como la tía Vanessa, Eileen Atkins), y se olvida prácticamente de los demás (el amor es así, sólo mima a la pareja de enamorados). Por suerte, también posee sus propios momentos de magia. La escena del observatorio bajo el manto de las estrellas, en un lugar que se convertirá en idílico y simbólico para su pareja protagonista. Así como no pocos momentos inspirados en los diálogos. Stanley puede llegar a creer en que el don de Sophie sea real, pero no por ello deja de sentir un poco de desdén por considerarlo que “no es tuyo. Naciste con él”. Stanley prefiere valorar lo que se hace a base de trabajo, esfuerzo y talento, aprendiendo y mejorando con el tiempo. Lo que se adquiere a lo que viene concedido. Su otra frase de “Tengo sentimientos positivos irracionales” (hacia Sophie) es igualmente memorable.

Sin olvidar el diseño de vestuario creado por la asturiana Sonia Grande, con trajes y chaquetas tweed formales y más oscuros para Stanley, y en contraste modelitos mucho más juveniles, coloristas y alegres para Sophie, acentuando sus caracteres tan opuestos y aún así irrazonablemente destinados a sentirse unidos. Magia a la luz de la Luna podría parecer una “obra menor”, un divertimento tan “aburrido y previsible” como la misma concepción de la vida que tiene su protagonista Stanley, y más teniendo en cuenta que el pasado año Allen nos brindó una de sus mejores películas de los últimos años, Blue Jasmine. Sólo que resulta agradablemente entretenida y redonda en lo que pretende ser y es.

 

Puntuación:

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( Imágenes: Warner Bros. )