Ya no queda nada para embarcar rumbo a la tercera y penúltima prueba de mi gran objetivo de este año: el Gran Slam 4 Deserts. Me encantan las sensaciones previas, los nervios, las dudas, el estado de ansiedad…ese cosquilleo que te hace sentir que aumenta la frecuencia cardiaca y esa ilusión mezclada con incertidumbre. Creo que eso es lo bonito de los retos, ir preparándote, ilusionándote, compartiendo inquietudes con los que te rodean y ver como poco a poco se acerca ese “Big Day” para el que llevas tiempo preparándote. En este caso será más de un día… ¡será una gran semana!

Después de quitarme el cartel de “novato” el pasado febrero en la Sahara Race, llegó en junio la Gobi March en China y ahora toca el Atacama Crossing de Chile. Y si todo va bien, en noviembre me enfrentaré a la Antártida y sus temperaturas de -40ªC, para culminar el reto de recorrer 1.000 kilómetros a través de los 4 desiertos más inhóspitos del planeta… ¡Casi nada! Pero ya veo más cerca el llegar a completar mi objetivo. Aunque también es verdad, que por mucho que me haya enfrentado a dos pruebas ya de este tipo, la dosis de intriga ante una carrera tan dura y en un terreno desconocido, sigue siendo bastante alta.

En el desierto todo se hace duro, pero el gran esfuerzo que supone tener que enfrentarse a una maratón diaria (o incluso más de dos en la etapa larga), jornada tras jornada durante una semana y el poco tiempo entre etapas para recuperarte, creo que es lo que hace esta prueba tan especial.

En poco menos de 2 semanas tendré que correr los 250 kilómetros que componen esta prueba a través del desierto más árido del planeta, cargado con una mochila de 10 kilos en la que debe entrar todo lo necesario para sobrevivir los 7 días, ya que la organización sólo nos ofrece una tienda donde dormir, agua caliente y si necesitáramos alguna atención médica. Es toda una experiencia, aunque poco a poco creo que me he ido acostumbrando y espero que no sea tan duro cono en el Sahara.

A todo esto, hay que añadir esas cosas que uno no puede controlar y menos en un desierto. Desorientarte en mitad de la noche, el asfixiante calor o frío (en China fue la primera vez que vi nevar en un desierto…), la fauna (también tuve una divertida aventura con un camello que me persiguió como un loco durante un buen rato para intentar arrebatarme mi barrita energética…) o algo tan insignificante como que se te meta arena en un pie, por no ponerte bien una de las polainas y tengas que recorrer 90 kilómetros… En definitiva, una auténtica aventura que estoy deseando vivir y que hace de este reto algo apasionante; no sólo en lo deportivo, sino en todo lo que te va aportando cada día, tanto por las nuevas experiencias como por el trato con el resto de participantes y organizadores, que desde el primer día nos hemos convertido en una gran familia.

¡Así que ya estoy deseando enfrentarme de nuevo al desierto! pero como antes de cerrar la maleta del todo tenemos una semana de por medio ¿Qué os parece si el martes que viene hacemos un consultorio y contesto a todas las preguntas que tengáis respecto a esta aventura?

¡Nos vemos el martes que viene! Pero antes aprovecharé para hacer la última prueba en asfalto antes de irme. Esta vez será el sábado en la media maratón de Barbastro, ya me conocéis ¡me va la marcha!

@chemitamartinez