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La pseudociencia y la conspiranoia ganan las elecciones en Italia

Hoy los medios comentan el complicado resultado de las elecciones generales en Italia, algo que por otra parte no es novedad en aquel país. Pero sin el menor ánimo de sacar las raíces de mi tiesto para hundirlas en el cenagal político, hay un aspecto del proceso electoral italiano que compete directamente a este blog: Beppe Grillo, fundador y exlíder del Movimento 5 Stelle (M5S), es un auténtico rey de las pseudociencias al que ninguna patraña parece serle ajena. Con la victoria del M5S en las elecciones y aún pendiente de resolverse el puzle del gobierno, falta saber si el nuevo liderazgo de este movimiento continuará sosteniendo las proclamas que Grillo ha vertido a lo largo de los años.

Beppe Grillo en 2012. Imagen de Niccolò Caranti / Wikipedia.

Beppe Grillo en 2012. Imagen de Niccolò Caranti / Wikipedia.

Ya sea en su anterior encarnación como humorista o desde 2009 como fundador del M5S, Grillo ha manifestado las siguientes posturas, según recojo de medios italianos o de otras fuentes enlazadas. Salvo error, en ninguno de estos casos se ha retractado de sus declaraciones.

  • Grillo apoya el movimiento antivacunas. Para el político, las vacunas son inútiles y enfermedades como la poliomielitis y la difteria han remitido en la población espontáneamente, no a causa de las inmunizaciones.
  • Grillo piensa que el sida es un fraude; concretamente, según declaraciones de 1998 de las que no se ha desdicho, «el mayor engaño de este siglo». Su postura sigue otra de las teorías de la conspiración más populares, que el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) no existe y que el sida está causado por la medicación.
  • Grillo parece creer en los chemtrails, esa fantasía paranoide (como bien la definió el científico atmosférico Ken Caldeira) según la cual las estelas de condensación de los aviones no son tales, sino ignotos productos químicos esparcidos por los gobiernos, con la connivencia de las aerolíneas comerciales, para fines que varían según las versiones: desde manipular el clima o controlar mentalmente a los ciudadanos hasta exterminar a una parte de la humanidad. En concreto, Grillo parece haberse inclinado por la hipótesis del control mental. Y dado que es su partido el que ha ganado las elecciones, los que esparcen los chemtrails ya pueden ir cambiando de marca de poción controladora, porque a la vista está que no les ha funcionado nada bien.
  • Grillo apoyó públicamente el llamado método Di Bella, una presunta terapia milagrosa inventada en los años 80 por el médico italiano Luigi di Bella y que según su autor curaba el cáncer, el alzhéimer, la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica y la retinitis pigmentosa. Para Grillo, Di Bella, fallecido en 2003, era «un mártir que llevaba 30 años curando el cáncer». Ante la popularidad de Di Bella y su método en Italia a finales del siglo pasado, el gobierno italiano encargó un amplio ensayo clínico con la participación de 26 hospitales. El estudio, publicado en la revista British Medical Journal, se interrumpió después de la fase II (la primera destinada a ensayar su eficacia) por su ineficacia. El Memorial Sloan Kettering Cancer Center de EEUU advierte de que, además de ser inútil, el tratamiento puede provocar graves efectos secundarios como aumento del dolor tumoral, diarrea, náuseas, vómitos o anemia, entre otros. Grillo también ha manifestado que las pruebas de diagnóstico precoz del cáncer, como las mamografías, son perjudiciales y peligrosas.
  • Grillo se opone a los cultivos transgénicos. Sería noticia si fuera lo contrario, pero durante su etapa de humorista, el hoy político transgredió los límites éticos de la libertad de expresión al propagar el bulo de que 60 niños alérgicos al pescado habían muerto por comer tomates transgénicos con un gen de bacalao. Si se trataba de una simple broma, jamás compareció públicamente para disipar la alarma que sus palabras causaron entre la población.
  • A juzgar por la postura oficial del M5S, Grillo opina que la experimentación en animales no sirve para nada y que debería ser prohibida.
  • Por apuntarse, Grillo se apuntó incluso a las bolas para lavar la ropa en la lavadora sin detergente, productos que en EEUU fueron denunciados por fraudulentos al venderse bajo proclamas pseudocientíficas relativas a presuntos campos magnéticos y energías infrarrojas. Diversas entidades, como en España la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), han aclarado que el efecto de estas bolas es similar al de lavar la ropa solo con agua.

Tal vez todo lo anterior no resulte sorprendente; pero frente a quienes lo valoran en tono anecdótico o quienes sugieren que todas estas posturas de Grillo forman parte del show, hay quienes, como el politólogo Marco Milano en su tesis de 2014 sobre el M5S, consideran que «esta epistemología popular, opuesta a la compleja explicación de los científicos y expertos, es un rasgo constitutivo del atractivo de Beppe Grillo y de la ideología no oficial del M5S». En otras palabras, que la verborrea pseudocientífica y conspiranoica ha sido clave en el éxito del M5S.

De hecho, Milano señalaba esta línea del M5S como uno de los rasgos distintivos de los regímenes totalitarios o autoritarios, unidos por la proclama de que «su doctrina está avalada por la ciencia». «Cuando parece que la ciencia no apoya las creencias centrales del movimiento, los líderes recurren a criticar a la ciencia o a crear e invocar una pseudociencia que produce falsedades y utopías», escribía.

Históricamente pueden encontrarse ejemplos en los regímenes totalitarios populistas. El estalinismo ilegalizó la genética de Mendel y el evolucionismo de Darwin, instaurando en su lugar la pseudociencia del lysenkoísmo, más adecuada al régimen. Por su parte, el nacionalsocialismo fue pródigo en pseudociencias, por supuesto comenzando por la más dañina, la teoría de la higiene racial, pero incluyendo también ejemplos tan estrambóticos como la agricultura biodinámica o la Cosmogonía Glaciar, su particular explicación del origen del mundo por la colisión de bloques de hielo.

Así, la conclusión es que Grillo, como buen populista, no es anti-ciencia, sino pro-ciencia; pro-[lo que él entiende como ]ciencia. En 2013 declaró en una entrevista a la revista New Scientist que planeaba otorgar a la investigación científica «un lugar primario». Pero haciendo honor a la tradición clásica de los populismos y a la parroquia conspiranoica que ha contribuido a hacer de su blog uno de los más influyentes del mundo, él es más de decidir por sí mismo qué es ciencia y qué no lo es. Ahora en las manos de su sucesor, Luigi Di Maio, puede estar el futuro de la octava potencia científica del mundo.