Capeando la crisis Capeando la crisis

De cómo vivir sin dinero o con muy poco

Archivo de abril, 2014

Conversación en inglés en tu bar favorito

Dicen los expertos en economía colaborativa que la educación será el próximo sector que ocupe a gran escala el consumo colaborativo, después de la movilidad, el turismo o las finanzas, y que ya ha empezado a despertar el interés de los reguladores.

Una de las plataformas educativas en boga es Mingles, que promueve una forma muy amena de aprender inglés, sólo por medio de la conversación ¡y en bares! Organizan grupos de conversación reducidos (máximo cinco personas) y por niveles, dirigidos por un profesor nativo y se reúnen en espacios de ocio con encanto. Charlan durante una hora sobre un tema de actualidad.

Mingles

 

La diferencia con los clásicos intercambios de idiomas es que estan liderados y guiados por un profesor nativo, que corrigen las faltas y motivan y dinamizan el diálogo. Por ahora, sólo se puede hacer en Madrid. Cada sesión dura una hora y cuesta 10 euros por cabeza, incluida una consumición (cerveza o refresco). El profesor propone un tema de conversación y da vocabulario nuevo.

La vertiente social de reunirse en los bares, con bebida incluida, propicia, según Mingles, decidirse a conversar en otro idioma, conocer gente nueva e intercambiar experiencias. Y a diferencia de las clásicas academias de idiomas ofrece a los «conversadores» la opción de apuntarse cuando ellos quieran y donde más les guste, entrando en www.mingles.es y seleccionando la fecha y el lugar.

 

 

 

Unos «sherpas» muy especiales te llevan de viaje

La plataforma Sherpandipity es un mercado on line donde unos llamados sherpas, ciudadanos locales que conocen y disfrutan su ciudad, pueden ofrecer a los viajeros su conocimiento local, su experiencia y su cultura, y de esta manera conseguir que el viajero descubra lo mejor de cada destino: viva sus calles, conozca a sus gentes, sienta su historia y se divierta.

El objetivo de esta web de consumo colaborativo es que cada viajero encuentre un sherpa, un amigo local de confianza, con un modo de vida y aficiones similares, con el que pueda compartir actividades de ocio o al que puede recurrir para que le haga un itinerario de viaje personalizado y ajustado a sus necesidades.

Serpha

Bajo la filosofía de que viajar no es solo visitar lugares nuevos, sino vivirlos, este sitio ofrece a quien le pueda interesar ser el mejor compañero de viaje de unos turistas también especiales. Si eres miembro de su comunidad, siempre que viajes contarás con el consejo, las sugerencias y la perspectiva de amigos locales afines, con aficiones y modos de disfrutar similares a los tuyos, y que te descubrirán lo que más te interesa en tu viaje.

Es también una manera de ganar dinero compartiendo conocimiento, pasiones y habilidades, ya que puedes ser sherpa, compartir experiencias de ocio con viajeros de todo el mundo o preparar planes de visita para que no se pierdan lo mejor, cobrando un precio por el trabajo. Según las bases, el sherpa fija el precio y la disponibilidad.

La plataforma está presente en 32 países, por lo que el trabajo de sherpa permite acceso a clientes de muchas procedencias. Además, la web incluye las valoraciones que los clientes han expresado sobre el sherpa y sus servicios, que es  la mejor manera de ganar confianza y conseguir nuevos clientes. Claro que todo esto supone el abono del 15% de la ganancia del sherpa a la empresa, sólo en el caso de que tenga contrataciones. Si no las tiene, no paga nada.

 

¿Quién se atreve a hacerse la ropa?

El punto, el ganchillo, el trapillo o la costura para hacerse uno mismo la ropa, los complementos o cosas para la casa está a la orden del día. La crisis ha conducido directamente al hazlo tú mismo (Do it yourself) y la sensación tan gratificante que este trabajo aporta ha disparado los sitios on line y talleres para enseñar a la gente a coser, tricotar, tapizar o decorar con telas.

Una de estas webs es  elbauldelacosturera.com: una página que ayuda a quienes se atreven a  coser su propia ropa. Junto con tutoriales sobre cómo darle a la aguja, sus responsables ofrecen también patrones para cortar y confeccionar diversas prendas e imparten nociones de patronaje y costura con el objetivo de  satisfacer la necesidad de crear prendas de vestir adecuadas a las formas y tipos de cada cual.

Cosiendo y aprendiendo

Aires de cambio es otro sitio donde se aprende costura. En este caso, ofrece 18 vídeos con explicaciones fáciles para aprender a coser a maquina y hacer las primeras prendas, dobladillos, ojales… Y cosiendoyaprendiendo es otro blog con lecciones muy sencillas para coser a máquina.

Aprender a coser es una web dedicada a la confección de prendas de vestir y algunos complementos, realizados sobre todo a partir de retales. Muestra métodos de diferente complejidad y niveles para crear nuestra ropa.

En eHow se pueden hacer patrones sencillos con periódico para aprender a coser. Es un buen método para aprender a usar los patrones de la forma más sencilla. «Después de que hayas aprendido las bases fundamentales y el uso de patrones sencillos, junto con otras habilidades de costura, estarás listo para hacer frente a los patrones comerciales de coser», señalan.

En Facilisimo.com se encuentran trucos para coser a máquina.  Por ejemplo, aconsejan emplear hilos buenos de mercería, ya que se rompen menos y son más adecuados para iniciarse con la máquina. O ejercitarse con las plantillas, hay que imprimirlas en un folio, y coser siguiendo las líneas. Así se aprende a dominar la tela y a hacer puntos iguales. También cómo aprovechar cualquier retal que tengamos por casa para ir probando las distintas opciones de la máquina (tensión, centrado del punto, tamaño de punto, tipo de puntada).

Y en Enrhedando, te dan ideas para que hagas manualidades en casa.

Una nueva app para ahorrar al repostar gasolina

“Cuantos más seamos, menos pagaremos”. Este es el lema que asegura que conseguir pagar menos cada vez que repostamos gasolina depende ahora de la unión de usuarios particulares.

Es la propuesta del catalán Albert Gálvez, creador de la aplicación móvil Gasolina Low Cost, que agrupa de forma totalmente gratuita a los consumidores interesados en pagar menos cada vez que paren a llenar el depósito de su vehículo.

Gasolina

Basada en los descuentos por volumen, la nueva iniciativa consiste en reunir un número determinado de usuarios con el objetivo de poder negociar un precio ajustado del combustible con las gasolineras. “Según Alberto Gálvez, los descuentos podrán empezar a negociarse cuando la plataforma alcance los 10.000 usuarios registrados.

La app, que ha demostrado tener un gran potencial debido a la situación económica y a la búsqueda de formas de ahorro, permite a los usuarios encontrar de forma instantánea la gasolinera más barata y cercana de la zona mediante un mapa de geolocalización que indica la ruta a seguir hasta la estación de servicio.

Más descuentos: Siguiendo el mismo método de compra colectiva, la aplicación también permite la agrupación de todos aquellos interesados en encontrar neumáticos, seguros, y servicios de revisión y reparación de su vehículo a un precio más económico. De la misma manera que se hará con las gasolineras, los fundadores de la app negociarán con los proveedores para conseguir descuentos para sus usuarios en los diferentes productos y servicios.

La app Gasolina Low Cost se puede descargar de forma gratuita para iOs y Android.

Cómo evitar el desperdicio de comida

Un tercio de la producción alimentaria mundial para consumo humano, más de mil millones de toneladas, se pierde o se desecha, con un coste de más de 550.000 millones de euros, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El Parlamento Europeo calcula que unos 179 kilos de alimentos en buen estado se desperdician por persona al año y que hasta el 50% de los productos aptos para el consumo que se desechan se convierten en residuos a lo largo de la cadena alimentaria.

En España, un estudio de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios señala que cada hogar tira casi 80 kilos de alimentos a la basura cada año.

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Además,  los alimentos producidos sin ser consumidos causan un gasto anual de agua equivalente al caudal anual del Volga en Rusia y generan en la atmósfera 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, según la FAO.

Todos estos datos los ha recogido la revista Consumer para insistir a los consumidores en la necesidad de consumir responsablemente, porque se ahorra y se contribuye a mejorar el medio ambiente.

Propone además diferentes acciones para reducir el desperdicio de alimentos y su impacto en el medio ambiente, como mejorar la cadena productiva, apoyar a los productores para que logren una gestión sostenible, no fijar como prioridad la apariencia de los alimentos, reducir los modelos de consumo que incitan al derroche, como los restaurantes de bufé libre, crear canales de cooperación entre comercios y ONG para aprovechar productos, o aumentar la conciencia ambiental.

Los consumidores podemos contribuir a reducir el desperdicio, por ejemplo, planificando bien las compras, programando el consumo de alimentos para que no se estropeen o adoptando técnicas de consevación de alimentos con azúcar, sal, en aceite, en el congelador o al vacío. También, aprovechar como alimento mucho de lo que se descarta como tallos, hojas, semillas de las verduras y frutas y reutilizar alimentos que ya han sido cocinados para hacer otros platos.

Y compartir. Cuando hacemos una comida familiar o con amigos, si sobra mucha comida, además de congelar, conservar y reutilizar, se puede obsequiar a los comensales con un poco para que se lleven a casa.

 

 

 

 

Viajar y trabajar en granjas a cambio de comida y cama

WWOOF (World Wide Opportunities on Organic Farms), en español «Oportunidades en Granjas Orgánicas del Mundo», es una organización que ayuda a buscar trabajo voluntario en granjas orgánicas o explotaciones ecológicas a cambio de alojamiento y comida y aprender el idioma, que es la principal razón por la que la gente, sobre todo, los jóvenes, se embarcan en esta aventura.

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La organización pone en contacto a granjeros rurales con técnicas ecológicas con voluntarios que quieran aprender o colaborar. El voluntario, llamado wwoofer, aporta su trabajo (entre 4 y 6 horas al día, 5 días a la semana), y la granja le proporciona alojamiento y comida.  No hay dinero de por medio. El trabajo responde a las necesidades de la granja, aunque no siempre está relacionado con labores agrícolas, se puede trabajar limpiando la cocina, cocinando, elaborando alimentos… 

Ser wwoofer supone ir a vivir al campo y trabajar allí en unas condiciones que pueden ser muy diferentes a lo que se está acostumbrado.  Por eso hay que ir con la mente abierta y dispuestos a aprender de todo lo que se puede aprender en una granja.

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Para integrarse en esta comunidad hay que inscribirse y pagar unos 20 euros al año. Esto permite ver todas las granjas que están en el país que se quiere visitar y ponerse en contacto con los anfitriones. Es otra forma de viajar y conocer, especialmente idóneo para personas que quieran aprender más sobre agricultura orgánica, permacultura, la vida en el campo y la naturaleza. Y para quienes quieren alejarse de la ciudad y conocer la vida rural en otro país.

Hay granjas por todo el mundo, en los cinco continentes. En Europa,  en casi todos sus países, incluyendo muchas en España. Es una forma barata y original de viajar y aprender idiomas. Sólo hay que pagarse el viaje.

Reciclarse para poder seguir trabajando

La crisis ha obligado a mi amiga Laura, como a tantísima gente, a reciclarse. Hasta hace poco tiempo era ingeniera técnica  forestal y trabajaba en una escuela de Formación Profesional, pero se quedó en paro y volvió a en El Arenal, un pueblo de la ladera sur de Gredos, en el que creció, a hacer biocosmética artesanal.

Se busca la vida explorando y aprovechando aquello que le apasiona y los conocimientos adquiridos en un curso de plantas aromáticas y medicinales, que le descubrió que a la puerta de casa tiene un extenso repertorio de plantas para mantener e incluso recuperar nuestra salud.

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Así empezó a descubrir la belleza, la luz, el olor y las propiedades de muchas plantas, a recoger sus principios activos en aceites y cremas que ella elabora y vende a un precio justo. También imparte cursos en los que enseña a elaborar aceites, cremas, jabones, etc… . 

Se declara defensora firme de la cosmética natural  frente a la cosmética industrial, «que utiliza productos químicos sintéticos en sus formulaciones, algunos incluso perjudiciales para nuestra salud y nuestra piel». Su cosmética está compuesta por elementos de origen 100% natural y vegetal, no animal, salvo la cera de abeja.

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La mayoría de las plantas que utiliza son cultivadas y recolectadas por ella misma. Son cultivos exentos de pesticidas y fertilizantes químicos. Las seca con mimo, para luego poder usarlas como parte indispensable en las cremas. Los aceites son de la primera presión en frío, y las mantecas y ceras, vírgenes. Todos son productos ecológicos.  

Los conservantes son de origen vegetal y totalmente naturales, como la vitamina E, que además tiene propiedades antioxidantes, extracto de semillas de pomelo y cosgard. Además no trabaja con perfumes artificiales.  Sólo el aroma de los aceites y mantecas vegetales, las flores en infusión y los aceites esenciales. 

Para mantener la integridad en todo el proceso reutiliza los envases. Esto le supone un trabajo de limpieza y esterilización, que afirma que hace con agrado con el objetivo de minimizar la cantidad de residuos que generamos. Así que los clientes sólo tienen que hacérselos llegar de nuevo.

 

Este fin de semana, mercadillo en el ático de Chamartín

Este fin de semana, se celebra una nueva edición del Nómada Market, una especie de mercadillo para toda la familia, que se celebra en el ático de la estación de Chamartín y cuya entrada cuesta 1 euro. Un espacio en el que nuevos talentos puedan comercializar sus creaciones originales, promocionar su marca, testear a los compradores y contactar con otros profesionales y consumidores de moda, tendencias, diseño y arte.

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«Nos vendieron que los juegos eran cosa de niños, pero creemos justamente lo contrario, que te haces mayor cuando dejas de jugar». Con esta filosofía, se pone en marcha desde hoy hasta el domingo la edición de primavera de este mercado, en el que el público podrá, no sólo comprar de otra manera: implicándose en los procesos de creación y comprometiéndose con un consumo responsable, sino disfrutar de un plan de ocio para todos los gustos y edades.

Doscientos diseñadores venderán sus productos y compartirán su arte con el público. Moda, complementos, decoración, ilustración, papelería y kits DIY (azlo tú mismo), en un ambiente de «optimismo contagioso», según sus organizadores, donde se puede comprar a muy buen precio y disfrutar de la zona gourmet (vinos de autor, cervezas artesanales, aceites, quesos, mermeladas caseras…), de la música en directo de los artistas itinerantes o apuntarse a uno de los talleres crafties gratuitos, tan esperados en cada edición.

Además, Nómada Market está destinado a toda la familia (incluidos los perros porque una vez más la feria se suma al movimiento dog friendly) y convierte a los niños en invitados especiales con actividades, marionetas, música, talleres…

 

Cómo recibir o enviar paquetes mediante viajeros

Dentro de las plataformas de Internet fieles a la economía del compartir, he encontrado una que conecta a personas que quieren recibir o enviar cosas con viajeros.

Creada en Bélgica, PiggyBee responde a necesidades que se pueden plantear en la vida diaria: Conseguir algo que no encuentras en tu luga de residencia, enviar un paquete sin pagar un precio caro, recuperar alguna pertenencia que has olvidado en un hotel o en casa de unos amigos y que necesitas con urgencia…  Puede ser (casi) cualquier cosa desde (o hacia) cualquier lugar en cualquier distancia: internacional, nacional o local, dicen sus creadores, como un servicio gratis.

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Para enviar un artículo, el interesado debe publicar el objeto u objetos que desea recibir o entregar, después de regisrarse en la página.  

Como agradecimiento al viajero por la entrega, al solicitar el servicio,  hay que decir una o más «recompensas» que ofrecería a cambio, por ejemplo, recogerle desde el aeropuerto o la estación de tren, invitarle a tomar algo, una visita de la ciudad, un consejo…

Después, PiggyBee  conecta mediante correo electrónico con cualquier viajero usuario que tome esta ruta para fijar los detalles prácticos.

Si por el contrario, vas a viajar, hay que publicar el itinerario del viaje; y el proceso es el mismo, la web conecta con las personas que necesiten enviar alguna cosa en esa ruta.

Piggy2Todos los usuarios deben respetar los términos y condiciones de confianza y seguridad: El solicitante debe dar al viajero tantos detalles como sea posible acerca del objeto que se va a transportar y el viajero debe especificar lo que puede transportar en cuanto a tamaño, peso y valor en su viaje. Ambos deben acordar el momento y el lugar de la reunión.

En el  caso de necesitar que un viajero compre un objeto de una tienda de su ruta, el precio y la forma de pago debe ser acordado entre ambos.

En cuanto a la seguridad, el sitio explica en su blog  cómo hace las comprobaciones de su red de usuarios para que todo salga ben. 

 

Lo que da de sí un palé

Me gustan los palés, esas plataformas de tablones de madera para almacenar y transportar mercancías. Durante los años de la burbuja inmobiliaria, había palés para dar y tomar. Era muy fácil encontrarlos, te los regalaban en cualquier obra. Hoy, en plena crisis y con la construcción bajo mínmos, ya no es así, los que los tienen te los venden y es bastante difícil dar con uno de ellos si no los compras.

Hubo un tiempo en que recogí bastantes, pero no tenía era tiempo para pensar qué hacía con ellos ni para ponerme manos a la obra. No como ahora que aunque sigo sin tener mucho tiempo, sí tengo necesidad de cosas que se pueden fabricar con un simple palé, sin gastar una pasta.

He utilizado palés para fabricar un compostador y para otros usos en el jardín, pero nunca los he reciclado y convertido en un mueble para dentro de casa. En la web facilísimo.com he encontrado un montón de otros usos para los palés y me han gustado tanto que voy a salir por ahí a ver si alguien, en una obra o en un almacén de material de construcción, me regala un par de ellos.

Algunas segundas vidas para los palés:

Como patas de un sofá

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Como mesa rústica.

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También como cabecero de la cama.

palé 3

Como sillones o tumbonas, con unas buenas telas y cojines paracen muy cómodos.

Palé 4

Y como estanterías, que es mi próximo trabajo de bricolaje casero si encuentro palés regalados o a buen precio.

Todas las fotos son de la página facilisimo.com

Todas las fotos son de la página facilisimo.com