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Pasen y vean lo más parecido a un parásito alienígena

No, no son parásitos, ni tampoco alienígenas. Pero a quienes hayan visto películas como Slither, Dreamcatcher, Alguien mueve los hilos o Evolution, por citar algunas que me vienen a la memoria, tal vez el amiguito de este vídeo les recuerde a alguna de las criaturas que aparecen en ellas. El vídeo se publicó en YouTube y fue bastante comentado en Reddit. En él aparece alguien sosteniendo en su mano una especie de gusano que reacciona de una forma capaz de desplomarle la mandíbula a cualquiera:

El vídeo no va acompañado de más explicaciones que una frase en tailandés indicando que se trata de un nemertino, un gusano marino. El clip fue recogido por algunos medios como el diario MailOnline, donde se sugirió la posibilidad de que fuera un trucaje digital introducido por CGI. Pero lo cierto es que los nemertinos poseen trompas, o probóscides, que se evaginan como el dedo de un guante para capturar a sus presas, y en algunos de la clase Anopla este apéndice se ramifica formando lo que según los zoólogos se asemeja a «una masa de espaguetis pegajosos»; como ejemplo, lo que muestra el vídeo se parece bastante a este dibujo de la probóscide del Gorgonorhynchus repens que la ilustradora científica Rachel Koning ha subido esta misma semana a la Wikipedia:

Ilustración de la probóscide ramificada de 'Gorgonorhynchus repens'. Imagen de Rachel Koning / Wikipedia.

Ilustración de la probóscide ramificada de ‘Gorgonorhynchus repens’, proyectada en respuesta a una amenaza. Imagen de Rachel Koning / Wikipedia.

Aun así, resulta extraño que en el vídeo el apéndice parezca separarse del resto del cuerpo, algo que no debería suceder, dado que se trata de un órgano destinado a la alimentación. Los nemertinos son habitantes habituales de las costas y los arrecifes, entre los cuales se encuentra el gusano cordón de bota (Lineus longissimus). Esta especie ostenta el récord Guinness como el animal más largo del mundo a cuenta de un ejemplar hallado en la costa de Escocia en 1864 y cuya longitud se calculó en 55 metros. Sin embargo, los textos científicos no suelen prestar crédito a esta medición porque se llevó a cabo estirando el cuerpo del animal tan exageradamente que llegó a romperse.

Para ayudarse en su alimentación, los nemertinos secretan toxinas y enzimas digestivas que ayudan al animal a inmovilizar a su presa con su probóscide. Los de la clase Enopla suelen poseer además estiletes con los que inyectan el veneno en el cuerpo de sus presas. En este otro vídeo, un nemertino de la especie Ramphogordius sanguineus ataca con sus toxinas a un poliqueto, otro tipo de gusano marino, para después devorarlo entero.

Pero además de sus compuestos digestivos, los nemertinos cuentan también con un sistema de defensa para disuadir a sus depredadores. Algunas especies, como Lineus longissimus, poseen tetrodotoxina, una potente neurotoxina que se encuentra también en el pez globo y que es la causa de que este animal, conocido en la gastronomía japonesa como fugu, solo pueda ser preparado para su consumo por chefs bien entrenados y autorizados.

En los últimos años se ha descubierto que la tetrodotoxina encontrada en varias especies marinas no es en realidad un producto de los propios animales, sino de ciertas bacterias que viven en sus cuerpos de forma simbiótica. En el caso del gusano cordón de bota y del pez globo, la encargada de producir la toxina es la bacteria Vibrio alginolyticus, un primo del agente del cólera que vive en el mar y que a menudo causa otitis e infecciones de heridas. Curiosamente, la bacteria parece incapaz de producir la tetrodotoxina por sí misma, lo que indica que necesita ciertos sustratos proporcionados por los animales en los que vive. De hecho, existe incluso una patente para sintetizar la toxina con cultivos de Vibrio obtenidos de moco de nemertinos.

La tetrodotoxina es conocida además popularmente como la «toxina zombi». Esta asociación se debe a Wade Davis, etnobotanista y antropólogo que en 1985 saltó a la fama con su libro La serpiente y el arco iris, en el que indagaba en el fenómeno del vudú en Haití. Según Davis, el llamado polvo zombi incluía la toxina del pez globo como uno de sus principales ingredientes. El libro inspiró la película del mismo título, dirigida por Wes Craven y para la que se eligió como protagonista a Bill Pullman, un actor físicamente parecido a Davis. Sin embargo, las proclamas del científico fueron luego cuestionadas por otros expertos. Al parecer, no se encontró tetrodotoxina en algunas muestras facilitadas por Davis, y de todos modos los síntomas atribuidos a los presuntos zombis tampoco se correspondían con un envenenamiento por este compuesto.

Gusanos de 50 metros que despliegan pegajosas trompas de espaguetis y que además contienen toxinas zombi… ¿Quién necesita alienígenas? Casi todo lo que la ficción ha imaginado, la naturaleza ya lo ha inventado antes.