Algunos hombres buenos de Spielberg (‘El puente de los espías’)

El puente de los espías

( ©Hispano Foxfilm )

A James Britt Donovan, un abogado cuarentón con ciertas habilidades para los casos de aseguradoras, exservidor en la armada marina de los Estados Unidos y entregado padre de familia, un buen día dos veteranos mandamases del colegio de abogados de Brooklyn le reciben con agasajos y sonrisas en el despacho privado para endosarle un caso, uno que nadie quiere. La defensa del que podía ser el peor de los criminales en esa Norteamérica de 1957 inmersa en plena Guerra Fría, viviendo bajo el temor del comunismo y la amenaza atómica, nada menos que convertirse en el “letrado” defensor del delincuente más “monstruoso” que pudiera existir sobre la faz de la tierra (norteamericana), más que los gángsters, asesinos en serie o políticos corruptos. Se trataba de un espía ruso, un pintor llamado Rudolf Abel.

Rudolf era sin duda culpable a los ojos de las autoridades y la opinión pública desde el mismo momento en que fue detenido, pero el sistema y la imagen del país baluarte de las libertades y la democracia necesitaba demostrar que todo individuo tiene derecho a una defensa. Donovan, con el currículum añadido de haber estado en los Juicios de Nuremberg, no pudo rechazar la propuesta, aún sabiendo que en pocas horas ello le convertiría en el hombre más impopular de la nación. A partir de esos momentos, los rostros de vecinos y desconocidos se volverían muy poco amables hacia él, también algún policía le echaría bronca e incluso algunos conciudadanos se atreverían, con nocturnidad y alevosía, a llegar más lejos disparando contra su casa. En el país de las libertades, a Donovan no lo lincharían por los pelos, aunque irónicamente estuviera cumpliendo con su deber como patriota, haciendo mejores y más grandes los ideales de su nación.

El puente de los espias

( Tom Hanks y Amy Ryan en ‘El puente de los espías’ ©Hispano Foxfilm )

La historia real, y la de la ficción de El puente de los espías, constata que Donovan poco o nada pudo hacer para que su cliente tuviera una defensa y un juicio justo, pero al menos logró un pequeño triunfo, un sincero gesto de humanidad e integridad hacia su representado consiguiendo que éste evitara la silla eléctrica. Esto solo es el comienzo, y pueden estar tranquilos porque cinco años después le llegaría a Donovan la oportunidad de resarcirse ante sus compatriotas.

Todo esto nos conduce a pensar que El puente de los espías, lo nuevo de Spielberg, es una buena “americanada”, pero también cabe decir que se trata de una “americanada” de las (muy) buenas.

Spielberg prosigue con su revisión de personajes históricos estadounidenses que fueron héroes, que contribuyeron a hacer de Norteamérica ese país de derechos del individuo (y que ahora un tal Donald Trump se quiere cargar). Donovan es una figura más anónima, sobre todo si la comparamos con la de la grandeza de Lincoln. Daniel Day-Lewis, con Oscar incluido, bordó su interpretación como decimosexto presidente de Estados Unidos en la película biográfica que realizó Spielberg. Alejado de las heroicidades de un Indiana Jones, Lincoln, al igual que Donovan, también ganó incontables batallas ante irreconciliables adversarios gracias a sus ideas y discursos en lugar de látigos y balas.

El puente de los espías

( Mark Rylance en ‘El puente de los espías’ ©Hispano Foxfilm )

Tom Hanks puede que no alcance la grandilocuente y majestuosa pose en la interpretación de Day-Lewis, pero compone una convincente y mesurada caracterización de Donovan; y sus discursos, sea ante jueces, tribunales, espías de la KGB o fiscales de la República Democrática Alemana poseen una dignidad y fuerza inusual. No por casualidad, se nota la mano en el guión o en los agudos toques de humor de los hermanos Coen. En este contexto, el resfriado se convierte en el vaporoso y perfecto símil sobre las adversidades en los tiempos denominados precisamente de “Guerra Fría”. Sin embargo, en el apartado de interpretaciones, es el actor Mark Rylance encarnando al agente ruso quien se está llevando los principales laureles y reconocimientos. A Hanks ya le conocíamos, Rylance ha sido una (relativa) sorpresa.

Para el Donovan de El puente de los espías puede que la recompensa sea solo la honestidad, el caer rendido en la cama del confortable hogar con la ropa puesta, la sonrisa orgullosa de su esposa o el comprobar que los chavales de su país pueden saltar verjas y muros sin temor a que nadie dispare contra ellos. Para Spielberg (que se guarda las mejores escenas para el tramo final), el haber hecho una de las mejores películas norteamericanas del año y ese poso, con aires de Frank Capra, reconociendo que a veces, solo a veces, el mundo también avanza gracias a algunos hombres buenos, luchando contra todos y contra todo pronóstico.

 

Tráiler:

 

3 comentarios

  1. Dice ser c

    Racion de propaganda imperialista

    16 diciembre 2015 | 10:09

  2. Dice ser Pedro Jesús PLV

    El viernes haré doble sesión de cine, Star Wars y El puente de los espías.

    16 diciembre 2015 | 10:19

  3. Dice ser Daniel L.

    más que americanada será una illuminatada.
    mentiras y más mentiras para reescribir la historia.

    16 diciembre 2015 | 10:26

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