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La historia de 4.000 mujeres que han salido de la pobreza con el comercio justo

Corr the Jute Works es una iniciativa de comercio justo de Cáritas Bangladesh que trabaja desde 1973 promoviendo el empleo de mujeres organizadas en pequeños grupos de producción de ropa, complementos y artesanía. La organización también les ofrece formación y un fondo de préstamos y desarrolla proyectos educativos y sanitarios. Bangladesh, con la mitad de su población malviviendo con menos de 1 dólar al día, es uno de los países más pobres del mundo.

Dos miembros de esta organización han participado en un encuentro organizado por la Coordinadora estatal de Comercio Justo en Madrid, con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, que se celebra el martes 20 febrero.

Naciones Unidas designó esta fecha como el Día Mundial de la Justicia Social con el fin de destacar la necesidad de erradicar la pobreza promoviendo el trabajo decente, la igualdad entre hombres y mujeres y el acceso al bienestar social.

Los dos representantes de Corr the Jute Works, que han viajado a Madrid, Milton Suranjit, responsable de desarrollo e información, y Ananda Piacid, director adjunto, han relatado cómo el comercio justo favorece la independencia y el desarrollo personal, económico y social de 4.179 mujeres de Bangladesh.

Dos ejemplos del trabajo que realiza esta organización los representan Maya Rani y Punnalaxmi Modhu, dos de sus trabajadoras que han conseguido salir de la pobreza. Como ellas, las mujeres de la organización llevan una vida digna gracias a la producción de ropa, complementos y artesanías en condiciones de comercio justo.

Maya Rani.

Maya Rani es viuda y tiene 42 años. Vive con sus dos hijos en la aldea de Koran, distrito de Gazipur (Bangladesh). Para poder mantener a su familia, buscó trabajo. Una de sus vecinas le habló del centro de Jagaroni, en el que podía aprender a hacer artesanía de yute que además, se podía hacer en casa para no dejar a su familia sola y así se unió a uno de los grupos de producción de Corr the Yute Works y comenzó a tener ingresos.

Maya ha podido mejorar su casa, comprar dos vacas y arrendar una pequeña tierra cultivable, que le proporciona arroz. Ahora ella es la coordinadora de su grupo de producción, se encarga de organizar y distribuir el trabajo y de formar a sus compañeras.

Punnalaxmi Modhu tiene 41 años y vive con su marido y sus tres hijos. Era la mayor de cinco hermanos de una familia pobre que no podía permitirse llevarlos a la escuela. Se unió a Corr the Jute Works, donde también aprendió a hacer artesanía con yute. Ahora ella y su familia cuentan con unos ingresos estables, han mejorado su vivienda y sus tres hijos están escolarizados.

Corr the Jute Works trabaja con 2.000 pequeñas cooperativas artesanas en las que el 97% de los trabajadores son mujeres. Las cooperativas están repartidas en 31 distritos de Bangladesh, especialmente en los más marginados. Una parte de las trabajadoras tienen alguna discapacidad y otras pertenecen a pueblos indígenas. Se trata de grupos sociales que viven en situaciones de especial marginación y son “invisibles” socialmente.

La organización les da formación en la elaboración de artesanías y también en gestión económica para que sean capaces de gestionar sus ingresos, sus  gastos, sus cuentas bancarias…

Cuando a Corr The Jute llega un pedido, distribuye el trabajo entre las distintas cooperativas, pero son las mujeres las que se organizan el trabajo, preparan los artículos y gestionan la parte económica. Las cooperativas se organizan de manera democrática y en cada una de ellas hay una responsable, que se presenta a ese cargo de manera voluntaria y es elegida democráticamente.

Punnalaxmi Modhu.

«No trabajamos solamente para que las mujeres produzcan y vendan sus artículos en condiciones de comercio justo, trabajamos también para que ellas se sientan independientes», señala Milton Suranjit.

«Las mujeres cuando comienzan a recibir ingresos –añade-  son vistas de manera diferente por su familia y su entorno, son escuchadas, se sienten con capacidad para hablar, para exponer sus puntos de vista y toman sus propias decisiones».

Para la organización, son igualmente muy importantes las medidas de conciliación con la familia y aplican medidas de flexibilización para facilitar el cuidado de los hijos.

Además, les ofrece créditos a bajo interés para que las mujeres puedan desarrollar otras pequeñas fuentes de ingresos y también les proporciona atención sanitaria.

En la actualidad, más de 700 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema, es decir, no tienen acceso a necesidades básicas como alimentación, agua, salud, o educación. Además, el hecho de tener un empleo no garantiza salir de la pobreza. En los países en vías de desarrollo al 38% de los trabajadores y trabajadoras son pobres, según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en la región de Asia y Pacífico el empleo vulnerable afecta a casi la mitad de los trabajadores, más de 900 millones de personas, de los que el 82% son mujeres.