La historia de la hamburguesa que cuesta 250.000 euros

Por Mar Gulis

El 5 de agosto de 2013 se presentó ante la prensa la primera hamburguesa fabricada en un laboratorio. Su artífice, el investigador Mark Post, de la Universidad de Maastricht, se proponía crear carne mediante un método alternativo a los sistemas actuales de producción, muy insostenibles medioambientalmente. Según la FAO, las emisiones de gases con efecto invernadero producidas globalmente por el sector ganadero suponen el 18% de las totales. Esta constatación, en un contexto en el que la demanda de proteínas aumenta ante la mejora del nivel de vida de países como China e India, empuja a la comunidad científica a explorar nuevas vías para generar alimentos que sean menos contaminantes.

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El investigador Mark Post presentó su ‘hamburguesa de laboratorio’ en 2013

Esta idea es la que llevó a Post y su equipo a crear una hamburguesa con células madre de vaca. Veamos la parte científica de este experimento. La carne cultivada o in vitro supone “producir carne animal induciendo el crecimiento celular en un medio artificial controlado”, explica Rosina López en su libro Las proteínas de los alimentos (CSIC-Catarata). “El proceso consiste en utilizar células madre extraídas de animales, que se multiplican con rapidez, o células musculares más especializadas, y conseguir que se desarrollen en un medio nutritivo y se fundan en fibras musculares”, detalla. Así, esta técnica, que fue ideada con fines médicos, está generando aplicaciones más inesperadas. La mayoría de los centros de investigación que trabajan con células madre tratan de generar tejido humano para trasplantes y para reemplazar músculos dañados o enfermos, células nerviosas o cartílagos. En cambio, Post y su equipo probaron técnicas similares para crear músculo y grasa artificiales y comestibles.

Pero dar este salto tiene sus complicaciones. “La creación de un músculo verdadero es técnicamente más compleja. Requeriría, además del aporte de nutrientes y oxígeno a las células en crecimiento y la eliminación de las sustancias de desecho, la inclusión de otras células, como adipocitos, y un estiramiento físico que simulase el ejercicio”, señala López. Por eso, de momento, los científicos solo pueden crear pequeños trozos de carne. Piezas de mayor tamaño necesitarían también sistemas circulatorios artificiales para distribuir nutrientes y oxígeno.

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Dos críticos gastronómicos la probaron y reconocieron que su textura era similar a la de la carne normal

Volvamos a la hamburguesa que tanta expectación causó. Tras ser cocinada por el chef británico Richard McGowan, la curiosidad gastronómica pasó una última prueba con éxito. No solo porque quienes la probaron, los críticos gastronómicos Hanni Ruetzler y Josh Schonwald, alabaron su textura y sabor, sino porque sus estómagos recibieron bien el innovador alimento. ¿Cuál es su problema entonces? El precio. Post y su equipo invirtieron varios años y casi 250.000 euros en desarrollar este experimento. Sin embargo, el investigador confía en que, si se produjera a nivel industrial, los costes y los plazos se reducirían sustancialmente.

López señala que aunque “su producción a gran escala necesitará importantes inversiones”, en un futuro próximo esta técnica “podría ser técnicamente factible, eficiente y respetuosa con el medio ambiente”.

Sin embargo, son numerosas las voces que sostienen que para hacer frente a una eventual escasez de alimentos, la solución óptima sería comer menos carne. La propia FAO recomienda desde hace años reducir el consumo de este alimento para luchar contra el cambio climático.

4 comentarios

  1. Dice ser Rita

    «Según la FAO, las emisiones de gases con efecto invernadero producidas globalmente por el sector ganadero suponen el 18% de las totales»

    Vamos, que si en todos los continentes las poblaciones de animales salvajes retornaran a su nivel demográfico propondrían eliminarlos a todos.

    Hay que ser estúpidos, estos del CO2 están fuera de contexto.

    25 noviembre 2014 | 12:10

  2. Dice ser Rita

    En cuanto al resto de la noticia, la solución pasa por control demográfico del ser humano, la mayoría de los males desaparecerían, pero no, se mira para otro lado y se investigan estupideces como estas.

    25 noviembre 2014 | 12:13

  3. Dice ser Warp

    @Rita:

    Yo creo que se refieren más bien a las emisiones de la maquinaria y transporte, no al que emiten los animales. De todas formas, yo soy de la opinión que el cambio climático, en el caso de que exista, se debe a variaciones en la radiación recibida del Sol, y no por las emisiones de gases de efecto invernadero.

    Sobre el control demográfico, suena a eugenesia. Ya sé que eso es otra cosa. En zonas muy deprimidas o en épocas de escasez, cuando la supervivencia infantil es muy precaria, la explosión demográfica intenta mitigar las muertes infantiles a base de tener muchos, estadísticamente alguno sobrevivirá. Es así de crudo, pero es lo que hay.

    Decir que «hay que controlar la demografía» equivale a pedirle a los países más deprimidos que tengan menos natalidad, porque en los desarrollados esa natalidad está por los suelos. Pero menos natalidad en esas circunstancias equivale al suicidio demográfico. Países como India o China, que están emergiendo económicamente, también mejoran su sanidad poco a poco, lo que se traduce en más natalidad, menos mortalidad infantil y más bocas que alimentar.

    Decirle a la gente que no tenga tantos hijos es bastante complicado porque el ser humano -y todos los seres vivos- centra su existencia en la manida pero cierta perpetuación de la especie.

    Y sobre la carne de laboratorio, nada que comentar, excepto que es un avance científico que abre el camino a cultivar órganos… espero que se corten un poco antes de cultivar personas, que todo llegará.

    25 noviembre 2014 | 13:01

  4. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Estoy seguro que antes de cien años la ciencia hbra inventado un generador de materia disponiendo solo de electricidad aire fuego tiempo y agua.
    Y ya no habra hambre en el Mundo. Si es que aún existe. O no.

    Clica sobre mi nombre

    25 noviembre 2014 | 14:59

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