La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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El Obispo, su hermana y el Impacto de Dios.

Los que me conocéis, ya sabéis que me fascinan las historias de iluminados, de perturbados que fundan su propia iglesia, y las casullas de Rouco. Soy un hombre de fe, qué le vamos a hacer.

Si hace unos meses os descubría al gran Jesucristo puertorriqueño, José Luis de Jesús Miranda, Jesucristo Hombre,

… hoy quiero que conozcáis al no menos maravilloso Obispo Cid, al Pastor Ricardo Cid, una loca regia que luce casulla con »Santidad» – y algo más que no he sido capaz de descifrar – escrito en letras doradas. Marvellous.

Hace unos meses el Obispo Cid aseguró que hacía llover oro en su Iglesia – de la que le acaban de desalojar por falta de pago y en la que los carabineros chilenos encontraron mucho amor a dios y algunas armas -, aunque análisis posteriores realizados por la TV Chilena demostraron que lo que lanzaba monseñor no era más que bisutería. Jajajaja. Qué hermosa metáfora de la fe…

El Obispo Cid, esa gran dama de la Iglesia, además tiene una hermana. Que también tiene iglesia propia – Cid es el típico apellido que te condena. A montar iglesias en Chile o a organizar Miss España en Marina D´Or.

Cid es un apellido íntimamente relacionado con el pan de oro, claro está… –

Bueno, pues la hermana Cid, Sandra Cid, acusó a su propio hermano de estar incapacitado para dirigir una Iglesia,

“En este estado, siendo homosexual, no puede dirigir la iglesia. Hay que ser una persona intachable y si es homosexual, no lo es. La iglesia está para restaurar a estas personas. Pero una persona así no puede estar al frente”.

Ja. Me imagino que en el Vaticano todavía andan riéndose de Sandrita, pobre alma cándida…

El Obispo Cid, a todo esto, afirmaba, “Mi hermana está loca”. [¿O esto lo decía Sandra? No sé, qué lío…]

Desgraciadamente, ha terminado la diversión. Al Obispo Cid le han desmontado el chiringuito y nosotros nos hemos quedado sin otro referente más. Sin el Impacto de Dios. ¡El Impacto de Dios! ¡El hostión!