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El papel térmico contiene bisfenol A, pero el riesgo es irrelevante

Hace un par de semanas mi combloguera Madre Reciente publicaba una entrada sobre los biberones y tápers que contienen bisfenol A (BPA), un compuesto utilizado para fabricar plásticos y que ha sido regulado o prohibido en varios países debido a su acción como disruptor endocrino; es decir, que interfiere en el equilibrio hormonal imitando los efectos fisiológicos del estrógeno y que se considera especialmente peligroso en bebés y niños. Pero la producción de plásticos para alimentación no es la única aplicación del BPA: podemos encontrar también esta sustancia en otros muchos lugares, como por ejemplo, el recubrimiento interior de las latas de comida o bebida, los discos compactos que usamos a diario, o los cementos dentales. Otro uso del BPA es como revelador del papel térmico, ese que se imprime por calor y que se utiliza en los tickets de la compra, recibos de cajeros automáticos, algunas máquinas de fax y en las impresiones de las ecografías.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Misuri (EE. UU.) ha analizado la transferencia del BPA del papel térmico al organismo humano, y los resultados son, a primera vista, inquietantes: según el estudio publicado este mes en la revista PLOS One, tocar un ticket de papel térmico después de aplicarse en las manos un producto higiénico antimicrobiano aumenta los niveles de BPA en sangre y orina, y el incremento es aún mayor cuando el sujeto come con las manos después de sostener el papel. Para el coautor del trabajo Frederick vom Saal, su investigación «demuestra que se pueden transferir grandes cantidades de BPA a tus manos y después a la comida que tocas y comes, y que también lo absorbes por la piel». «El BPA del papel térmico se absorbe a la sangre rápidamente; a esos niveles, muchas enfermedades como la diabetes y desórdenes como la obesidad también aumentan. El uso del BPA o de otros productos similares que se están utilizando para reemplazar al BPA en el papel térmico constituye una amenaza para la salud humana», concluye Vom Saal.

Un ticket de papel térmico. El calor hace que se oscurezca. Imagen de IIVQ - Tijmen Stam / Wikipedia.

Un ticket de papel térmico. El calor hace que se oscurezca. Imagen de IIVQ – Tijmen Stam / Wikipedia.

Ante todo, tranquilidad: que nadie eche a correr por el pasillo para calzarse unos guantes de látex y destruir de inmediato todos los recibos que guarda en casa. El titular que viene a continuación es que el estudio de Vom Saal y sus colaboradores es discutible. El primer problema es el diseño experimental. Los sujetos debían aplicarse primero la solución sanitaria en las manos, después sostener el papel entero en su palma durante cuatro minutos y luego comer patatas fritas con las manos. Según explican los investigadores en el estudio, trataban así de replicar una situación cotidiana en un local de comida rápida, donde los clientes completan su orden y a veces sostienen el ticket en la mano durante varios minutos antes de recibir su pedido y sentarse a comer.

Sin embargo, la clave está en el primer paso, la solución sanitaria. Los propios autores advierten en su estudio de que «algunos productos sanitarios para manos, así como otros productos para el cuidado de la piel, contienen mezclas de sustancias potenciadoras de la penetración dérmica que pueden multiplicar por 100 la absorción dérmica de compuestos lipofílicos [insolubles en agua] como el BPA». En sus conclusiones, los científicos escriben: «Nuestros hallazgos también sugieren que debería investigarse el riesgo de absorción de contaminantes ambientales debido al uso de sustancias potenciadoras de la penetración dérmica en productos del cuidado de la piel». De hecho, cuando no se utiliza el producto sanitario, la absorción es irrelevante, un resultado que está en consonancia con otros estudios previos (aquí y aquí).

Es decir, que en lugar de titular su estudio Sostener papel térmico de recibos y comer alimentos después de usar un producto sanitario de manos resulta en altos niveles de BPA bioactivo en suero y total en orina, un enfoque más honesto habría sido Usar un producto sanitario de manos aumenta los niveles de BPA bioactivo en suero y total en orina después de sostener papel térmico de recibos. El verdadero resultado es, tal como los científicos mencionan de forma colateral y casi en voz baja, cómo los cosméticos diseñados para atravesar la barrera cutánea no solo logran que penetre el cosmético, sino otras sustancias que nos rodean y que no queremos dentro de nosotros.

Por lo demás, conviene destacar que los máximos niveles de BPA en sangre detectados en el estudio, por debajo de 12 nanogramos por mililitro de suero (excepto en un sujeto concreto con un nivel basal muy elevado), están muy por debajo de los márgenes seguros establecidos por autoridades como la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (50 microgramos por kilo de masa corporal) o por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (5 microgramos por kilo). A este respecto, resulta realmente llamativo que PLOS One haya aceptado un título que contiene la expresión «altos niveles», ya que no lo son desde el punto de vista normativo.

Incluso el Consejo de Química de EE. UU. se ha visto obligado a publicar una nota de prensa titulada Un reciente estudio sobre exposición a BPA de papel térmico de recibos es de escasa relevancia para los consumidores. En la nota, los expertos aclaran: «En consonancia con estas medidas de baja exposición resultante de manejar papel térmico de recibos [se refiere a otros estudios sin el empleo del producto sanitario de manos], datos recientes de biomonitorización del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) demuestran que la exposición de los consumidores al BPA –de todas las fuentes– es extremadamente baja. La exposición típica al BPA procedente de todas las fuentes es unas 1.000 veces inferior a los niveles seguros establecidos por las autoridades gubernamentales en Estados Unidos, Canadá y Europa».

Por último, y en caso de que alguien se esté preguntando por la exposición de las sufridas cajeras, tampoco en este caso hay nada que temer. No sirve la cuenta de sumar todos los segundos de un día de trabajo en los que una trabajadora de una tienda sostiene tickets de papel térmico. Nuestro organismo, incluido el de niños y bebés, metaboliza continuamente el BPA de forma muy eficaz transformándolo en otros compuestos, por lo que esta sustancia solo es peligrosa cuando se produce un pico de fuerte exposición súbita (o una exposición constante a niveles peligrosos). Al igual que expliqué recientemente a propósito del cianuro que contienen las semillas de la manzana, no es lo mismo comernos las semillas de una manzana que guardar las de todo un año y hacernos un batido con ellas, lo que no sería muy recomendable.

Resumiendo, y como mensaje final, los resultados de varios estudios indican que el consumidor medio no tiene de qué preocuparse respecto al BPA en los tickets de papel térmico. Y en cuanto a quienes los manejen como parte de su actividad, es preferible que no usen cremas de manos u otros productos, aunque incluso en este caso su exposición estará siempre muy por debajo de los niveles seguros.