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Aprender a hacer pan en casa

Taller de pan de La buena vida

Taller de pan de La buena vida

Me he animado a hacer pan casero este fin de semana que no tendré mucho trabajo y sí más tiempo para practicar. He buscado en Internet dos recetas: una de pan de centeno, que me encanta, y otra dos de pan blanco. Las dos me parecen fáciles de antemano. Lo que resulte después ya es otro cantar

Los ingredientes para hacer pan de centeno:

350 g harina de centeno
150 gramos de harina de trigo integral
25 gramos de levadura de cerveza
1 cucharada de aceite de oliva
1 cucharada de hinojo en grano
Sal

Mezclar la harina de centeno con la harina de trigo integral, el hinojo y la sal, colocándolo todo sobre una superficie para trabajar. A la mezcla, se le añade agua templada en la que se ha disuelto la levadura. Amasar de forma enérgica hasta obtener una consistencia más bien blanda. Dejar reposar la masa durante una hora. Transcurrido ese tiempo, se le añade el aceite de oliva y se amasa otra vez antes de colocarla en un molde o en la bandeja del horno sobre un papel de horno.  Hornear durante 40 minutos, y a mitad de la cocción, con una brocha untar la hogaza con un poco de aceite batido en agua caliente para que la corteza del pan quede mejor.

Una receta de pan blanco:

310 gramos de harina de fuerza.
175 gramos de agua.
10 gramos de levadura fresca prensada.
una cucharada pequeña de sal.
una cucharada sopera de aceite de oliva.

En una fuente honda poner la harina. Por otro lado, templar agua, que no esté muy caliente, para disolver en ella la levadura, añadirle el aceite y mezclarlo  todo. Echar esta mezcla sobre la harina y revolver con una cuchara de palo hasta formar una masa que se trabaja con las manos. Espolvorear la mesa de la cocina o la encimera para echar la masa y trabajarla durante diez minutos hasta que esté homogénea. Añadirle la sal por encima y volver a amasar otros cinco minutos para integrar la sal.  Untar un poco de aceite en las manos y aplicarlo a la masa,  hacerle unos cortes con un cuchillo y espolvorear harina sobre ella. Colocarla la masa en la bandeja del horno o en una fuente sin haber precalentado el horno, a 200 grados durante 40-45 minutos. 

Si tenéis otras recetas y lo hacñeis de otra manera, podéis contarlo aquí.

Las vidas de una silla

Primero a la fuerza y después por convicción, me he hecho adicta al reciclaje. No soy una manitas precisamente, por eso tengo que buscar y rebuscar por ahí qué poder hacer con muebles viejos y demás trastos que tengo en casa y los que recojo de los contenedores.

En Trucos y astucias, hay muchas ideas y trucos -algunos de páginas inglesas, para reciclar. Cuentan cómo transformar sillas que ya no utilizamos en otros objetos muy originales y muy distintos que nos pueden servir mejor para otros usos.

Por ejemplo, estanterías, toalleros, maceteros hechos con sillas enteras, con la mitad de una silla o utilizando la parte del respaldo y el asiento. 

En el cuarto de baño, se pueden convertir en un exclusivo toallero:

silla

Silla convertida en toallero.

También, en coloridos maceteros, tanto para dentro como para fuera de la casa, con los colores vivos de las plantas pueden quedar muy bien. Sólo hay que recortar la base de la silla y encajar una maceta:

Un colorido macetero

Un colorido macetero

Y como estanterías para cualquier pared. El primer modelo, tan atrevido, es un poco grande y se necesita un emplazamiento amplio, pero se puede optar por el estante de  la segunda foto.

 

Dos singulares estanterías.

Dos singulares estanterías.

Consumir productos locales es más barato

Un informe de la revista Consumer señala que ser respetuoso con el medio ambiente y responsable en el consumo ahorra dinero en diversas actividades de la vida cotidiana.

En alimentación, por ejemplo, sus propuestas son  llevar siempre una lista de la compra coherente con nuestro consumo, cuidar sobre todo los productos más perecederos, organizar los alimentos para consumirlos ya o congelarlos para alargar su vida. De paso, se contribuye, por poco que sea, a no contribuir a las alarmantes cantidades de comida que se tiran a la basura (1.300 millones de toneladas anuales, según Naciones Unidas). 

Además, el consumo de productos locales y de temporada suele ser más económico y también más ecológico que si son traídos desde muy lejos. Y si los cultivamos nosotros mismos en un huerto urbano o en el pueblo, ya sea propio, de alquiler o compartido, ahorramos más.

Membrillos

Cesta de membrillos del Valle del Tiétar.

Normalmente, suelo comprar frutas, verduras, queso y carne, esta ecológica, en uno de los llamados mercados de la tierra, en el que los productores venden directamente a los consumidores, sin intermediarios. Es mucho más económico y también más saludable.

También en el consumo de agua, hay hábitos que pueden hacer que baje la factura: no dejar el grifo abierto mientras se hacen otras cosas, ducharse en vez de bañarse (siempre que no sea superior a cinco minutos), arreglar las fugas y goteos de grifos, instalar sistemas de ahorro y dosificación del agua y aprovechar el agua de lluvia, aunque esto en las ciudades es más difícil. Un gasto económico y ambiental asociado que puede evitarse, según Consumer, es el consumo de agua embotellada. El agua de grifo en España es de suficiente calidad, y puede guardarse en una botella reutilizable.