¿Cuál es el mineral más abundante de la Tierra?

Parece una pregunta del Trivial, pero la respuesta no es trivial. Es el mineral más abundante de la Tierra, ocupando alrededor de un 38% del volumen de esta roca mojada. Y, sin embargo, nadie lo ha tenido jamás en sus manos. Hasta tal punto es esquivo que hasta ahora ni siquiera tenía nombre oficial. Por fin lo tiene, gracias a un estudio publicado esta semana en la revista Science: presentamos la bridgmanita, mineral nombrado en honor del estadounidense Percy Williams Bridgman (1882-1961), Nobel en 1946 por sus experimentos de física a alta presión.

Una rebanada fina del meteorito Tenham L6 donde se muestra la localización de la bridgmanita. Tschauner et al., Science.

Una rebanada fina del meteorito Tenham L6 donde se muestra la localización de la bridgmanita. Tschauner et al., Science.

El motivo de que la bridgmanita hasta ahora no tuviera denominación formal es que el organismo encargado de aprobar los nombres de los minerales, la Asociación Mineralógica Internacional, requiere que para aceptar a un nuevo miembro en la familia se caracterice en detalle un espécimen hallado en la naturaleza. Y el motivo de que esto no haya podido hacerse antes con la bridgmanita es que este mineral no se encuentra precisamente al alcance de la mano: solo se encuentra en el manto inferior de la Tierra, entre 650 y 2.600 kilómetros por debajo de nuestros pies. Como es fácil imaginar, no es sencillo que materiales situados a esta profundidad lleguen hasta nosotros, con la excepción de los diamantes. Pero ya se sabe: un diamante es para siempre. La bridgmanita, no. Y al pasar de las monstruosas presiones del manto interno a la atmosférica de la superficie, su estructura se pierde.

Hace más de un siglo, Bridgman inventó una prensa capaz de lograr presiones de hasta 100.000 atmósferas, un avance revolucionario para su época. Durante el resto de su vida, el físico trató de emplear su ingenio para fabricar diamantes, con nulo éxito. Pero los geólogos pronto aplicaron su invención para simular las condiciones del interior de la Tierra, lo que catapultó el progreso de las geociencias. Desde los años 60 del siglo pasado, los estudios teóricos y experimentales comenzaron a proponer que el manto profundo terrestre está formado esencialmente por un silicato de magnesio-hierro –(Mg,Fe)SiO3– de alta densidad con una estructura cristalina determinada que se conoce como perovskita. Este mineral podría representar hasta un 93% del volumen del manto inferior.

El mineral, conocido informalmente como perovskita silicato, se ha simulado en el laboratorio, pero no existe en la superficie terrestre con su estructura intacta. La única fuente accesible de este material son los meteoritos procedentes del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, donde los choques a alta velocidad someten a estos cuerpos a presiones y temperaturas similares a las del interior de la Tierra, y donde la estructura puede estabilizarse y quedar congelada con el rápido paso a condiciones más suaves. Pero los intentos anteriores que habían logrado identificar minúsculas vetas de bridgmanita en meteoritos por microscopía electrónica fracasaron cuando los procedimientos de análisis destruyeron la estructura sin lograr caracterizarla con la suficiente precisión.

Por fin, un equipo de investigadores de EE. UU. ha conseguido analizar la estructura de la bridgmanita presente en un fragmento de un meteorito llamado Tenham L6 que cayó en Australia en 1879 y del que, por cierto, cualquiera que lo desee puede hacerse con un pedazo por el módico precio de 600 dólares, unos 480 euros. Gracias a una técnica de rayos X que no daña la estructura del mineral, los científicos han logrado describirlo detalladamente.

Según el estudio encabezado por Oliver Tschauner, de la Universidad de Nevada, «el descubrimiento concluye medio siglo de esfuerzos por encontrar, identificar y caracterizar un espécimen natural de este importante mineral». En un comentario adjunto al estudio, el geólogo Thomas Sharp, de la Universidad Estatal de Arizona, escribe: «Nuevas investigaciones de los efectos del choque en meteoritos y rocas terrestres proporcionarán muchos más ejemplos naturales de minerales del interior profundo de la Tierra o de otros cuerpos planetarios».

15 comentarios

  1. Dice ser manuel

    En la corteza terrestre lo que más abundan son los feldespatos. Su estructura sería «análoga» a la del cuarzo (SiO2, la arena) en donde cada silicio quedaría en el centro de un tetraedro en cuyos vértices se tendrían los oxígenos, compartidos por otro silicio, en una red tridimensional neutra. Si de cada 4 silicios se sustituye uno por un aluminio, puesto que éste sólo aporta 3 cargas positivas en vez de 4 que aporta el silicio, se tiene un defecto de carga positiva que ha de ser compensada por un sodio o un potasio (fuera de la red tetraédrica, en un entorno ya octaédrico) se tendría (Na, K)AlSi3O8 , es decir, lo que yo denomino (desde el punto de vista químico) una ortoclasa. Si de cada 4Si se sustituyen 2 por 2Al, el defecto de carga positiva se tendría que compensar bien por dos sodios, bien por un calcio, o cationes parecidos, y se tendría (2Na, Ca)Al2Si2O8 , una plagioclasa. Se entiende entonces fácilmente que sea el oxígeno el elemento más abundante de la corteza terrestre (encontrándose también en otros minerales abundantes como son los óxidos, los carbonantos, etc), seguido del silicio, del aluminio, (el hierro), calcio, sodio, potasio, (magnesio)….
    La causa de la abundancia del hierro es la gran estabilidad de su núcleo atómico. El magnesio está presente en las dolomitas (MgCa(CO3)2), diópsido (MgCaSi2O6)…

    27 noviembre 2014 | 21:12

  2. Dice ser manuel

    Excelente post!

    27 noviembre 2014 | 21:14

  3. Dice ser Decoracion

    Muy interesante

    27 noviembre 2014 | 21:45

  4. Dice ser Dr. Mierda

    El mineral más abundante de la Tierra es la mierda, hay mierda por doquier, mierda en el Everest, mierda en las fosas oceánicas, mierda en los bosques, mierda en la atmósfera, mierda en las aguas, mierda bajo la tierra, mierda en la comida, hasta mierda en el espacio hay.
    Producimos mierda, hasta lo que decimos es mierda.
    La mierda, sin duda, es el mineral más abundante de la Tierra.

    Mierda eres y en mierda te convertirás.

    27 noviembre 2014 | 22:18

  5. Dice ser Antonio Larrosa

    Estoy de acuerdo con el Dtor. Mierda, en la Tierra hay más mierda que otra cosa.

    Clica sobre mi nombre

    27 noviembre 2014 | 23:03

  6. Dice ser turay

    Mierda, es verdad.

    28 noviembre 2014 | 01:12

  7. Dice ser SacoMan

    Y corruptela. De esta hay muchisima

    28 noviembre 2014 | 06:28

  8. Dice ser santaklaus

    El mineral más abundante son las piedras de mi pueblo. Mira que hay, oye…

    28 noviembre 2014 | 08:39

  9. Dice ser santaklaus

    #Dice ser Dr. Mierda
    Y en el Congreso, no te olvides. Ahí es donde más mierda hay. El hedor es insoportable.

    28 noviembre 2014 | 08:41

  10. Dice ser Alucinada

    Más allá de que si, es cierto, la mierda abunda en demasía en la tierra, este post no va sobre ese tema. Y es un post muy interesante. Desgraciadamente no he entendido nada de lo que dice Manuel que yo soy de letras, pero he conocido a la bridgmanita. El punto en el trivial me lo llevo fijo. ¡¡Un muy buen post!!

    28 noviembre 2014 | 09:05

  11. Dice ser Sicólogo Astrál

    Ojalá fuera el GRAFENO porque parece ser el futuro tecnológico del mundo.

    28 noviembre 2014 | 10:59

  12. Dice ser manuel

    @Alucinada: Mecachis!, a ver si esto lo entiendes:

    Encontré una perovskita que miraba al sol poniente
    y me dije ¡qué bonita!, lo que se pierde la gente;
    hay que contemplar la tierra, observarla simplemente,
    y olvidarse de las guerras y otras cosas indecentes.
    Tenía un lirio a su derecha, y la su izquierda un gladiolo,
    y la brisa de la tarde navegando en luz de oro
    trajo un mail de bridgmanita que leyó con gran azoro
    ¿que tu andas falta de calcio, que tu titanio no tienes?
    A mi me sobra de eso, ¿a qué esperas que no vienes?.

    28 noviembre 2014 | 13:41

  13. Javier Yanes

    Manuel,

    Gracias por tu comentario (y tus versos). Tu explicación sobre los silicatos me ha traído a la memoria la vieja discusión sobre el silicio como alternativa al carbono, y lo mal que lo pasarían tales seres teniendo que expulsar arena de sus pulmones.

    Alucinada, me encanta que este blog lo lean quienes se autodefinen como de letras, pero estoy seriamente empeñado en romper esa distinción. El conocimiento es conocimiento, y tú, como yo, como cualquiera, solo estás en un punto concreto de ese camino.

    Un saludo,
    Javier Yanes

    29 noviembre 2014 | 11:45

  14. Dice ser Carlos

    Interesante novedad, pero no se dice qué relación hay entre perovskita y bridgmanita.
    En cuanto a los comentarios escatológicos, cada quien busca, encuentra, interpreta y expone según lo que le preocupa, ocupa, sabe, es…
    ¿Qué fue de «Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema»?

    30 noviembre 2014 | 11:07

  15. Javier Yanes

    Carlos,

    La bridgmanita tiene estructura cristalina de perovskita, por eso se ha conocido como perovskita silicato antes de recibir nombre definitivo. No he explicado cómo es la estructura por no complicar demasiado el artículo (luego se me quejan), y de todos modos no es esencial para el propósito de lo que se cuenta aquí.

    En cuanto a los comentarios, y ya que lo mencionas, se ha extendido bastante la idea de que opinar (por llamarlo de alguna manera) en el espacio web de otros es un derecho, como si lo fuera entrar en una casa ajena. Obviamente, no estoy de acuerdo. Como dices, me reservo el derecho y elimino comentarios a mi discreción: en general, lo que entendemos por trolls; los que son insultantes u ofensivos contra aquellos a quienes no les tiene por qué apetecer que les insulten u ofendan; por ejemplo, contra mí, que estoy aquí para trabajar, no para aguantar memeces. Siempre hay comentaristas inteligentes, profundos, reflexivos y con ganas de aportar. Agradezco esos comentarios y procuro responder si tengo ocasión. Y luego están los que contribuyen a esparcir aquello que critican.

    Un saludo,
    Javier Yanes

    30 noviembre 2014 | 13:19

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