Claro que las mujeres son idiotasAl fin y al cabo Dios las creó a imagen y semejanza de los hombres George Elliot

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Y después de… ¿qué? (Parte 1)

Hace unas semanas tuve un escarceo sexual. Hubo pasión y desenfreno, pero también complicidad y mucha generosidad.

Tras el acto, me quedé plácidamente tumbada en la cama, relajada al lado de mi amante bandido. Era la una y media de la madrugada.

Todo parecía fantástico hasta que mi compañero de lecho me preguntó: “Carlota, ¿piensas quedarte a dormir?”. Yo ni me lo había planteado. “No sé”, le respondí melosa. Creo que ese «no lo sé» enmascaraba un «claro, por supuesto».

Fue entonces cuando me dio un ¿cariñoso? cachete en el trasero y me dijo: “Pues mejor que te vayas. No es que me molestes, pero es que no estoy acostumbrado a compartir mi cama. Si te quedas no podré dormir y mañana tengo que madrugar”.

¿Madrugar? ¡Y una mierda! Tío, ¿a quién pretendes engañar? Que sé que trabajas en casa y que te levantas a mediodía… Muy digna, al menos intenté aparentarlo, me levanté de la cama y fui, desnuda, hacia el comedor, donde estaba mi ropa esparcida por el suelo del maravilloso piso de diseño.

“¿Carlota, te enfadas?”, me dijo. “¿Yo? Qué va”, mentí con el ceño fruncido. Intentó darme argumentos: “Entiéndeme. Me gustaría que te quedaras, pero llevo muchos años durmiendo solo y…”. No le dejé acabar. “Tranquilo, no pasa nada”, le contesté intentando sonar convincente.

La verdad es que me cortó el rollo, y aquella noche que parecía fantástica se esfumó por obra y arte de las palabras “v-e-t-e-a-d-o-r-m-i-r-a-t-u-c-a-m-a-b-o-n-i-t-a”.

¿Qué se pensaba este tío? ¿Que iba a pedirle en matrimonio a las ocho de la mañana nada más sonar el despertador de mi móvil? ¿Que le iba a pedir una copia de las llaves de su casa?

¿Qué problema tiene el hecho de –sólo- dormir junto a una persona con la que acabas de follar? ¿Por el simple hecho de hacerlo –el dormir, claro- se supone algún compromiso?

En fin, yo sólo quería seguir calentita en la cama, sin necesidad de que este hombre me abrazara… Y no tener que buscar un taxi de madrugada, en una fría noche de invierno.

Propósitos para 2008: Dejar de fumar, pensar como un hombre…

Por fin acabó 2007. Y veía ayer, con la resaca de la resaca de la noche de fin de año todavía presente, un reportaje en la tele que me desmontó.

Venía a decir que sólo se cumple el 1% de los propósitos que nos fijamos cada año nuevo. “¡La leche!”, pensé, “con la de cosas que yo quería hacer este 2008”.

Pero bueno, como mi lista de objetivos es tan larga, algo acabaré cumpliendo… O eso espero. Ahí van:

1.- Dejar de fumar. Es una de las cosas que más miedo me da, no sé si podré lograrlo. ¡Se necesita tanta fuerza de voluntad! Esperaré hasta marzo para llevarlo a cabo, y creo que iré al médico para que me ayude (me han dicho que hay unas pastillas milagrosas para dejar el tabaco). Hasta entonces, iré reduciendo poco a poco la cantidad de cigarros que me fumo al día, unos 15.

2.- Ir al gimnasio. Necesito hacer deporte. Toda mi vida he practicado alguno, pero hace algo más de un año que abandoné el sano hábito. Creo que optaré por la natación. Mañana miraré gimnasios con piscina aunque… Seguro que si me apunto en febrero me ahorraré la matrícula.

3.- Engordar unos kilitos. Esto se lo he prometido a mi amigo H. A. Y lo voy a cumplir. La verdad es que no me iría nada mal coger un poquito de peso. Mido 1,64 metros y peso 50 kilos. Si ganara unos 4 o 5 tendría un culo mejor que el de Jennifer López antes de embarazarse… Tengo que buscar un endocrino.

4.- Llevar una vida más ordenada. No es que la que llevara hasta ahora fuera un caos pero… Poco le faltaba. El hecho de vivir con mi señora madre (con la que ya me he discutido, os lo cuento mañana) me ayudará.

5.- Estudiar otra carrera. Esto ya será de cara a septiembre. No vaya a ser que me estrese y no pueda hacer las anteriores cosas.

6.- Pensar como un hombre. Lo voy a intentar desde ahora mismo. ¿Por qué las mujeres nos comemos tanto la olla en cuanto a las relaciones con los hombres se refiere? ¿Por qué creer que es amor cuando sólo es sexo? ¿Por qué decir que no cuando queremos decir sí? ¿Por qué darle 100.000 vueltas a las cosas? La vida es más sencilla.

7.- Aprender a conducir. Me saqué el carné hace 11 años y ya lo he renovado. En todo ese tiempo no he cogido ni un solo coche. Bueno, una vez tuve el volante de un simca 1200 entre mis manos… Y sólo me gané una discusión de órdago con mi padre.

8.- Ser feliz. Creo que lo lograré si cumplo alguno de los objetivos que me he marcado… Y si me tomo la vida con más calma. ¿Podré? Hagan sus apuestas…

¿Por qué no tienes novio?

Temo la Navidad. En las típicas cenas familiares, mi tío Juan siempre me hace la misma pregunta: “Carlota, ¿por qué no tienes novio?”.

Y yo, la única soltera de la familia, sonrío y le respondo lo mismo: “Pregúntaselo a ellos”.

A los 30 te sientes tan bien haciendo lo que te da la gana, sin rendir cuantas a nadie, que es complicado encontrar a alguien que te llene. Además, el panorama es (aparentemente) desolador…

Primero están los gays, cuyo único problema, porque la mayoría son perfectos, es que no les gustan las mujeres.

Luego está el mercado de segunda mano: los recién separados que retoman la soltería como quinceañeros. Salen de marcha hasta las mil, buscan un polvo rápido y al día siguiente, si te he visto no me acuerdo. Van bien en épocas de hambruna sexual.

También encontramos los que les pesa la relación anterior. Pueden tener mochila (hijos) o no, van muy rápido y quieren presentarte a sus niños, a sus padres… pero lo cierto que es nunca llegarás a ser como la maldita ex. De estos, mejor huir, que las comparaciones nunca fueron buenas.

Por no hablar de los solteros vocacionales, aquéllos cuya frase de cabecera a la hora de acabar la relación estrictamente sexual que mantienen contigo es “tu te mereces algo mejor”. ¿Algo mejor? ¡Pero si yo te he escogido a ti! ¡Yo creo que tú eres lo mejor! Para estos, no tengo palabras. ¡Parásitos!

Y los casados, que te quieren en secreto y te juran y perjuran que dejarán a su mujer. Mejor ni verlos, al final acabas siendo la otra. Vaya, que son unos vendemotos.

En fin, va a ser verdad aquello que leí en la puerta de un baño de la facultad: “Tu príncipe azul sólo reside en tus sueños más verdes”.