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Nacidos para provocar: lo nuevo de Lars von Trier y Gaspar Noé

Listas de cine

Las dos películas se presentaron en primicia en el pasado Festival de Cannes, ambas cuentan con distribución y se estrenarán en nuestras salas. Y también son dos títulos que está previsto que se proyecten en el próximo Festival de Cine Fantástico de Sitges, que tendrá lugar del 4 al 14 de octubre.

Cine de autor sin paliativos, cineastas fieles a sus postulados y a su forma de ser y rodar. Buscando remover conciencias y estómagos. Uno es de sobras conocido, el danés Lars von Trier, el otro es el director argentino afincado en Francia Gaspar Noé. Y ambos tienen preparados nuevos «artefactos» fílmicos para provocar al personal: The House That Jack Built y Climax, respectivamente. Cuando lleguen a las pantallas, prometen no dejar indiferentes a nadie, aunque no se hayan visto.

‘The House That Jack Built’ de Lars von Trier

The House That Jack Built

( ©Golem Distribución )

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Sitges 2015: ¿Cómo es ver porno en 3D? (‘Love’, de Gaspar Noé)

Love 3D - 2015

¡Fantástico! ¡Naturalmente! El problema es tener que hacerlo en medio o en algún lateral de una sala de cine, aunque oscura, repleta de extraños. Lo que obliga a domar las primeras embestidas que pida el cuerpo con la máxima dignidad, hasta que se acostumbre. El porno, y más si es en tres dimensiones, está para la intimidad del hogar o de otros espacios más reducidos y personales. En el Festival de Sitges, el director franco-argentino Gaspar Noé, el de Irreversible, con Monica Bellucci, presentó su Love, esa película que en su premiere mundial en Cannes a medianoche provocó tantas colas, de las más “largas” (con perdón), que se recuerdan como comentarios posteriores de decepción.

No es para menos. Gaspar Noé cuando habla en público parece tener un lado de lo más tímido, pero haciendo cine es un provocador nato. Un explorador de los límites de la moral, de los tabúes. Cuando en el filme, el actor Karl Glusman (elegido, no lo duden, también por el imponente tamaño de su miembro sexual), alter ego del director ante las cámaras, aunque su personaje se llame Murphy (por aquello de qué “si algo puede ir mal, irá mal”), asegura que le encantaría hacer una película de “sexualidad sentimental”, Gaspar Noé, el agitador, nos deja muy claro lo que va a ser Love, ni más ni menos que lo que indica su título: una obra basada sobre todo en los sentimientos amorosos, de su protagonista. Murphy está atormentado por su gran amor del pasado reciente, Elektra (Aomi Muyock), y que perdió a causa de un “accidente” (dejando embarazada a otra).

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‘Orgasmofobia’: la peli porno ‘Love’ divide a la sociedad francesa

LOVE - Gaspar Noé 2015

El quid de la cuestión es si los jóvenes franceses de entre 16 y 18 años pueden acceder o no a una sala de cine para ver películas que incluyan escenas porno. El revuelo mediático y social lo ha provocado el largometraje Love de Gaspar Noé. El director franco-argentino no es precisamente modesto (sólo hay que ver las enormes letras con las que se anuncia su nombre en los títulos de crédito iniciales de sus películas) y sí muy dado a las controversias. Un cineasta genial, aunque sus obras no hayan tenido nunca la repercusión de un Lars von Trier ni entre la crítica más especializada.

La más conocida es Irreversible (2002), célebre por una escena en la que el personaje de Monica Bellucci sufre una violación de nueve minutos de duración, sin cortes ni elipsis que eludan o sofoquen el dramatismo. Escena que, por otra parte, eclipsó las otras virtudes de la película, entre ellas un montaje tipo Memento y que daba un vuelco, nuevas sensaciones, a toda la historia al llegar a su fin (y que en realidad era el inicio).

Noé decidió que su nueva película sería algo así como una oda al amor y por ello la bautizó, sintomáticamente, con el inocuo y universal título de Love. Lo que ocurre es que en el concepto de Gaspar Noé sobre el amor y las relaciones de pareja incluye el que esté acompañado de sexo, abundante y explícito. Real y no simulado. Optó por alejarse de los cánones más tradicionales y mostrar sin tapujos el día a día de una pareja de enamorados; y entre el quehacer cotidiano de una pareja de enamorados está el sexo, actividad que, en la película, llega a enriquecerse con la llegada de una tercera persona, otra mujer. Por lo tanto, que Love contendría muchas escenas de «amor» y que llegaría mucho más lejos que el británico Michael Winterbottom en Nine Songs o el mismo Lars von Trier con Los idiotas. Sus intérpretes, el actor Karl Glusman, la modelo suiza Aomi Muyock y la actriz danesa y debutante Klara Kristin.

Love - Gaspar Noé poster

Uno de los pósters e ‘Love’

En el pasado Festival de Cannes, donde se presentó mundialmente, fue la película más esperada, y también la que más reseñas de decepción acabó cosechando. Pero, todo iba viento en popa hasta su estreno en los cines galos el pasado 15 de julio. Sin embargo, Noé no buscaba precisamente que todo fuera viento en popa, su naturaleza de cineasta a contracorriente, polémico y agitador de conciencias requiere que sus obras no pasen desapercibidas, que provoquen encendidos debates. Pertenece a esa estirpe de artistas que funcionan como un termómetro para medir la tolerancia de una sociedad respecto a según qué tabúes. De hecho la polémica estaba servida en bandeja de plata desde la difusión de sus pósters promocionales en los que el título aparecía impreso en letras que simulaban estar hechas a base de semen. El caso es que Love se estrenó con la calificación del Centro Nacional del Cine francés de «desaconsejada para menores de 16 años», pero una sentencia del Tribunal Administrativo de París, del pasado 31 de julio, obliga a rectificar y reclasificarla exclusivamente para mayores de 18. El alto contenido sexual y el que no sea simulado hace, según la sentencia, que pueda «herir la sensibilidad de los menores».

La denuncia procedió de la asociación ultraconservadora Promouvoir cuyo objetivo es velar para “la promoción de los valores judeocristianos”, así como “la obstaculización del incesto, la violación y la homosexualidad” (queda clara su postura). Entre los principales abanderados está el abogado André Bonnet, y en su lista de «grandes éxitos» figura el haber logrado que las malignas Nymphomaniac, de Lars von Trier, o Ken Park (2002), de Larry Clark, no escaparan igualmente a la tipología de «para mayores de 18 años», una clasificación que, en Francia, han obtenido 11 películas en su distribución comercial en cines en los últimos 15 años. Las más conocidas, Fóllame (Baise-moi, 2002) o Saw VII en 3D (2010), ésta por su violencia gráfica.

María José Cantudo, mantequilla y clasificación «X»

La trastienda Maria Jose Cantudo

Maria Jose Cantudo en ‘La trastienda’

El porno en la gran pantalla no vende como cuarenta años atrás, cuando el sólo hecho de que en una película se vieran un par de tetas provocaba enormes colas en los cines. En la España de 1975 ver en cueros, aunque fuera brevemente, a María José Cantudo en La trastienda, dirigida por Jorge Grau, la convirtió en uno de los taquillazos del momento. No era para menos, se trataba del primer desnudo integral del cine español y había que celebrarlo. Y de haber contenido las imágenes de Love, El último tango en París, con Marlon Brando y Maria Schneider, más que las míticas excursiones a la localidad francesa de Perpiñán para ver cómo aplicaban ambos amantes protagonistas la mantequilla en su quehacer amoroso cotidiano habría contribuido decisivamente en esa época a la modernización de nuestras carreteras, mediante la urgente construcción de autopistas para enlazarnos lo más rápidamente posible con el vecino país.

El vídeo, el VHS, las pelis «codificadas» de Canal Plus de la medianoche del viernes, Internet, las series televisivas cada vez más osadas han ido relegando progresivamente el gancho del material pornográfico en la gran pantalla. Contemplar sexo a pelo, en grandes dosis, se hace mucho más llevadero en petit comité, sin lo violento que resulta el tener que compartir experiencias tan íntimas con otros extraños estratégicamente dispersados por una sala ajena, y mucho peor si el cine está lleno y hay que distribuirse el mismo reposabrazos de la butaca con el desconocido de al lado. El estreno de Love ha hecho pasar por las taquillas francesas a poco más de 30.000 espectadores, una asistencia muy reducida y una cantidad que muy probablemente se habrá incrementado estos días con el polémico fallo de la justicia francesa.

En España el sistema de clasificación de películas por edades, modificado y aprobado en 2010, también se basa en el «no recomendado para menores de…» 7, 12, 16 y 18 años respectívamente, pero no prohíbe (acompañados de un adulto entran todos); además de incluir las de «Apta para todos los públicos» y la de «Especialmente recomendada para la infancia». En el apartado de especialmente recomendado para salidos o amantes de las emociones fuertes estaría la famosa «clasificada X» (aquí sí se impide la entrada a menores de 18 años). Precisamente  la citada Saw VII también fue etiquetada de este modo para su exhibición en nuestros cines.

La «orgasmofobia»: dos bandos enfrentados

A Serbian Film

‘A Serbian Film’

Sin llegar ni siquiera a estrenarse aquí, el revuelo más reciente lo causó la proyección A Serbian Film en el Festival de Sitges por escenas de pedofilia, incluso había una con un recién nacido (no eran explícitas). También tenía de violencia, asesinatos y gore. Después de esto, ¡a ver qué distribuidor se atrevía a traerla, aunque fuera en Blu-ray y DVD! Love, aún sin distribución aquí, si llegara con la calificación «X» se equipararía al nivel que han obtenido en los últimos meses, y no para su proyección en salas, otras producciones tan explícitas en sus títulos como Revolución sexual de cuarentonas viciosas, Estudiantes rusas guarrillas y viciosas o Culos de infarto de chicas bien (se puede consultar en la misma página del Ministerio de Cultura).

En la controversia de Love en Francia, en la que guionistas, directores, productores y políticos más liberales y progresistas han hecho sentir su voz muy en alto posicionándose al lado de Gaspar Noé y la libertad de expresión, es interesante el artículo del filósofo Bernard Andrieu publicado en Libération y en el que introduce el término de «orgasmófobo».

Autor de un libro sobre el tema, no de Love sino de la «orgasmofobia» (no busquen el vocablo en la RAE, es inventado), habla del miedo de una parte de la sociedad y las posiciones más conservadoras, de los «bien pensantes», a que se muestren cuerpos desnudos, y mucho peor aún si éstos están en entregadas prácticas amatorias. ¿Es más obscena una eyaculación que mostrar los efectos de la radiación en un cuerpo después de la bomba de Hiroshima? ¿O el mostrar los cuerpos de adolescentes en un accidente de coche en las campañas de prevención que emiten las televisiones públicas? se pregunta Andrieu. Antepone la educación en la decodificación de las imágenes a las prohibiciones, y advierte sobre los posibles nuevos manuales de la moralidad. La lucha entre los que temen o reprueban ver cuerpos desnudos y los que no, bandos condenados a no entenderse, divide Francia; y de una posible victoria de las posturas más intransigentes y retrógradas se vislumbra, según Andrieu, un futuro más totalitario.

Sí. En lugar de fijarse sobre la visión artística de Gaspar Noé (en Enter the Void visualizaba una penetración desde el interior de una vagina) o el modo creativo de plasmar una eyaculación masculina en, ¡zas!, toda la pantalla como sucede en Love (además, recordemos, en esplendoroso 3D), el debate se ha decantado en torno a la pornografía y el acceso a qué imágenes pueden tener los menores de entre 16 o 18 años. Mientras, el capítulo final en los juzgados franceses será de aquí a dos meses, cuando el Consejo de Estado resuelva la apelación presentada por el ministerio de Cultura.