Si tenéis ocho minutos – y once segundos – os aconsejo que se los dediquéis a este maravilloso documento que os presento a continuación [abajo, más abajo]:

McGyver en Euskadi. Insisto.

Además os recomiendo que prestéis especial atención a los siguientes momentos:

00:06 – 00:25 INTRODUCCIÓN.

‘Desde los Pirineos se contempla el paisaje más hermoso que pueda imaginarse, plácidos bosques, ríos enfurecidos, y montañeros vascos que desde tiempos inmemoriales han estado luchando contra Francia o España

De vez en cuando algún turista americano es capturado como rehén.‘

Bien… ahí le dáis al pause, respiráis hondo y os preparáis para abrir bien los ojos a lo que viene.

00:43. Los ‘montañeros vascos’ realizan sus ejercicios matutinos ataviados con las típicas txapelas y las no menos típicas camisetas estilo imperio.

00:58. McGyver se disfraza de vasco para pasar desapercibido entre ellos. Para ello decide vestirse con el típico traje vasco de antes de la ducha, consistente en una toalla alrededor de la cintura. O mucho me equivoco o el guionista se pasó varios días inhalando popper en una sauna de Bilbao…

01:27 – 01:40. Maravillosa línea de guión que merece profunda reflexión y análisis:

‘A mi madre le gustaba hacer experimentos en la cocina. Sopa japonesa, pasta italiana,… un día preparó un plato vasco pero no le salió muy bien’.

06:00. Mucho oído al grito bereber que lanzan los vascos desde lo alto del acantiladillo. Es obvio que el guionista – contraviniendo las más básicas reglas – mezcló en aquella sauna bilbaina el popper con los porros de hachís. Muy mal, amigo, muy mal.

CORRECCIÓN [09:56 hs]. Mis lectores, que están en todo, me indican que el grito NO es bereber, sino vasco. El clásico irrintzi. Lo que no quita para yo sostenga mi teoría sobre la politoxicomanía del guionista…

Bueno espero que lo hayáis pasado tan bien como yo cuando lo vi anoche por primera vez, gracias a la recomendación de Tommy que fue quien me descubrió esta maravilla. Gracias, gracias, gracias.