Gracias de nuevo a mi queridísimo amigo J. A. tengo para vosotros un par de joyas televisivas musicales fabulosas (los que ya las hayáis visto hace 30 años en el youtube de la puerta de vuestro horno a gas, no me vengáis a joder con ‘esto es más viejo que blablabla’; qué pesados).
La primera maravilla, me la envió mi amigo J.A. a mi correo esta semana:
Es la sintonía de la serie portuguesa «Vingança», o sea «Venganza» (¿contra quién?), y la canta un duo de mocedades portuguesas llamadas Anjos, o sea, Ángeles (¿del Infierno?)
Ahí va:
¡EXACTO! Es una versión portuguesa yeyé del clásico rafaeliano: YO SOY AQUEL. Me encanta.
La segunda, un maravilloso anuncio de Euskaltel- SOS Freaks– que me descubrió anoche durante la cena:
1. Lo que empieza como una película porno gay de madurito y chapero yonkilook no es lo que parece. Es decir, no es una peli porno gay de señor en rebequita y casoplón con busconcillo de diseño.
Lo que empieza como una película porno gay de madurito y chapero yonkilook es uno de mis videoclips preferidos, una versión fabulosa del ‘Little drummer boy‘ con Bing Crosby – en chaquetita cómoda de andar por casa – y David Bowie – más arregladito y con un cutis divino.
[La primera vez que vi este vídeo fue en La bola de cristal, en la maravillosa sección de Gurruchaga, a quien este Bobpop le debe tanto…]
2. Y como la Navidad es tiempo de recibir – regalos, visitas,… – he aquí otra versión de la entrañable cancioncilla en la voz de la fabulosa Grace Jones durante una visita al Show de Pee Wee Herman. Como diría la bruja malvada de La Sirenita, ‘pobres almas en desgracia’…
Grande Grace. Grande Pee Wee.
Precipitada al vacío desde las alturas de la cocaína y el alcohol. Expulsado de la gloria tras ser sorprendido pajeándose en un cine porno.
3. En un un plan menos casero, con un gogó-hooligan-papáNoel absolutamente delirante – y bastante morboso, la verdad – una tercera versión del Tamborilero, esta más guitarrera, esta vez más siglo XXI.
Con vosotros, los Dandy Warhols
4. Esta versión Gran Diva Soul de Rupaul es impagable. Ese manguito de armiño, ese tamborilero tan guapo, ese coro gospel, ese moño imposible y ese ritmillo dance contenido me fascinan. Tanto como las pastorcillas-coristas del Portal o el vozarrón de Rupaul.
5. Y para terminar, por supuesto, la madre de todas las versiones. Raphael, el phenómeno de la canción, se lanza a cantarla a capella histriónica, poniendo en peligro el excelente trabajo de cosido y planchado que le hizo en la cara el cirujano.
Feliz Navidad a todos. Porque yo SÍ creo en la Navidad…
