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Bacterias y aminoácidos: ¿para qué esforzarse cuando lo tienes todo a tu alcance?

Por Comunicación CEAB-CSIC*

Muchas personas que se dedican a la salud insisten en que debemos comer de forma equilibrada. Uno de los motivos para hacerlo es que los seres humanos dependemos de la alimentación para obtener muchas de las sustancias imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Es el caso de los nueve aminoácidos esenciales: aminoácidos que nuestro organismo no puede sintetizar por sí mismo. Estos componentes básicos de las proteínas, una especie de “ladrillos” que las construyen, son clave para, entre otros, el mantenimiento de los músculos, la función cognitiva o la regulación del estado de ánimo.

En el mundo microbiano esto es un poco distinto. Hay bacterias que, como en nuestro caso, dependen de lo que comen para obtener los aminoácidos esenciales, las llamadas ‘auxótrofas’. Y otras, en cambio, son autosuficientes, es decir, pueden producírselos todos por sí mismas. Son las denominadas ‘protótrofas’.

Modelo 3D de diversas bacterias rodeadas de aminoácidos. / CEAB-CSIC

Modelo 3D de diversas bacterias rodeadas de aminoácidos. / CEAB-CSIC

¿Cuáles son la más comunes? ¿Qué microorganismos siguen la estrategia ‘protótrofa’ y cuáles optan por la ‘auxótrofa’? ¿Dónde viven unos y otros? ¿Influye el ambiente en el que viven la ‘elección’ de una u otra estrategia?

Estas son algunas de las preguntas que se formuló un equipo formado por personal investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y de las universidades de Colorado, Aalborg y el Lawrence Berkeley Lab. Sus integrantes analizaron con supercomputación más de 26.000 genomas de bacterias y el ADN ambiental de entornos naturales tan diversos como lagos, océanos, plantas de tratamiento de agua, microbiota humana e incluso alimentos como la masa madre o el queso. Los resultados de su estudio se han publicado recientemente en la revista científica Nature Communications.

Representación 3D que muestra comunidades bacterianas en combinación con ADN. / CEAB-CSIC

Representación 3D que muestra comunidades bacterianas en combinación con ADN. / CEAB-CSIC

Nuestro intestino: un “buffet libre”, ideal para las bacterias auxótrofas

La investigación desvela el gran peso del entorno en la evolución y la adaptación genética de las bacterias. En aquellos ambientes en los que siempre hay nutrientes disponibles, en estos ‘buffets libres’ abiertos las 24 horas, triunfan las auxótrofas.

Josep Ramoneda y Emilio O. Casamayor, investigadores del CEAB-CSIC, lo explican así: “¿Por qué tendrían que esforzarse para fabricar los aminoácidos si siempre los tienen disponibles en su entorno? En estos ambientes la estrategia de autoproducírselos deja de ser una ventaja. Renunciar a ella, en cambio, sale muy a cuenta: significa gastar mucha menos energía y eso ayuda a prosperar, a proliferar en estos ambientes”.

Alimentos como los productos lácteos o nuestro intestino son ejemplos claros de estos ambientes, ricos en aminoácidos, en los que triunfan los microbios auxótrofos, los que han aligerado su carga genética perdiendo, entre otros, los genes implicados en la autoproducción de aminoácidos. Su estrategia evolutiva de racionalización del genoma les da una clara ventaja en estos entornos.

En el lado opuesto están los ambientes con pocos nutrientes disponibles. Aquí, por la dificultad y/o temporalidad de acceso a los aminoácidos esenciales, ganan las bacterias protótrofas, las que tienen genes que les permiten fabricarse por sí mismas lo que necesitan para funcionar. Es el caso del 80% de los microorganismos, que encuentran en la autosuficiencia una ventaja para poder sobrevivir en ambientes donde la disponibilidad de alimento es muy baja.

La investigación se ha realizado con herramientas de supercomputación. Biology Computational Lab CEAB-CSIC

La investigación se ha realizado con herramientas de supercomputación. Biology Computational Lab CEAB-CSIC

El trabajo apunta además un ejemplo radical: un género de bacterias que tienen genomas muy, muy pequeños y que nos parasitan. Se trata de los micoplasmas, que obtienen los aminoácidos de nuestras células y que están implicados en numerosas enfermedades como, por ejemplo, la neumonía.

La mejor comprensión de las condiciones idóneas de vida para los microbios que aporta esta investigación es de gran interés para diferentes campos, como el de la salud. Un conocimiento profundo de las bacterias y de las conexiones con el ambiente en el que viven puede ayudar a desarrollar nuevos fármacos para combatir aquellas que son patógenas.

* Equipo de comunicación del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC). Este post está basado en el artículo: Ramoneda, J., Jensen, T.B.N., Price, M.N. et al. Taxonomic and environmental distribution of bacterial amino acid auxotrophies. Nat Commun 14, 7608 (2023).

¿Cómo ha cambiado nuestra movilidad con la pandemia? Ayúdanos a estudiarlo

Por Frederic Bartumeus y John Palmer (CSIC)*

La eliminación de las restricciones impuestas para doblegar la primera ola de la epidemia de COVID-19 trajo consigo un aumento de la movilidad y de las interacciones sociales, pero no de una forma homogénea en el conjunto de la población. Esta es una de las primeras conclusiones de las dos encuestas sobre movilidad y distanciamiento social realizadas a la población en el marco del proyecto Distancia-COVID, en el que participamos investigadores e investigadoras de varios centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Nuestro objetivo es comprender mejor las dinámicas de contagio observadas durante las distintas fases de la pandemia y contribuir a plantear escenarios de mayor utilidad para gestionar la crisis generada por el SARS-CoV-2. Por eso acabamos de lanzar una tercera encuesta completamente anónima en la que te animamos a participar.

Movilidad COVID

Imagen de César Hernández (CSIC)

Cambios tras el estado de alarma

Gracias a las respuestas de 6.952 personas, hemos podido aproximarnos a la diversidad de los patrones de movilidad e interacción social de la población española entre el 14 de mayo y el 31 de agosto de 2020. Los resultados obtenidos nos indican que, si bien en este periodo la estructura de los hogares –el número de personas y las edades con los que se convive– no cambió, lo que sí lo hizo fue el número de contactos diarios fuera de casa.

Con la supresión del estado de alarma la población de más de 20 años pasó de una media de 3 contactos diarios durante el confinamiento a una media de 5. Sin embargo, este cambio no fue homogéneo ya que los contactos aumentaron principalmente en franjas de edad concretas: por un lado, crecieron los encuentros entre jóvenes de 20 a 29 años y, por otro, los contactos de mayores de 65 con personas de 30 a 49 años.

Las estimaciones denotan un cambio notable en el número medio de contactos en la franja de 20 a 29 años, pero la encuesta no nos informa de su contexto y puede haber múltiples causas que expliquen este aumento. En el caso del grupo de edad igual o mayor de 65 años el incremento podría corresponderse con personas mayores que se relacionan con los que generacionalmente podrían ser sus hijos adultos.

En relación a la movilidad, nuestro estudio muestra que durante el estado de alarma la mayoría de los movimientos de las personas encuestadas fuera de casa no superaban los 10 kilómetros de distancia. De hecho, el 40% informó de que sus desplazamientos diarios no iban más allá de un radio de acción de 1 km alrededor de su casa. Sin restricciones, los desplazamientos por encima de los 10 km se dispararon, al igual que lo hicieron el número de salidas semanales.

El destino de los viajes de los encuestados durante y tras el estado de alarma siguió dominado por los comercios, así como por escapadas a espacios públicos y viajes diarios a los lugares de trabajo. No obstante, será necesario realizar un modelo estadístico de los datos disponibles para poder hacer estimaciones más detalladas y fiables sobre la distancia y destino de los desplazamientos.

Iniciamos la tercera fase de encuestas

La primera encuesta se llevó a cabo dentro del período de estado de alarma, entre el 14 mayo y el 10 de junio de 2020. La segunda se completó ya fuera de este período, entre el 24 de julio y el 31 de agosto, cuando ya no existían la mayoría de las restricciones. Los datos obtenidos se han recogido en un informe, que también incluye unas primeras estimaciones de los parámetros de movilidad y distanciamiento social para el conjunto de la población española.

Para poder completar esta información necesitamos más datos y por ello vamos a realizar una tercera encuesta, en la que se puede participar de manera anónima a través de la página web del proyecto: https://distancia-covid.csic.es/encuesta/

Las preguntas del cuestionario se centran en las dinámicas de movilidad, el número de contactos mantenidos en los últimos días y las personas con las que se convive en un mismo hogar. Participar en la encuesta es contribuir de una forma importante a la lucha científica contra la COVID-19 en España.

 

* Frederic Bartumeus es investigador del CSIC en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). John Palmer es profesor de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). En el proyecto  Distancia-COVID participan también el Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), un centro mixto del CSIC y de la Universitat de les Illes Baleares, el Instituto de Física de Cantabria (IFCA-CSIC) y el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC).