Islam e islamismo: distinguir conceptos y deshacer tópicos

Cristina de la Puente (CSIC)*

La mayoría de lectores de este blog perteneceréis a países occidentales y es probable que pocos estéis familiarizados con el islam. En la Unión Europea, los musulmanes son minoría, aunque una minoría significativa: un 3,12%, lo que supone 15 millones de personas. Sin embargo, el reparto es desigual y hay naciones donde se duplica ese porcentaje: un 6% en Francia y Bélgica, y un 4% en Alemania, por ejemplo.

En 2017, en España se calculaba que había 3,6% de musulmanes. Pero su reparto regional también era desigual, porque, dejando al margen Ceuta y Melilla, donde el porcentaje es muy elevado, la mayoría vive en Cataluña, cuya población musulmana alcanza el 6,9% del total, el 11,1% en la provincia de Gerona. Por consiguiente, no es extraño que exista confusión con ciertos términos que son necesarios para comprender el mundo islámico, para interpretar la información que nos llega al respecto, así como para deshacer tópicos. Para empezar, islam no es islamismo y árabe no es sinónimo de musulmán.

Musulmanas leyendo el Corán en una mezquita durante el Ramadán. / Rawpixel Freepik

Musulmanas leyendo el Corán en una mezquita durante el Ramadán. / Rawpixel Freepik

El islam es una religión y por extensión una cultura y, por tanto, existen numerosas maneras de aproximarse a ella. Quien profesa esta religión es un musulmán (islam sí que es sinónimo de religión musulmana). En la actualidad, hay más de 1.500 millones de musulmanes en el mundo, una cifra que sigue creciendo debido a la alta natalidad en los países de mayoría musulmana y porque el islam es una religión proselitista (en este sentido, las musulmanas no pueden casarse con no musulmanes, lo cual en principio garantiza que su descendencia permanezca siempre en el seno del islam, y los varones pueden hacerlo, pero sus hijos serán siempre considerados musulmanes).

Nos referimos a este grupo de países de mayoría musulmana como mundo islámico, que abarca todo el norte de África, una parte importante del África subsahariana, el Oriente Próximo y grandes zonas de Asia central, un territorio extenso de población muy numerosa del subcontinente indio, así como los archipiélagos indonesio y malayo. En Europa, es ligeramente mayoritario en Albania y en Bosnia Herzegovina (52% en ambos territorios).

Por otra parte, el término mundo árabe alude al conjunto de países donde el idioma árabe es mayoritario y oficial, los cuales constituyen la Liga Árabe. Todas estas naciones, aunque de mayoría musulmana, poseen población autóctona perteneciente a otras religiones, como el Líbano, donde el 50% de la población es cristiana. Sin embargo, en España hay una tendencia a asociar musulmán exclusivamente con árabe por diversos motivos: porque el islam nace en Arabia, por la razón de nuestra proximidad geográfica con el mundo árabe y, sobre todo, a causa de nuestra propia historia, pues durante muchos siglos una parte de la península ibérica estuvo arabizada e islamizada. En definitiva, árabe no es sinónimo de musulmán porque hay minorías árabes cristianas y judías y, sobre todo, porque los árabes suman 350 millones aproximadamente y esa cifra solo representa un 22% de la población musulmana total en el mundo.

Otro término que merece especial atención es el de la islamología o estudios islámicos. Esta disciplina permite conocer el mundo islámico de forma profunda y cada vez más rigurosa. Lo lleva haciendo desde finales del siglo XVIII a través de metodologías y herramientas, como la filología, es decir, la lectura científica de los textos en sus lenguas originales, en este caso, árabe, persa, turco, urdu, etc., que facilita su progresivo conocimiento, interpretación y contextualización de los hechos. Esos textos muestran que no existe un único islam, un único credo, ni una única explicación, sino una religión con unas características básicas y comunes, con múltiples puntos de vista, y que ha evolucionado a lo largo de los siglos.

Ni si quiera el Corán, el libro sagrado que contiene la revelación divina, es inmutable a la hora de ser interpretado. Por ejemplo, la esclavitud está presente y parcialmente regulada en el Corán y fue abolida en casi todos los países de mayoría musulmana sin que se haya levantado ninguna voz a favor de su restauración. Otro ejemplo de actualidad es el del hiyab, “velo”. Esta palabra aparece en el Corán, pero no hay una doctrina concreta sobre la vestimenta de los y las musulmanas. La forma de vestir se ha interpretado de mil formas distintas, que oscilan desde considerar que hay que vestir de manera púdica y honesta, pero no es necesario cubrirse la cabeza, hasta creer que solo han de dejarse los ojos al descubierto, o ni siquiera eso.

Al-Masjid an-Nabawi (la Mezquita del Profeta), en Arabia Saludita. / Pixabay

Al-Masjid an-Nabawi (la Mezquita del Profeta), en Arabia Saudita. / Pixabay

Islamismo. Más allá del islam

Solemos meter en el mismo saco los términos islam e islamismo. Pero no son lo mismo. Aunque en español el nombre de las demás religiones acabe en “ismo” -cristianismo, budismo, judaísmo, etc.-, es incorrecto llamar islamismo al islam. De igual forma, quien practica esta religión no es un islamista, sino un musulmán, como ya hemos visto. Tampoco se denomina islamista a quien dedica su vida al estudio del islam, pues ese es un islamólogo. Por otro lado, también es incorrecto llamar a los musulmanes mahometanos porque mientras que los cristianos siguen a Cristo, a quien consideran la encarnación de Dios, y creen en él, los musulmanes no siguen a Mahoma, pues para ellos este es solo un hombre elegido por Dios para transmitir su revelación. Le admiran, pero no le adoran.

Islamismo se refiere a aquellas doctrinas que consideran que el islam no es solo una religión, sino que debe estar presente en la esfera privada y también en todas las instituciones, y debe ser la guía primera que rija su convivencia y sus normas, así como el fundamento de la jurisprudencia de los países musulmanes. Islamistas son, entonces, quienes defienden el islamismo, quienes desean la implantación del islam y la Ley Islámica, “sharía”, en todas las estructuras del Estado, públicas y privadas.

Mapa de países y su utilización de la sharía: en morado, sharía estatal; en verde, los países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica que no tienen la sharía como base de su sistema judicial; naranja, sharía a nivel regional; amarillo, sharía como ley familiar. / Wikipedia

Mapa de países y su utilización de la sharía: en morado, sharía estatal; en verde, los países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica que no tienen la sharía como base de su sistema judicial; naranja, sharía a nivel regional; amarillo, sharía como ley familiar. / Wikipedia

Cabe señalar, finalmente, que la ideología islamista es numéricamente muy minoritaria en el mundo islámico, aunque la repercusión de sus acciones haya sido y sea hoy enorme. También es necesario reiterar que hay muchos credos dentro del islam y dentro del islamismo. En este último caso, hay una gran variedad de movimientos que sostienen no solo ideas muy distintas, sino a veces muy enfrentadas entre sí.

* Cristina de la Puente es investigadora en el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo del CSIC y autora del libro ‘Islam e islamismo (CSIC-Catarata) de la colección ¿Qué sabemos de?

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