No me disgusta. No me aburre. No me ofende ni me insulta.
Lo que ya es mucho decir en estos tiempos televisivos que corren (a gorrazos a los incautos).
Aunque me genera algunas preguntas:
– ¿Por qué no parece una serie de actores que interpretan personajes de la serie, sino una serie cuyos personajes parecen haber sido traídos de otras series? ¿Por qué al ver a Javier Cámara y a Santi Millán me dio la sensación de que estaba viendo un capítulo de 7 Vidas donde los personajes soñaban vivir dentro de Ally McBeal?
– ¿Por qué los conflictos pasionales son tan fríos?
– ¿Por qué es tan descarado el uso cárnico de Paz Vega y por qué tengo la sensación de que en cuanto Paz se vaya de la serie (solo está ahí para tres episodios, creo), a Kira Miró le van a pedir que aligere un poco el vestuario?
– ¿Por qué las salas de los juzgados parecen todas decoradas por Pascua Ortega?
– ¿Por qué me da igual cómo se resuelvan los casos y no he sido nunca capaz de ver terminar un episodio?
– ¿Por qué estoy hablando de ella en lugar de dejar claro el asco que me provocan los resultados de la votación a favor de la Proposición 8 en California que ilegaliza los matrimonios gays? Yes, we can… por los cojones.
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