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De cómo vivir sin dinero o con muy poco

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Ropa deportiva fabricada con plástico reciclado

Minimalism Brand es una marca de ropa básica deportiva que  persigue el consumo responsable, la fabricación sostenible y la durabilidad de los productos y elabora sus piezas, fundamentalmente sudaderas, camisetas, cortavientos y complementos, con plástico reciclado.

La empresa fue creada en 2017 por Pepe Martín y Víctor Rodado, quienes afirman que una vida minimalista y responsable es la única capaz de provocar cambios.

«Un usuario alejado del hiperconsumismo, de la moda rápida y estacional, a quien le gusta la moda centrada en la calidad y durabilidad de básicos fabricados de forma sostenible, ese es el público objetivo de Minimalism Brand: Cómprate 10 camisetas al año, muy buenas, no 4 cada 2 meses», afirma Víctor Rodado.

Cada cortaviento está fabricado al 100% con poliéster reciclado, compuesto por ocho botellas de plástico reciclado, la sudadera está compuesta en un 85% de algodón orgánico y un 15% de poliéster reciclado y la camiseta es 100% algodón reciclado.

«No queremos que la gente compre cosas que no necesita, queremos que nos compren cuando necesiten uno de nuestros productos y que sean conscientes de qué están comprando. Creemos en la compra responsable, por eso ajustamos nuestros precios en los lotes para ser más competitivos».

La compañía comparte sus números desde sus comienzos y en su web se puede acceder de manera gratuita a todas las métricas de negocio, tráfico, visitas, conversiones, ventas, pedidos, facturación, etc., y sus responsables aseguran que la transparencia es una de las claves de su éxito: «Todo funciona cuando eres transparente con el cliente, tenemos esa responsabilidad con ellos. En Minimalism Brand contamos dónde fabricamos, por qué, dónde invertimos, contamos lo que nos sale bien y lo que nos sale mal».

Pepe Martín y Víctor Rodado, con las mochilas que fabrican.

El proyecto comenzó como un juego entre amigos que tenían 2.000 euros y se pusieron a vender carteras para poder ir al festival Burning Man, en Nevada, Estados Unidos. Como en un fin de semana vendieron 1.400 unidades, se decidieron a crear una empresa con un único producto. Esto les sirvió para hacerse un hueco en el mercado, vender 40.000 unidades y cerrar el 2018 con 150.000 euros de facturación.

«El mercado, los inversores y los gobiernos están empezando a apostar por estos modelos sostenibles, duraderos e inclusivos. Estamos creciendo un 70% más que el año pasado, y llegamos ya a los 350.000 euros de facturación».

Más que contentos con el desarrollo del producto, ahora han ampliado el catálogo, añadiendo carteras minimalistas y mochilas a las camisetas, sudaderas y cortavientos.

En España solo se recicla el 10% de toda la ropa de la que nos deshacemos

La Unesco declaró el 17 de Mayo el Día Mundial del Reciclaje. Una oportunidad para recordar la estrategia de Reducir, Reutilizar y Reciclar que busca reorientar el comportamiento de los ciudadanos para mejorar el medioambiente, para concienciar a la sociedad sobre la importancia de desechar los residuos de manera adecuada. Un hábito con el que no solo protegemos los recursos de las generaciones venideras, sino con el que ayudamos a frenar el cambio climático al que debemos hacer frente.

Para recordar este día, traigo dos iniciativas de dos plataformas que trabajan por el reciclaje y la sostenibilidad: la Fundación Humana, organización que promueve la protección del medio ambiente a través de la reutilización de textil y lleva a cabo programas de cooperación al desarrollo en África, América Latina y Asia y One Oak Brand, una firma de moda española que apuesta por darle una segunda vida al plástico y reutilizará 60.000 botellas de este material en 2019 como componente principal de sus mochilas.

La Unión Europea obligará a sus Estados miembros a reciclar en 2020 el 50% de todos los residuos domésticos, incluido el textil. La fecha límite está a la vuelta de la esquina y de momento en España solo se recicla el 10% de toda la ropa de la que nos deshacemos.

Mientras otros residuos urbanos han crecido en sus porcentajes de recuperación, el textil es el gran olvidado de las administraciones. Instalar más contenedores en la vía pública es la medida más urgente para evitar que cada año 900.000 toneladas de ropa acaben inutilizadas en vertederos, señalan los responsables de Humana.

Advierten de que pese a que la gran parte de las prendas que desechamos son susceptibles de tener una segunda vida, apenas un 10% se recupera selectivamente por un gestor autorizado para promover su reutilización. El resto (900.000 toneladas) acaba en vertederos donde es enterrado. Si este dato es preocupante, aún lo agrava más el hecho de que el residuo textil es la quinta fracción que más se genera (tras la orgánica, los envases y plásticos, el papel y el cartón, y el vidrio), y la que presenta el porcentaje de valorización más alto, por encima del 90%.

Cada vez que se recicla y se reutiliza, se contribuye a la protección del medio ambiente; se alarga la vida útil de los productos y, cuando ésta finaliza, son reintroducidos en el mercado asumiendo la lógica de la economía circular, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se crean puestos de trabajo en el llamado sector verde.

Desde esta entidad apuestan por implementar una adecuada red de contenedores en los municipios, según la cual, debería haber un punto de recogida de textil por cada 250-500 habitantes para alcanzar los objetivos que impone la Directiva Marco Europea, pero la proporción actual es de uno por cada 3.000–5.000 en el mejor de los casos. Además, la distancia óptima entre el usuario y un contenedor debe ser inferior a 100 metros.

En lo que llevamos de año, de enero a abril, han recuperado 4.112 toneladas, equivale a prolongar el ciclo de vida a 8,5 millones de prendas. Además, representan un ahorro de 13.062 toneladas de CO2 a la atmósfera.

El pasado mes de marzo, la ONU creó la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible. Una organización que busca «detener las prácticas perjudiciales para el medio ambiente y la sociedad en este sector y convertirlo en un motor de la acción ambiental». Las estimaciones sugieren que para 2030 la producción de la industria de la moda y del calzado crecerá un 81%, hasta 102 millones de toneladas de prendas.

En este camino hacia la sostenibilidad, una de las posibilidades que se plantea en la industria es la de absorber parte del millón y medio de toneladas de plástico que se generan sólo en nuestro país al año, según datos recogidos en el informe Maldito Plástico de Greenpeace, y convertir así el plástico en productos de moda para darle una nueva vida.

One Oak Brand, una firma de moda española creada por los emprendedores Carlos y Guillermo Íñiguez, ha apostado por el plástico reciclado para dar vida a sus mochilas de diseño. Estos nuevos hilos, llamados «recover»,  garantizan un producto más sostenible con el que se ahorra agua, energía, se reducen las emisiones de CO2.

La materia prima de la que se parte es el poliéster reciclado que, entre otras cosas, consigue el mismo rendimiento técnico que otras fibras de poliéster dejando una menor huella medioambiental, ya que se alarga su vida útil.

Las cifras que manejan en la firma es que van a reutilizar 60.000 botellas al cierre de 2019, que habrán sido reconvertidas en mochilas.

Por el hecho de utilizar plástico reciclado, One Oak reducirá la huella de carbono de cada mochila hasta en un 30%.

Mochilas de cáñamo hechas a mano para empezar el curso

La firma de moda Hemper, cuyos creadores no llegan a los 30 años de edad, ha puesto en marcha una campaña para comercializar sus mochilas sostenibles y complementos fabricados a mano con cáñamo en Nepal, que tiene como protagonista al propio país y a los nepalíes.

La firma ha convertido en escenario de esta campaña a Kathmandú, ciudad en la que ha creado un taller y da trabajo digno a comunidades locales para llevar a cabo la producción íntegra de sus productos. Allí emplean a padres y madres y escolarizan a los niños.

Bajo el lema Made in Nepal, la empresa ha creado colecciones sostenibles y ha contado con jóvenes nepalíes como modelos locales no profesionales a los que muestra de forma natural y sin maquillar y utiliza carteles que no perjudican el medio ambiente. De hecho, la firma ha empapelado las calles de Madrid  con carteles elaborados con papel con Certificación Ecológica.

La fotógrafa Adriana Roslin es la autora de las fotos de la campaña. Es una fotografía analógica que redefine el concepto de material hecho a mano, es más artesanal y fusiona la fotografía documental con la de moda, señalan los responsables de la empresa.

Hemper fomenta una compra en línea sostenible mediante la reutilización de sacos de arroz de Nepal, con los que mandan sus productos a sus clientes y ha vendido más de 6.000 mochilas en tan solo dos años.