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Café, una industria de éxito contra las personas y el medio ambiente

El 17 de junio se celebra el Día contra la Desertificación y la Sequía.

La Coordinadora Estatal de Comercio Justo acaba de publicar el estudio Café: La historia de un éxito que oculta una crisis, elaborado por Commerce Equitable France que concluye que el actual modelo de la industria del café no resulta sostenible ni para el medio ambiente ni para quienes lo cultivan.

La producción de café sufre especialmente el impacto del cambio climático: aumento de temperaturas, alteración de lluvias, plagas y enfermedades, etc. De hecho el estudio revela que sin un plan para combatirlo, la superficie apta para su cultivo podría reducirse a la mitad en 2050.

 

Frente a ello, los modelos productivos que combinan el comercio justo y la agricultura orgánica son los que generan mejores resultados tanto para aumentar los ingresos de los productores como para conservar modelos agroforestales tradicionales y frenar las consecuencias de la crisis climática.

El estudio, que analiza de manera particular el caso de Etiopía, Perú y Colombia, se publica con motivo del Día contra la Desertificación y la Sequía, el próximo lunes 17 de junio y Naciones Unidas hace un llamamiento al papel de la ciudadanía y, entre otras medidas, apuesta por el consumo responsable para evitar la degradación de la tierra.

El estudio prevé además que de aquí a 2050 el consumo de café aumente debido a los cambios de hábitos y al desarrollo de economías emergentes. Para satisfacer la nueva demanda, se debería multiplicar por 2’5 la superficie disponible para las plantaciones, lo que incrementaría los efectos negativos.

La creciente expansión de la producción de café y la tendencia a modernizar las explotaciones están generando un gran impacto en la deforestación, porque provoca la tala de árboles de sombra y, por tanto, la pérdida de sus beneficios asociados como son la regulación climática, la lucha contra la erosión o el mantenimiento de la fertilidad y humedad de los suelos.

Además, estos modelos industriales necesitan un elevado uso de productos químicos, lo que aumenta los costes de producción y, por tanto, reduce los ingresos para los productores, que ya viven en la pobreza.

La investigación señala que 25 millones de personas de más de 80 países se dedican al cultivo del café, mayoritariamente en parcelas de menos de 5 hectáreas. En su mayoría, viven en la pobreza. De los tres países analizados, en Perú y Etiopía, los caficultores generaron ingresos muy por debajo de lo que se considera el umbral de la pobreza. De hecho en 2017 sus ingresos fueron un 20% más bajos que en 2005.

En el caso de Colombia aunque de media los caficultores sí alcanzan el umbral de la pobreza, a menudo no cuentan con medios suficientes para mantener sus cultivos, a veces ni siquiera para cosechar todo su café, por lo que se ven obligados a endeudarse para satisfacer sus necesidades básicas. Ello favorece también fenómenos como el trabajo infantil o la migración.

En un mercado que genera unos 200.000 millones de dólares al año -el segundo producto agrícola en volumen comercial después del petróleo- la desigualdad entre los distintos eslabones de la cadena se ha acrecentado. En los últimos años mientras las empresas tostadoras y distribuidoras generaron 1.177 millones de euros, los productores percibieron únicamente el 4% de las ganancias.

Se trata de una industria en la que la distribución de valor y costes es profundamente injusta. Si bien los países productores reciben de media entre el 23% y el 27% del valor generado por la cadena del café, concentran entre el 68% y el 92% de los costes sociales asociados y sufren en primera persona los principales impactos medioambientales y sociales.

En los tres países analizados -Etiopía, Perú y Colombia- la investigación concluye que la combinación del comercio justo y la agricultura orgánica está consolidando el modelo agroforestal tradicional que permite luchar contra los efectos del cambio climático. Y además favorece una mayor calidad de vida de los productores. En Perú, en 2016, el 25% de las exportaciones totales de café fueron producidos bajo los principios del comercio justo, lo que significó  para los 45.000 productores recibir un 5% más del valor total en relación al mercado convencional.

En el caso de Colombia, el café de comercio justo, que representa el 2’5% de las exportaciones y es producido por 67.000 personas, les permite desarrollar un modelo agroforestal y orgánico que ofrece una alternativa para luchar contra las consecuencias de la crisis climática, y sus ingresos han aumentado en un 20% .

En Etiopía un 29% de las cooperativas cafetaleras contaban con la doble certificación de comercio justo y orgánica y ha permitido aumentar en un 10% los ingresos a los productores y preservar el modelo agroforestal tradicional.

La investigación ha sido elaborada con financiación de la Unión Europea en el marco del proyecto Trade Fair Live Fair.

España, a la cola de los países europeos en consumo de comercio justo

El consumo de Comercio Justo en España creció un 8% en el último año y alcanzó una facturación de 43 millones de euros, según constata el último informe del sector elaborado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

La Coordinadora también ha presentado la Nueva Carta Internacional de Comercio Justo, un documento refrendado por más de 300 organizaciones de todo el mundo que reivindica su pertinencia ante la creciente desigualdad global y la degradación del medio ambiente. La presentación se ha realizado coincidiendo con el tercer aniversario de la firma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de Naciones Unidas.

Este documento establece la necesidad de que los valores de la justicia, la equidad y el desarrollo sostenible estén en el centro de las estructuras y prácticas comerciales.

«Las necesidades de las personas y el medio ambiente deben ser la prioridad frente a la maximización de los beneficios económicos» afirma Juan José Martínez, presidente de la Organización Mundial del Comercio Justo, quien ha instado a los representantes políticos, empresas, organizaciones sociales y a la ciudanía a adoptar la visión de la Carta de Comercio Justo  y así favorecer un sistema comercial que no deja a nadie atrás.

El informe El Comercio Justo en España 2017 señala que el año pasado las ventas de estos productos superaron los 43 millones de euros, un 8% más que el año anterior”, explica Mercedes García de Vinuesa, presidenta de la Coordinadora Estatal. Y la alimentación representa el 94% de las ventas. Dentro de este apartado, el grupo de productos más vendidos han sido el azúcar y derivados, que generan el 41% de la facturación. El café, con un 37% de las ventas, que tradicionalmente ha sido el producto estrella, se sitúa este año en segundo lugar.

Por otro lado, la artesanía se mantiene respecto al año anterior, con un 4’8% de las ventas. En este subsector, los productos textiles han registrado un aumento. Por último, los artículos de cosmética e higiene descienden su peso relativo en el global, al 1’3%.

Supermercados y grandes superficies se posicionan como el principal espacio de consumo del Comercio Justo y ganan peso en el mercado, generando el 40% de las ventas. Le sigue el denominado canal Horeca (hostelería, catering y restauración), con el 36%. En tercer lugar se encuentran los establecimientos minoristas, que generan un 21% de las ventas, dos puntos menos que el año anterior, caída que se concentra en las tiendas especializadas en Comercio Justo.

Pese al aumento de las ventas, nuestro país continúa a la cola en relación con nuestros vecinos europeos, donde la media de consumo de Comercio Justo por persona en 2017 fue de 14’1 euros mientras que en España fue de 0’93 euros. Los países europeos donde el Comercio Justo está más presente son Suiza (63 euros por persona/año). A nivel mundial, el mercado español solo representa el 0’5% del mercado global de Comercio Justo.

En cuanto al origen de los productos, las organizaciones importadoras de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo mantienen una relación comercial directa más de 200 organizaciones de 39 países.

Ecuador y Paraguay son los países que más azúcar surten a nuestro mercado. De África el producto de Comercio Justo que más importamos es café de Uganda, Etiopía y Tanzania (por este orden de importancia) y componentes como moringa, aceite de argán y karité para elaborar productos de higiene y cosméticos. De Asia lo más vendido es el té de Sri Lanka y el arroz de Tailandia. El producto que cuenta con una procedencia más amplia es el café, solo en nuestro país podemos encontrar café de Comercio justo cultivado en 18 países.

El informe El Comercio Justo en España 2017 ha contado con financiación de la Agencia Española de Cooperación. Tanto el informe como la Carta Internacional de Comercio Justo están disponibles en www.comerciojusto.org

 

 

 

 

 

 

Día Mundial del Comercio justo: consumir de forma responsable para reducir la desigualdad

Este sábado, 12 de mayo, se celebra el Día Mundial del Comercio justo y las organizaciones que lo promueven quieren destacar que un consumo más responsable puede reducir la desigualdad y la pobreza.

Bajo el lema elegido este año, «Somos comercio justo», más de 50 poblaciones españolas se unirán a la celebración. El movimiento del Comercio justo, que integra a más de dos millones de productores y trabajadores en todo el mundo y en España a unas 2.600 personas voluntarias y 135 profesionales, recuerda que es posible garantizar una vida digna para todos los habitantes del planeta y frenar la degradación medioambiental.

Así también lo ha constatado Naciones Unidas en los llamados Objetivos Mundiales (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que deberían cumplirse antes del 2030. “Para lograrlo, uno de los factores esenciales es fomentar el consumo responsable y una producción más sostenible”, señalan los responsables de la Coordinadora estatal de Comercio justo.

«Queremos hacer un llamamiento a la ciudadanía –dicen- para que realice un consumo más ajustado a sus necesidades reales y favorezca aquellas formas de producción respetuosas con los Derechos Humanos y laborales y con el medio ambiente».

Las organizaciones invitan a la ciudadanía a participar en la campaña en redes sociales #SomosComercioJusto y unirse a este movimiento para mostrar su compromiso por un mundo más justo.

Gloria Sagñay es una campesina de Ecuador, representante de una pequeña organización productora de quinoa.  Dice que con el comercio justo su producto es valorado y el precio y el peso son justos; y que así logra ingresos para su familia. Su forma de vida es apoyada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que concluye que el 70% de los alimentos que consume la población mundial son producidos por pequeñas organizaciones agricultoras con explotaciones de menos de 2 hectáreas. Pero paradójicamente, la mayoría de quienes trabajan en este sector malviven en la pobreza. Un estudio reciente de la OIT señala que casi dos tercios de los trabajadores en situación de pobreza extrema estaban empleados en la agricultura.

 

Por otro lado, la degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad de los suelos y el uso insostenible del agua están disminuyendo la capacidad de los recursos naturales para suministrar alimentos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advierte de que en los últimos 30 años, debido al calentamiento global, se ha producido una reducción significativa en la producción de maíz, trigo y otros cultivos importantes, situación que pone en riesgo la soberanía alimentaria de los pueblos. 

Ante estas realidades, los promotores del Comercio justo apuestan por el desarrollo de las pequeñas organizaciones productoras y el cuidado del medio ambiente a través de la comercialización de sus productos elaborados en condiciones dignas. De esta manera, se apoya su desarrollo y se contribuye a una mayor seguridad alimentaria y al impulso de la producción sostenible en mercados locales y mundiales.

El Comercio Justo se basa en principios tales como garantizar unas condiciones laborales dignas y seguras para sus productores y productoras, el pago de un salario adecuado, el mismo para los hombres y para las mujeres ante las mismas tareas, la no explotación laboral infantil y la producción a través de técnicas y procedimientos respetuosos con el entorno natural.

La celebración del Día Mundial del Comercio justo está promovida en nuestro país por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) y cuenta con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. La agenda completa de actos del Día Mundial se puede consultar en: www.comerciojusto.org