La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Pocholo on the road

Es emocionante que La Sexta haya decidido celebrar el cincuentenario de la publicación del clásico de Kerouac con un reality conmemorativo protagonizado por Pocholo Martínez Bordiú.

(Yo ya sé que el programa NO es nuevo, que lleva todo el verano. Ya. Lo que pasa es que mis vecinos barceloneses siguen sin antenizarse. Y eso que yo pensaba que el europeo de baloncesto les iba a convencer, pero nada. Así es que como desde anoche estoy acogido y consentido en casa de los Knapp Barrera, aprovechamos para ver el Pocholo 07 Sin Domicilio Fijo. Y ya está bien de dar explicaciones…)

El asunto es que el programita me pareció bastante bueno; muy bien editado, y con un ritmo excelente, el formato aprovecha muy bien el personaje Pocholo y lo combina a la perfección con la rubia – un jalapeño relleno de dulce de leche – que lo acompaña.

Y a pesar de los odios, envidias y repulsas que Pocholo puede provocar entre ese público con tanta conciencia social (y tan poco fondo de armario) que de vez en cuando pulula por este periódico – y que lo acusa de vago, maleante, caradura, etc… – hay que reconocer que crearse un personaje no es fácil. Y que Pocholo lo ha hecho muy bien. Y que el tipo da juego, mucho juego, sin necesidad de forzar nada, ni inventarse milongas ni romances absurdos con ninguna Miss. Pocholo es puro proveedor de contenidos televisivos. Y eso, tiene un meritazo.

Y a mí, sintiéndolo mucho, puristas talibanes de la televisión educativa y los documentales donde los leones siempre se zampan al mismo antílope o montan a la misma leona, Pocholo 07 me gustó. Y me apetece volver a verlo la semana que viene (en la que Pocholo visita al marido de su prima CarmenCITA Martínez Bordiú).

Sobre todo porque lo mejor del programa no es ver cómo quedan retratados el buscavidas y su compañera, no; lo mejor es ver cómo se pone en evidencia la gente que los jalea o le espeta a la cara sin ningún pudor a la rubia «que se merece un polvo». Lo más divertido es que esa misma gente debe de ser la que afirma sin recato que Pocholo es lo peor…

Ay, Jack, si levantaras la cabeza (y el codo, of course)…

«Corrían calle abajo juntos, entendiéndolo todo del modo en que lo hacían aquellos primeros días, y que más tarde sería más triste y perceptivo y tenue. Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como lo he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un Ahhh!»