La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Bogotanos

A pesar de la presión en el pecho que me provoca la falta de oxígeno a estos 2.600 metros de altura, me siento enormemente cómodo en Bogotá, entre sus ciudadanos.

Los bogotanos habitan una ciudad rodeada de cerros, con un clima imprevisible, sin estaciones a lo largo del año, pero con estaciones a lo largo del día, que puede – y suele – regalar lluvia, viento, sol que quema, frio repentino y calor sofocante.

Los bogotanos son discretos, callados, enormemente educados y cordiales. No hablan a gritos. Tratan de señor o señora a todos aquellos a quienes se dirigen de palabra y visten con una corrección y una sobriedad cromática que me sorprende (a mí; voluntario exiliado del Imperio de las mechas y las botas blancas) y me delata (a mí; con mis gafas moradas, mis zapatillas verde pistacho y mi foulard multicolor, que incluye naranja y fucsia).

Los bogotanos son personajes serenos, casi castellanos viejos, hablantes de un idioma exquisito con un acento inimitable y dificilmente reconocible para el extranjero, con pieles curtidas a fuerza de la vida a estas alturas y enormemente generosos conmigo. Siempre. Cada vez.

Y ahora – amiguitos – vamos al concurso (que no habéis ganado ninguno, de momento). Hoy, la impresión de nuestra mujer, en palabras de Marta Segura, editora independiente:

– La fotografiada era deportista o modelo de trajes de baño.

– Hace 10 años lucía modelos de trajes de baño en pasarelas con su cuerpo escultural.

– Dentro de 10 años, ella andará casada con un ex-presidente colombiano («lástima que no pueda ser Betancur»).

– Acaba de ser madre o está en proceso. Sus caderas son de mujer que ya parió. Sus labios están agrandados gracias a la cirugía.

– El color de su pelo NO es natural.

– Tiene entre 38 y 42 años.

– Se ha separado 3 veces.

– En Bogotá, sería una mujer de estrato (clase) alto por su fenotipo y sus gafas de sol. Sería dueña de una boutique en la zona rosa y aspirante a un papel en una novela de TV. Amiga de políticos y artistas, con una gruesa suma de dinero en el banco, aunque llorando todo el tiempo para que le rebajasen el dinero del parqueadero.

Bogotá

Hoy, domingo para mí y lunes para vosotros.

Hace pocas horas que llegué a Bogotá, queridos lectores, y la ciudad me ha demostrado una vez más ser todo un personaje exhibicionista, que me reservaba una exuberante tormenta que he disfrutado desde la terraza del restaurante del hotel, con vistas a la Plaza Bolívar y a la bruma de los cerros.

Bogotá exhibicionista y tan afectuosa conmigo como siempre, tanto que me abraza tan fuerte que me impide respirar con normalidad y me marea (amor soroche, amor mal del altura que solucionaré mañana desayunando un mate de coca).

Pasaré en Bogotá toda esta semana próxima y desde aquí llevaré a cabo el prometido CONCURSO.

  • CONCEPTO DEL CONCURSO

    Traigo conmigo, además de a mi novio, una fotografía recortada de una revista española con la imagen una famosa local paseando por la calle.

    Durante esta semana, interrogaré a diferentes amigos colombianos sobre ella y transcribiré las respuestas aquí.

    Una mirada externa que nos regale un poquito de sensatez, de primermundismo, YA.

  • EL GANADOR DEL CONCURSO

    Será el primer comentarista que acierte la personalidad de la famosa.

  • EL PREMIO DEL CONCURSO

    Será algún bonito objeto típicamente colombiano que llevaré conmigo de vuelta a Madrid y me comprometo a enviar – donde sea – a quien acierte en primer lugar la identidad del personaje.

    Ahí van las primeras impresiones recogidas sobre la señora de la foto (veréis que no he perdido el tiempo):

    – Fue esposa de un torero

    – Hace 10 años trabajaba en un cabaret.

    – Durante los próximos 10 años se dedicará a acostarse con cubanos y a vender las exclusivas de sus affaires.

    – Está operada de: liposucciones (3). Aumento de senos. Labios. Estiramientos a granel.

    – Su pelo, como el de toda buena española, está teñido de cabuya (fibra natural que viene del fique; planta parecida al agave mexicano, de donde se hace el tequila).

    – Aparenta unos 55 años.

    – Es viuda. Divorciada y actualmente vive en unión libre.

    – En Bogotá podría poner una boutique y ser el centro de atracción de la ciudad durante unos cuantos meses.

    Mañana, más. Feliz semana a todos y besos desde Bogotá.

    ¡Ánimo y suerte!

  • Olor a Beckham

    Fotografiado por Annie Leibovitz y maquillado por la decoradora de interiores de Mortadella Versace o por algún otro ser igualmente perverso, David Beckham anuncia su nuevo perfume; Instinct. Al que en breve seguirá el de su señora, Doña Vicky, pues – en palabras del consejero delegado de la casa de perfumes Coty, encargada de la elaboración de la fragancia:

    «Son un modelo a imitar por muchos jóvenes. Él es una figura fascinante. Es el primer famoso que ha tenido éxito al cruzar los límites del deporte y la moda.»

    Toma del frasco, carrasco. Toma festival del neorriquismo conceptual.

    En 1926, la gran Anita Loos, en «Los caballeros las prefieren rubias«, ponía en boca de su protagonista Lorelei Lee las siguientes palabras:

    «Nos plantamos en la esquina de una plaza llamada Place Vendome y si te pones de espaldas al monumento que hay en medio y echas un vistazo lo único que ves es el rótulo de Coty. Yo le dije a Dorothy:»¿No te parece emocionante pensar que éste es el lugar histórico en el que el señor Coty hace todos sus perfumes?». Entonces Dorothy dijo que suponía que el señor Coty había llegado a París, la había olido y se había dado cuenta de que había que hacer algo. Y es que Dorothy es absolutamente irreverente.»

    Si no fuera porque han pasado 80 años, pensaría lo mismo que Dorothy: que el señor Coty había conocido a los Beckham, los había olido y se había dado cuenta de que había que hacer algo. Y es que debo ser absolutamente irreverente.

    Cómo ser Boy George

    Lo malo de ser Boy George es que, cuando te vistes de Boy George, la gente piensa que eres una mamarracha disfrazada de Boy George. Y cuando te sacan fotografías a la salida de los juzgados tras declarar por denuncias falsas a la policía y posesión de estupefacientes:

    BOY GEORGE: Señor agente, me han robado en casa.

    NYC POLICEMAN: Signos de robo, no hay, darling, pero que me aspen* si ésto no es una bolsa de drogaína tamaño carreful

    esa misma gente – «la gente es muy mala, Isabel«, ya lo adelantó una invitada a «Sorpresa, Sorpresa» – piensa que eres el padre alcoholizado de Boy George o el doble de cuerpo de Boy George para escenas de riesgo en campeonatos de ingesta de gofres, chocolate con picatostes o bocatas de calamares de la Plaza Mayor de Madrid.

    Lo malo de ser Boy George, es que te quitan la peluca, el sombrero y el maquillaje y el Boy deja de ser un chiste sexual para convertirse en una triste paradoja de la madurez.

    Que me tapien la trampilla. Ya no quiero ser Boy George.

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    *(NOTA DEL TRADUCTOR: claramente, se trataba de un policía aficionado a los deportes de invierno)