Emma Bovary, el popularísimo personaje del espléndido libro de Flaubert, fue la primera «gran perra» de la literatura. La primera mujer protagonista de una novela que, harta de la aburridísima vida de provincias, del insustancial de su marido, de la caspa de la clase media y de – probablemente – una vida sexual de lo más anodina, decidió convertirse en una auténtica hija de la gran puta.
Nada de heroina romántica, de mujer adelantada a su tiempo, de víctima de la falocracia dominante ni del provincianismo a ultranza. Para nada.
Emma Bovary se lanzó de cabeza al consumismo compusivo, al sexo extramarital, a los ataques de egotrip y, por supuesto, a la autodestrucción, con lo que inauguró un nuevo modelo de mujer de ficción, que se alejaba de la iconografía de las salomés y otras vampiresas de la época para inaugurar un nuevo cliché de maldad femenina: la mala burguesa. La perversa de boutique.
Emma padecía la claustrofobia de la vida de esposa ejemplar que le estaba destinada y optó por mandarla a la mierda, junto con la respetabilidad social, la maternidad responsable y otras zarandajas muy apreciadas en la época y que a ella le importaban bastante menos que un sombrero nuevo o un deslumbrante polisón. Admirable decisión que, al terminar mi primera lectura de la novela, me llevó a afirmar:
¡Cómo me gusta Madame Bovary!
Cuánto aprendieron de ella Bette Davis, Joan Crawford, las hermanas Collins, y mi profesora de inglés del colegio; esa que decía: «Yo trabajo para pagar a mi chófer filipino«, y era verdad.
Y cuánta razón tenía el bueno de Gustave cuando afirmó aquello de ‘Madame Bovary c’est moi’; porque en la literatura, en la Gran Literatura, o eres una trepa sin escrúpulos o si no, no te comes un colín (en su caso, una baguette).
Madame Bovary somos todos. Por eso sobrevivimos, si no, de qué.
¿Saben que es el aburrimiento? Emma un día cualquiera dijo a la «impersonalidad» de us autor: «Estas fundando un mito. Seré una idea recibida, ¿eso no te aburre?». La constante contradiccion de un escritor que no escribo sino una gran novela de compendios «mamotetricos». Es una ironía, valga la acotacion. Jugar con la ignorancia es jugar como una gato con una bola de hierro. Le pesa y se siente extrañado de su entorno, de su juguete…
18 noviembre 2006 | 17:14
¿Saben que es el aburrimiento? Emma un día cualquiera dijo a la «impersonalidad» de us autor: «Estas fundando un mito. Seré una idea recibida, ¿eso no te aburre?». La constante contradiccion de un escritor que no escribo sino una gran novela de compendios «mamotetricos». Es una ironía, valga la acotacion. Jugar con la ignorancia es jugar como un gato con una bola de hierro. Le pesa y se siente extrañado de su entorno, de su juguete…
18 noviembre 2006 | 17:14
¿Saben que es el aburrimiento? Emma un día cualquiera dijo a la «impersonalidad» de su autor: «Estas fundando un mito. Seré una idea recibida, ¿eso no te aburre?». La constante contradiccion de un escritor que no escribio sino una gran novela de compendios «mamotetricos». Es una ironía, valga la acotacion. Jugar con la ignorancia es jugar como una gato con una bola de hierro. Le pesa y se siente extrañado de su entorno, de su juguete…
18 noviembre 2006 | 17:16
Este cacharro me esta fallando. ¿Saben que es el aburrimiento? Emma un día cualquiera dijo a la «impersonalidad» de su autor: «Estas fundando un mito. Seré una idea recibida, ¿eso no te aburre?». La constante contradiccion de un escritor que no escribio sino una gran novela de compendios «mamotreticos». Es una ironía, valga la acotacion. Jugar con la ignorancia es jugar como una gato con una bola de hierro. Le pesa y se siente extrañado de su entorno, de su juguete…
18 noviembre 2006 | 17:20
no les aburre esto?
18 noviembre 2006 | 17:21
para comentarios en el blog: http://lesdigodeverasquenoesnadaimportante.blogspot.com/
18 noviembre 2006 | 18:16
Nunca e leido una novela tan fascinante como la de Madame Bovary.Me encanto ,me identifique mucho con Emma.
19 noviembre 2006 | 7:24
jihhybbmzkcjj jsiola como estan alla
20 noviembre 2006 | 20:36
como estn en el otro mundo como se siente
20 noviembre 2006 | 20:38
La felicidad no está en el placer, el placer está en la felicidad…
23 noviembre 2006 | 15:19
En mi opinión puta, es la persona que ejerce la prostitución como un empleo, igual que jardinera, pastelera, etc… No creo que el personaje de Emma, lo represente…
23 noviembre 2006 | 20:18
Defectos tenemos todos, y Emma los tenía a montones. Pero quiénes somos nosotros para juzgar los defectos de los demás si no somos capaces de enfrentar los nuestros. Que clase de hipocrecía es esto. M. Bovary, antes que nada, fue una victima, una victima de la sociedad machista de entonces, una sociedad en la que en muchos casos los padres decidían la pareja de las hijas u obligaban a éstas a desposarse a los 14 años. Emma escogió la pareja equivocada presionada por la sociedad que empuja compulsivamente a las mujeres al matrimonio para reealizarse como tales. El resto, es consecuencia de los propios atrasos sociales que condena el divorcio y la libertad de la mujer.
01 diciembre 2006 | 11:56
Estoy de acuerdo con ynosdieronlasdiez, Emma eligió al hombre equivocado y fue una valiente en su tiempo. ¿Que hariamos otras en su lugar? yo probablemente si encontrara al hombre que de verdad me llenara tanto es decir más que mi pareja, quiza haria lo mismo porque la vida hay que vivirla, de momento solo sabemos lo que vemos y no sabemos que hay mas allá, asi que hay que virvir el hoy y el ahora, como hizo ella. Pero estoy en contra que se la llame puta porque no lo era (puta es la que cobra) ella lo hacia porque necesitaba estar con alguien que le hiciera la vida mas llevadera.
03 diciembre 2006 | 19:00
Se le ha dado demasiado valor a la «decisión» de Bovary, decisión en el sentido de una libre elección en contra de lo establecido, de una decisión en búsqueda de «algo» (tal vez quieran llamarla felicidad), decisión como libre precursora de un saber del propio “deseo”. Nada más alejado de la realidad. Ella, simplemente es un reflejo de la enajenación y determinismo social, familiar, psicológico del cual todos somos parte; no hace falta más que ver el medio en el cual estaba Flaubert, las influencias que tuvo este para escribir la novela, están inmersas en una época de teorías que abogaban por dicho determinismo. Madame Bobary, es un reflejo de la época, de la inconsistencia de la vida humana, pero no se les olvide, también es un reflejo del propio autor: lo visto, lo que escuchado, el medio donde se desarrollo; tan sólo es una pequeña muestra del autor en su obra.Gran puta, perra, o simplemente “mujer con decisión” son a mí parecer, sólo pálidas sombras de la realidad. No considero que sea tan simple como enumerar una serie de identificaciones, aversiones o consensos sobre Madame Bobary.
03 diciembre 2006 | 21:30