Zapeo entre varias cadenas privadas generalistas y me encuentro con los anuncios que me temía; esos estimulantes espots de modernas casas de usura que las televisiones emiten por las mañanas, a la hora de la siesta o casi en la madrugada, y que invitan a los telespectadores a conseguir un crédito al consumo

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con una sola llamada telefónica.

Por las mañanas, a la hora de la siesta o casi en la madrugada. Cuando los parados y las amas de casa están frente al televisor. Tal vez haciendo cuentas que no salen. Hasta que, de pronto, descubren ese anuncio, con técnica publicitaria de pura Teletienda, que invita a la compra por impulso

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y que podría aliviar la mala racha. Lo mismo que el NONO elimina el vello sin dolor, o el Velform Sauna Belt hace desaparecer esa barriga…

Pero no acaba ahí el espanto. Me quedo en Espejo Público de Antena3 y asisto al tratamiento más brutal e irrespetuoso que he visto JAMÁS dar a una víctima del terrorismo. A la novia de uno de los desaparecidos en Barajas, cuyo dolor sirve el programa como carnaza mañanera. En primer plano, sin ‘portavoces de la familia’, sin pudor, sin decoro…

Entonces me pregunto si será que durante estos años sin atentados la televisión ha cambiado tanto, ha perdido ese recato que tuvo siempre con las víctimas de ETA y familiares, o si se trata de otra cosa. De algo incluso peor. Puro racismo, por ejemplo. Me pregunto si la televisión habría sido capaz de ofrecer una imagen como esta si la víctima y sus familiares hubieran sido españoles. A lo mejor me estoy pasando. No lo sé…