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¡Los dinosaurios están vivos! ¿Se extinguirán por segunda vez?

Neornithes – Aves – Avialae – Eumaniraptora – Paraves – Pennaraptora – Maniraptora – Maniraptoriformes – Tyrannoraptora – Coelurosauria – Avetheropoda – Orionides – Tetanurae – Averostra – Neotheropoda – Theropoda – Saurischia – Dinosauria.

No es la lista de los reyes godos, sino la ubicación taxonómica de los neornites, un grupo de animales también conocido como aves modernas. Cada nombre de la lista es un grupo (o clado) de nivel superior al anterior y que engloba al que le precede; es decir, que los neornites son parte del grupo Aves, este está comprendido dentro de los Avialae, estos pertenecen a los Eumaniraptora, y así sucesivamente. Y si llegamos al final de la lista, encontramos la categoría de nivel superior a la que pertenecen las aves: Dinosauria. Dejemos una cosa bien clara: no es que las aves sean descendientes de los dinosaurios. Las aves SON dinosaurios. De pleno derecho.

Siempre que escuche a alguien mencionar que los dinosaurios se extinguieron, podrá hacerle la siguiente corrección: la inmensa mayoría de los dinosaurios se extinguieron, pero no todos. Sobrevivió un grupo de terópodos, los dinosaurios mayoritariamente carnívoros que incluían a los tiranosaurios y los velocirraptores. Aquel grupo había evolucionado de una forma extraordinariamente vivaz durante 50 millones de años, encogiendo en tamaño y experimentando con distintas modalidades de vuelo. Cuando acaeció la famosa extinción masiva hace 65 millones de años, aquellos animales, las Paraves, estaban mejor preparados para afrontar los tiempos difíciles. Y desaparecidos sus parientes más masivos, durante los siguientes 10 a 15 millones de años experimentaron un big bang evolutivo, una rápida y enorme diversificación que les permitió dominar la Tierra hasta hoy.

Este dibujo preciso de la evolución de las aves ha llegado a definirse de forma más clara en el año 2014 que termina, gracias a dos grandes investigaciones que han analizado las relaciones entre las especies de este grupo. La primera, publicada el 1 de agosto en la revista Science, consistió en un examen comparativo de fósiles de 120 especies y 1.549 rasgos anatómicos de sus esqueletos. Con este rico botín de datos que llenaba una matriz de más de 185.000 celdas, los investigadores concluyeron que la miniaturización fue una tendencia constante y prolongada durante 50 millones de años, que llevó a esta rama de los terópodos desde un peso medio de 163 kilos hasta los 800 gramos del Archaeopteryx, un pájaro volador.

Ilustración del Avian Phylogenomics Project.

Ilustración del Avian Phylogenomics Project.

Las aves vuelven a ser protagonistas esta semana en la revista Science, pero a una escala mucho mayor. Nada menos que 45 genomas completos de todos los principales linajes de aves han ocupado durante cuatro años a más de 200 investigadores de 20 países que forman el consorcio Avian Phylogenomics Project. Los resultados se desgranan en un espectacular despliegue de 28 estudios, ocho de ellos publicados hoy en un número especial de Science y el resto en diferentes revistas. Gracias a esta titánica labor de secuenciación e interpretación, los científicos han delineado el árbol de la vida de las aves con un detalle sin precedentes, revelando parentescos inesperados como el de los flamencos y los zampullines, estudiando el grado de proximidad de los pájaros con los cocodrilos como sus parientes más cercanos, y desentrañando cuándo aparecieron adaptaciones evolutivas como el canto o la pérdida de los dientes.

Pero el futuro de este inmenso Parque Jurásico de pequeños dinosaurios no parece brillante. En uno de los artículos que acompañan a los estudios del número especial, el científico de la Smithsonian Institution de EE. UU. W. John Kress alerta de que las aves del mundo están desapareciendo a una velocidad alarmante. «En 25 países europeos, hoy hay 420 millones de aves menos que en 1980, un descenso del 20%, especialmente en las 36 especies más comunes», relata el experto. Con ocasión del XXII Congreso Español de Ornitología, celebrado a comienzos de este mes en Madrid, los organizadores de SEO/BirdLife informaban de que en España han desaparecido un 40% de las golondrinas y un 10% de los gorriones desde 1998.

Y mientras tanto, España aprueba el uso del diclofenaco, un fármaco veterinario que en la década de 1990 diezmó las poblaciones de buitres en India, Paquistán y Nepal. Esta droga, empleada como analgésico para el ganado, causa un fallo renal letal en las aves que la ingieren al alimentarse de las reses muertas. Los países asiáticos afectados prohibieron su uso cuando sus buitres estaban al borde de la extinción. España, que alberga más del 95% de todos los buitres de Europa, autorizó el diclofenaco en marzo de 2013.

También en el número de esta semana de Science (publicado online el 4 de diciembre), un artículo firmado por un equipo internacional de expertos, entre ellos varios españoles, insta a la prohibición del diclofenaco en la Unión Europea. Los autores proponen además un enfoque integrado para la gestión de los fármacos veterinarios que involucre a todos los sectores implicados para impedir la contaminación medioambiental por estos productos. Solo así conseguiremos evitar que la extinción de los dinosaurios sea completa.