Entre todas las cosas que tengo que agradecerle a Internet (amor, amigos, trabajo,…), está el poder leer cada jueves el Chat de Carlos Boyero en El Mundo.
Admiro, respeto y quiero – de esa manera en que se quiere a los desconocidos que nos regalan su talento – a Carlos Boyero.
Que tal vez no sepa que aparece en una novela MARAVILLOSA que fue Finalista del Premio Herralde el año que ganó Bolaño con «Los detectives salvajes»:
«Bueno, también lees algún artículo, sobre todo los de Carlos Botero, o Boyero o Botello, no te acuerdas bien (es Boyero, ¿no?; sí, yo para mí que es Carlos Boyero), que te hacen mucha gracia y te desahogan, pues siempre está bien encontrar a alguien que dice en los medios lo que a ti te gustaría decir, y no puedes (lo único que cuenta es lo que se dice a través de los medios de comunicación, lo demás es mudez).»
«A bordo del naufragio», de Alberto Olmos
Finalista del Premio Herralde de Novela 1998
Quiero a Boyero y su capacidad para mezclar ironía, sarcasmo, ternura, entusiasmo, emoción, mala leche y una curiosa erudición.
Por eso, he pasado toda la tarde elaborando este pintoresco diccionario personal, extraído de los casi 5 años que lleva en marcha su chat. No están todos los que son y, tal vez, otro día, pueda elaborar otro mejor…
A de Aranda, Vicente
Aranda siempre está cabreado. Supongo que le va la marcha. Es tan senil, tan envidioso y tan mezquino como la mayoría de sus películas. Si lo duda, castíguese con la inenarrable «La mirada del otro».
B de Boyero, Carlos
Yo me veo como un cruce entre Rin-tin-tin y Marlon Brando.
Mi egolatría es tan grande que me la sudan las desacreditaciones públicas y privadas.
Mi lema para casi todo es el principio del vegetativo Bartleby: «Preferiría no hacerlo». Pero si necesitara pasta estoy dispuesto hasta convertirme en chapero.
Alguna vez me he asustado. Pero yo también doy miedo.
Me llamo Carlos Boyero. No soy masoquista y mis gustos literarios y periodísticos están muy cuidados. Consecuentemente no leo a Antonio Burgos.
Soy un virtuoso del onanismo, incluidas todas sus variaciones. Me follaría con mucha pasión, pero nunca me casaría conmigo.
Soy Tauro, a mí no me acuchilla ni Dios, me corto yo las venas.
Yo sólo quería ser un guardian entre el centeno.
C de Celine, Louis Ferdinand
Celine, además de ser antisemita, medio nazi y de estar bastante loco, era un genio del lenguaje. Cuando escribe no existe su ideología. Sólo arte mayor.
D de “Dinero”, de Martin Amis
Con «Campos de Londres» y «El libro de Rachel», «Dinero » es la novela que más me gusta de Amis. Atravieso un periodo de sobriedad en nombre de la superviviencia. No me conviene visitar al protagonista de «Dinero».
E de Ellroy, James
Ellroy es el historiador más veraz, opiáceo y admirable de América.
F de Fernán-Gómez, Fernando
Por Fernán-Gómez siento respeto y admiración. Creo que a su sabiduría y lucidez se la suda ser el puto amo. Lo es, en el sentido más noble.
G de Gil y Gil, Jesús
Todo lo que sea malo para Jesús Gil es bueno para mí.
H de Holliday, Billie
Billie Holiday amortigua el dolor, es opiácea para el alma. En los últimos discos no necesitaba cantar, susurraba, recitaba, hipnotizaba.
I, de Ipod
Ni ipod, ni ordenador, ni mail, ni pollas…
J, de Juan Manuel de Prada
Nada agradable que decir de ese ¿escritor? Su personaje me repele aún un poquito más.
Ese gordo, cursi, afectado y redicho representa varias de las cosas que me inspiran grima en este mundo. Es igual de estomagante hablando que escribiendo.
K de Keitel, Harvey
Keitel, desde que apareció en «Malas Calles», ha demostrado que es imposible que esté mal en una película, independientemente del guión y del director. Creo que lo mejor que ha hecho es «Teniente corrupto». Ese poli drogadicto y volcánico que necesita enfermizamente la redención es una de las grandes interpretaciones de la historia del cine. Keitel, además de un gran actor, es un tío con una personalidad, unas vivencias y un magnetismo torrenciales, algo que transmite siempre en una pantalla.
L de Lords, Tracy
Nadie se ha comido una polla con el arte sublime de Tracy Lords.
M de Marai, Sandor
He descubierto muy tarde a Sandor Marai, un escritor maravilloso, el más triste del mundo. Lea «El último encuentro». De nada.
N, de Nosferatu
No leo revistas especializadas. Lo hice cuando era joven e inquieto. Ahora me matarían de aburrimiento. Pero reconozco que existe una en España muy bien hecha y escrita con personalidad y con amor. Se llama Nosferatu. Es mensual y la edita Ana Sansebastián.
O de Otero, Julia
Yo recuerdo con cariño y añoranza las tertulias con Julia Otero, aunque también reconozco que iba demasiado acelerado en aquella época, mis frecuentes y excesivos pasotes animados por demasiada cocaína.
P de Pasolini, Pier Paolo
Admiro al poeta, al ensayista, al prosista Pier Paolo Pasolini. Me gustaba mucho el hombre, su sinceridad, su perpetua rebeldía, su comprometido papel de mosca cojonera. Pero el director de cine no me interesa nada, me aburre, no le encuentro la gracia. Excepto en una película: la desgarrada y veraz «Mamma Roma».
Q, de ¿Quién es Pumares?
¿Quién es Pumares? ¿Ese esperpento que hace el payaso en Crónicas marcianas?
R de Ramones, Los
Los Ramones sólo para oirlos un ratito y muy de vez en cuando, como tributo a la nostalgia.
S, de Scorsese, Martin
Scorsese está más allá del bien y del mal. Pero es tan injusto como demencial que todavía no le hayan concedido un Oscar al mejor director. Él representa al mejor cine norteamericano actual. En el futuro se le venerará como a un clásico.
T, de Trevanian
Llevo 25 años intentando descubrir quién es Trevanian y usted comete la osadía de revelarme que es un tal Rodney Whitaker. Mis últimos rastreos sobre la personalidad de Trevanian me acercaban a Norman Mailer. Me ocurrió después de leer «El fantasma de Harlot».
U , de U2
Mi amor hacía U2 comenzó y terminó con «The Joshua tree». Con Bono tengo la sensación de que tiene la permanente necesidad de tirarse el rollo.
V , de Vinicius de Moraes
Vinicius de Moraes es de las mejores cosas que le han ocurrido al siglo XX, a la música, a la poesía, a la vida. Su clásico «En la Fusa» sigue ayudándome a sobrevivir.
W , de Waits, Tom
Amo a Tom Waits. Forma parte de mi. Excepto cuando se pone excesivamente dodecafónico. Como actor me repele. Y para leyenda, la mia.
X, de Garganta Profunda
Que yo recuerde jamás me masturbé con ella. Todo era cutre, bobo, infame. «Garganta profunda» es ofensiva para el porno.
Y, de Yonqui, de Burroughs
Me interesa más el personaje de William Burroughs que su visionaria literatura. El libro que más me gusta de él es «Yonki», el más realista y directo. De «El almuerzo desnudo» solo me interesa el prólogo contándote el proceso de la heroína que él llama la enfermedad. Después me pierdo con sus pajas mentales.
Z , de Zidane
Zidane es Dios. Y yo soy su humilde servidor.