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Pasen y vean un puercoespín contra 17 leones: ¿quién gana?

Naturalmente, gana el puercoespín. De otro modo no traería aquí este vídeo si el puercoespín acabara masacrado por un clan de leones hambrientos.

No resulta difícil imaginar que la de este animal es una buena estrategia de defensa; a la vista están las 29 especies que se extienden por el Viejo y el Nuevo Mundo. Ante un ataque, los puercoespines avisan antes de atacar, sacudiendo las espinas huecas de su cola que repiquetean como los cascabeles de las serpientes. Pero si esto no disuade al depredador, las púas forman una barrera infranqueable. Estos pelos modificados y recubiertos con placas de queratina son una defensa potencialmente mortal para cualquier agresor. El puercoespín puede desprenderse de sus púas, que vuelven a crecer. En cambio, el enemigo en cuya carne se han anclado los diminutos ganchos difícilmente podrá liberarse: si logra romper la púa, su punta se le quedará hincada, lo que además de un dolor constante le provocará una grave infección.

El vídeo fue grabado por el guarda Lucien Beaumont, de la reserva de Londolozi, en Suráfrica. El puercoespín, animal normalmente nocturno, merodeaba en busca de comida cuando fue sorprendido por los leones en una de sus misiones nocturnas de caza. Después de algunos intentos tímidos, los felinos comprenden que es mejor no meterse con este espinoso canapé.

Y ya que hablamos de leones, de propina enlazo a este otro vídeo en el que un elefante joven logra liberarse del asedio de 14 leones. No es una estampa frecuente; los proboscídeos no son una de las presas preferidas de los felinos, pero un ejemplar joven separado del grupo es un objetivo accesible para un ataque del clan al completo.

En este caso, lo que salvó al elefante fue la cercanía del río. Al contrario que sus parientes los tigres, los leones no son nadadores y se sienten incómodos en el medio acuático. De haberse producido el ataque en mitad de la llanura, sin el agua cerca y con el elefante acosado desde todos los ángulos, seguramente el final habría sido otro. La escena se produjo en el Chinzombo Camp de Norman Carr Safaris, en Zambia. El elefante protagonista recibió el nombre de Hércules en honor a su fortaleza.