La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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«El día que cambió mi vida», en TVE1

No sé en qué momento se reúnen unos guionistas y deciden preparar un documental para la televisión pública que combine dos historias paralelas, más vistas que el depilado brasileño radical de Britney Spears.

No lo sé. Pero me inquieta. Ese instante de revelación en que alguien dijo:

¿Y si preparamos un reportaje sobre una caravana de mujeres suramericanas a un pueblo lleno de solteros en la España profunda?

Y a quien, por lo visto, nadie le respondió que eso estaba pasadísimo. O que Iciar Bollaín ya había hecho una peli – preciosa – sobre eso mismo, «Flores de otro mundo» (1999).

O ese trance en que un redactor llama a una pobre muchacha de Lloret de Mar y le propone ser protagonista de un documental sobre ella y sus tetas. Bueno, ella, su marido y su suegra, que es lo más.

Bienvenidos a «El día que cambió mi vida«. Anoche en TVE1. Ojo a la sinopsis. No me la he inventado yo, lo juro:

La primera de las historias la protagonizan cuatro hombres solteros de Hontalbilla. En ese pequeño pueblo de Segovia tienen un grave problema: no hay mujeres y por eso han organizado una caravana de mujeres. Los otros protagonistas son Inmelina y Eric, un joven matrimonio de Lloret de Mar que atraviesa una crisis en su relación por culpa de los complejos de ella. Y es que, Inmelina no soporta el aspecto de sus pechos. Tras su embarazo nuestra protagonista ha visto cómo su pecho se ha convertido en el de una mujer de 70 años.

Lo de la joven Inmelina de Lloret, impresionante. Parecía un extracto de «Cambio radical«, pero hardcore. Lo mejor, sin duda -y lo más lamentable – la intervención de la suegra de ella. Que con gracejo y soltura no tuvo ningún empacho en dar ante la cámara detalles de la vida sexual de Inmelina y su hijo, antes y después del asunto de las tetas. La señora lo sabía todo: que antes follaban con la luz encendida, pero últimamente no, nada, ella había perdido las ganas porque se veía las tetas como las de una anciana. Y, claro, le preocupaba su hijo, etc, etc, y puaj.

Me imagino que vosotros – que sois unas personas sensatas – no vistéis el programa. Estaríais haciendo algo muchísimo mejor (esquivar las caderas de Judit Mascó en SúperChoni07, por ejemplo). No sabéis lo que os perdistéis. Un cara a cara con la vergüenza y el horror. Un gran servicio público.