Si OT, Factor X y Supermodelo 2007 hicieron de los castings previos un formato de éxito, Gran Hermano 2007 juega con ellos para llevar al límite la realidad del show que pregona el formato. Para matizar el axioma «la realidad supera a la ficción» y sustituirlo por «la realidad, bien ordenada y con la suficiente información, es ficción».
Otra cosa es que esa ficción nos interese. Que ese desfile inicial de chungas ultraceñidas y pijas Lidl nos vaya a mantener encajados en el sofá mientras contemplamos la entrada del personal masculino, compuesto por un quinqui (que – según él – estaba «da-bu-ti-qui»), un legionario musulmán, un senegalés «aventurero por necesidad» (a veces, hasta a los guionistas de GH les da por el lirismo de baratillo), un exmarine español que ha cambiado la metralleta por la raqueta de pádel, un latin lover (dicen…), un remero de Bilbao bastante cachas y un reducido cantante canario profesional del casting.
Un comienzo francamente prometedor. Una ficción inicial que a mí ayer me interesó.
Pero a la que podrían haber añadido algún elemento para hacerla aún más interesante. Por ejemplo; ¿que las gemelas Rosa llevan ambas un minivestido de Zara que es un clon casi exacto de un diseño de José Enrique Oña Selfa para Loewe..? Pues para darle un punto extra de emoción deberían haber vestido a una con el Loewe original y a la otra con la réplica zarista. E incluso haberle cobrado una pasta a Amancio Ortega por el patrocinio…
… y ya de paso, haber incluído en los créditos los nombres de los profesionales de peluquería y maquillaje de Tele5 responsables del aspecto de Mercedes Milá de anoche.
Respecto al asunto de La Información (que promete ser la línea argumental de este GH9), me pregunto si el hecho de que en la gala inaugural de anoche no se hiciera ninguna mención a la transexualidad de una de las concursantes es una manera de evitar el tratamiento sensacionalista y pelín circense que se dio al asunto en anteriores ediciones o si es, simple y tristemente, una apuesta por el morbo de relojería. Ya veremos.
La Información, la belleza, la carne, la realidad y la ficción…
We are agreed-come on: we are agreed-about beauty in the flesh. Consensus is possible here. And in the mathematics of the universe, beauty helps tell us whether things are false or true. We can quickly agree about beauty, in the heavens and in the flesh. But not everywhere. Not, for instance, on the page.
The Information, Martin Amis