Entradas etiquetadas como ‘cesárea’

Pasen y vean cómo se hace una cesárea a una tortuga

Toda opción evolutiva tiene sus ventajas, pero también sus problemas de intendencia. Cuando los animales pasamos de ser sacos con una abertura que servía para todo (lo que técnicamente se llama un caraculo) a ser tubos con entrada y salida, hubo a partir de entonces opiniones discrepantes. Algunos optamos por una solución más refinada y decidimos separar el baño de la sala de recreo, mientras que otros, como aves y reptiles, prefirieron un orificio único para gobernarlo todo. Como castigo a su desidia higiénica, los humanos, la sola especie que pone nombres a otras y a sus cosas (o al menos, que pone nombres y además edita la Wikipedia), decidimos denominar a su orificio «cloaca».

Dentro de aquellos discrepantes, las tortugas escogieron además otra opción aún más audaz. Del almacén de piezas de la naturaleza, eligieron una armadura que las protegiera de las dentelladas de sus enemigos. Sabia decisión, de no ser porque una estructura tan rígida acarrea otros efectos secundarios indeseables. El caparazón es una cárcel, pero como en todas las cárceles, acaba siendo más fácil entrar que salir. No recuerdo a quién oí decir aquello de que, para las mujeres, parir es como tratar de sacar un hipopótamo de un buzón de correos (no electrónico) por la ranura de las cartas. La comparación es más acertada en el caso de las tortugas. El cuerpo de las mujeres, al fin y al cabo, es elástico, y la única limitación es el tamaño del canal del parto, el hueco interior que dejan los huesos de la cadera. Pero una tortuga es realmente un buzón de correos.

Los animales ovíparos pueden padecer un síndrome llamado retención de huevo. En ocasiones, un huevo se queda atascado en la cloaca y no encuentra el camino para salir. Esto puede ocurrir por varias razones, incluso por un comportamiento voluntario si el animal no ha nidificado y no encuentra un entorno acogedor para echar su bebé al mundo. En todos los casos es un trance serio que puede provocar la muerte de la madre, sobre todo cuando otros huevos que vienen detrás tratan de enfilar la salida de los oviductos y se produce un embotellamiento de tráfico. Pero es que además, en las tortugas, la rigidez del caparazón agrava el problema porque el cuerpo no puede expandirse, lo que reduce el espacio vital interior del animal hasta que muere. Y es imposible sacar al hipopótamo por la ranura de las cartas. Hay que romper el buzón.

Eso es exactamente lo que muestra el vídeo que sigue. En el caso de la tortuga, la operación de cesárea no se practica con bisturí, sino con una sierra de las de abrir cráneos. La idea es tan simple como atracar un banco: abrir un butrón en la caja fuerte, sacar el botín y volver a cerrar sin que se note. La intervención se realizó en el Street Road Animal Hospital de Pensilvania (EE. UU.). Viendo las imágenes, hasta uno mismo respira mejor después de comprobar todo lo que le sacaron de dentro al pobre reptil.