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Astrología: ¿verdadero o falso?

M. VillarPor Montserrat Villar (CSIC)*

La creencia en la astrología sigue muy arraigada en la sociedad. Aún hoy de vez en cuando saltan a los titulares instituciones educativas de prestigio que deciden acoger u organizar cursos y congresos dedicados a la astrología, no desde un punto de vista histórico y crítico, sino para la promoción de sus prácticas supuestamente adivinatorias. Quizás el secreto de su popularidad está en esa componente psicológica que apela a las emociones de la gente y su necesidad de aferrarse a algo tangible que dé respuestas y arroje luz sobre un destino incierto. De hecho, es notable la reacción que despierta entre sus numerosos seguidores cualquier argumento que se presente en contra de la astrología. Esto a menudo va seguido de virulentas acusaciones de dogmatismo infundado, inquisición al amparo de la ciencia, censura intelectual, etc.

Según esta pseudociencia, a partir de la observación e interpretación de la posición y el movimiento de los astros, es posible conocer y predecir el destino de los seres humanos y pronosticar los sucesos terrestres. Sostiene, además, que dicha posición en el momento del nacimiento de un individuo influye en su carácter.

Desmontemos la astrología sometiéndola a una serie de pruebas.

Zodiaco

Foto: Chris Lexow

Prueba nº 1. ¿Son estas afirmaciones coherentes con el conocimiento científico?

La respuesta es no.

Si realmente los astros influyen en nuestra personalidad y destino, debe explicarse cómo y por qué sucede esto respetando el conocimiento científico universalmente aceptado. En caso de cuestionarlo, debe aportarse una explicación válida alternativa.

Todos los fenómenos de la naturaleza son consecuencia de cuatro fuerzas o interacciones fundamentales: la gravitatoria, la electromagnética, la débil y la fuerte. La supuesta interacción astrológica entre los planetas y los seres humanos debe por tanto realizarse por medio de una de estas fuerzas. Sin embargo, ninguna puede explicarla. Dado que la Luna ejerce una atracción gravitatoria obvia sobre la Tierra (claramente manifiesta en el fenómeno de la mareas), cabría pensar que esta es la fuerza responsable. Sin embargo, unos cálculos muy sencillos contradicen esta hipótesis, pues las fuerzas ejercidas por los planetas del Sistema Solar sobre el bebé recién nacido son despreciables.

Viéndolo desde otro ángulo, podría ser que los planetas emitieran algún tipo de radiación a través de la cual ejercerían su influencia. Sin embargo, estamos inundados de radiaciones de origen terrestre (artificial o natural) incomparablemente más intensas que cualquier emisión planetaria que pueda alcanzarnos.

FirmamentoNo existe una explicación satisfactoria dentro del conocimiento científico acumulado a lo largo de los siglos. Los defensores de la astrología aducen entonces que hay muchos fenómenos que no se comprenden y esto no significa que no sean reales. ¿Puede la ciencia afirmar que no existe una fuerza o radiación capaz de ejercer esa influencia astrológica? Es decir, ¿puede demostrarse la no-existencia de estas? Siendo totalmente estrictos, y por improbable que pudiera resultar, la respuesta es no.

Bien… Asumamos por un momento que existe una fuerza y/o radiación misteriosa, aún por descubrir, cuya única manifestación conocida es la de la influencia de los astros en el carácter y destino de las personas y los sucesos terrestres; una fuerza o radiación que ha escapado a la detección de los aparatos y experimentos más sensibles, pero que, sorprendentemente, tiene efectos extraordinarios sobre los seres humanos.

Pasemos entonces a la prueba nº 2. ¿Ha sido demostrada la capacidad predictiva de la astrología?

De nuevo la respuesta es negativa. Siempre que se han sometido a tests de diversa naturaleza los supuestos aciertos de la astrología se ha demostrado que son el resultado esperado del simple azar, o de una predicción totalmente obvia o de una interpretación (incluso ejecución) sesgada y errónea de los experimentos realizados. A pesar de los numerosos intentos, nunca se han confirmado las correlaciones esperadas partiendo de las hipótesis astrológicas (por ejemplo, signo zodiacal versus actividad profesional, versus un rasgo particular de la personalidad, etc). Es decir, todos los estudios realizados bajo el escrutinio implacablemente escéptico del rigor científico han mostrado que no hay relación alguna entre la posición de los astros en el momento del nacimiento y la personalidad y el destino de los individuos.

Guercino_Astrologia

Personificación de la astrología / Archer M. Huntington Museum Fund, 1984

Finalicemos con la prueba nº 3. ¿Se ha adaptado la astrología al avance del conocimiento científico?

Tampoco. Las doctrinas astrológicas no se han actualizado, salvo algunos burdos intentos que a través de un lenguaje farragoso y ambiguo pretenden transmitir una imagen de modernidad y rigor científico que poco tiene de veraz. Por ejemplo, desde sus comienzos hace varios miles de años, las predicciones astrológicas se basaban en los planetas conocidos entonces, es decir, los que se pueden observar a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. ¿Qué ocurre con Neptuno y Urano, descubiertos en los siglos XVIII y XIX respectivamente? ¿Qué ocurre con los grandes satélites de los planetas exteriores como Júpiter o Saturno? ¿O con los muchos miles (probablemente millones) de asteroides situados entre las órbitas de Marte y Júpiter?

Continuaremos a la espera de que los astrólogos expliquen qué influencia tienen (o no) y por qué todos estos elementos del Sistema Solar son sistemáticamente ignorados. O por qué se ignoran constelaciones como Ofiuco, que el Sol también atraviesa en su recorrido aparente por la bóveda celeste, además de las del Zodíaco tradicional. Seguiremos a la espera de una explicación de por qué gemelos univitelinos tienen destinos totalmente dispares, o por qué miles de personas de diferente signo zodiacal fallecen el mismo día como consecuencia de una catástrofe natural o por qué… en fin, podríamos seguir hasta el infinito con la lista de incongruencias.

Por tanto:

  • No hay ninguna explicación conocida que pueda sustentar los principios astrológicos.
  • No ha sido demostrado que los planetas influyan en el carácter y el devenir de los seres humanos. Por el contrario, se ha demostrado que la astrología no tiene capacidad predictiva.
  • La astrología continúa estancada en ideas obsoletas que no se han actualizado de acuerdo con los conocimientos científicos adquiridos a lo largo de los siglos, lo cual da lugar a inconsistencias insalvables.

Astrología: ¿verdadero o falso?

Falso.

 

* Montserrat Villar es investigadora en el Centro de Astrobiología (INTA/CSIC) en el grupo de Astrofísica extragaláctica.