Centro Comercial del China World Trade Center de Pekín, donde las marcas de lujo han decidido tomarse la revancha frente a la enorme oferta de falsificaciones a bajo precio que pueden encontrarse en cualquier tienda de la ciudad. Y las boutiques de Dior, Hermes, Marc Jacobs, Louis Vuitton, … venden sus deseables mercancías a – aproximadamente – el triple de lo que cuestan en sus templos europeos.
Por eso, en Pekín todo el mundo lleva bolsos de plástico. Porque es imposible encontrar un bolso de piel a un precio razonable. Porque las falsificaciones copan el mercado y los públicos – a imagen y semejanza de la estructura social – se polarizan a lo bestia: fakes en plástico para las masas [a cuatro precios diferentes: caro para extranjeros. Barato para extranjeros. Caro para residentes. Barato para residentes] y piezas auténticas para un reducido porcentaje de chinos cada vez más millonarios* que están dispuestos a pagar lo que cuesta lo genuino. Mentiras en plástico, verdades en piel animal. Aunque otro día, si queréis, discutimos qué hay de verdad en un bolso de lujo y qué hay de construcción cultural – de esa mentira llamada ‘imagen de marca’. Pero eso, otro día…
Centro Comercial del World Trade Center de Pekín. Y allí estaba ella. ELLA. La mujer de la fotografía:
Overdressed y ultra-ceñida en un centro comercial un domingo por la tarde. Overdressed to kill y un tanto fuera de lugar. Pero divina. Con ese look tan Alexis-renace-en-Pekín.
Alexis Carrington Colby
Lo mejor de Alexis en ‘Dinastía’ es que ella era una perra, sí, pero una perra sofisticada y divertida. Una perra frente a los buenos, que nunca me lo parecieron tanto – nadie que sea TAN rico como el señor Carrington puede ser TAN bueno, creo yo – y que, además, rechazaron al pobre Steven por gay. Pero mamá Alexis no. Mamá Alexis acogió al bueno de Steven. Será por eso que la seguimos queriendo tanto.
Y porque sabía elegir a los masajistas más macizos. Lucir las pieles como nadie. Fumar como una estrella de los años 40. O ajustarse unos turbantes imposibles.
Y porque fue la primera ‘corporate bitch’.
Por eso, y por las palizas que le metía a la boba de Kristel, de quien después supimos que se negó a besar a Rock Hudson durante el rodaje de un capítulo, porque tenía miedo a contagiarse del sida…
¡MÁTALA, ALEXIS, MÁTALA!
[* OJO, que ‘un reducido porcentaje de chinos cada vez más millonarios’ son un montón de gente… ]