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Depósitos acribillados en Sudán del Sur: el agua como objetivo

Paul Jawor, asesor de agua y saneamiento de Médicos Sin Fronteras en Sudán del Sur.

Paul se enfrenta al reto de restaurar el abastecimiento de agua potable cuando el equipo de MSF regresa al campo de desplazados de Denthoma 1, en Melut, en el norte de Sudán del Sur.

Desplazadas hacen cola para obtener agua potable una vez reparado el sistema. Foto: Paul Jawor / MSF

Desplazadas hacen cola para obtener agua potable una vez reparado el sistema. Foto: Paul Jawor / MSF

Melut es uno de los puntos críticos en la actual escalada de violencia que vuelve a experimentar Sudán del Sur. Médicos Sin Fronteras cuenta con un hospital en el campo de desplazados de Denthoma 1 en el que 20.000 personas han buscado refugio huyendo de los enfrentamientos.

Cuando a mediados de mayo los combates estallaron en Melut, nos vimos obligados a suspender nuestras actividades médicas y a evacuar al equipo. La interrupción de los programas se tradujo en que la población dejó de tener acceso a los servicios de salud que tanto necesitan en un momento crítico como el que sufren.

Una semana más tarde, un primer equipo de MSF pudo regresar a Melut para realizar una visita relámpago de cuatro días y se encontró un paisaje desolador: el hospital y las farmacias cercanas habían sido saqueadas y destrozadas. Además, el único sistema de suministro de agua potable del campo había dejado de funcionar y algunos de los tanques de agua mostraban agujeros de bala.

Las instalaciones, el hospital y la farmacia de MSF fueron saqueados y así se encontraban el 28 de mayo 2015 después de  que la lucha llegara hasta el condado de Melut, en el estado del Alto Nilo, en Sudán del Sur. Algunos pacientes que reciben tratamiento para enfermedades como el VIH, la tuberculosis y el kala azar se vieron obligados a interrumpir su tratamiento, lo que podría dar lugar a resistencia a los medicamentos y ser fatal. Foto: Miroslav Ilic/MSF
Las instalaciones, el hospital y la farmacia de MSF fueron saqueados. Algunos pacientes de VIH,  tuberculosis y kala azar vieron interrumpido su tratamiento. Foto: Miroslav Ilic/MSF

Denthoma 1 está situado a orillas del Nilo. Mis compañeros comprobaron que ante la falta de alternativas, la población desplazada llevaba tres días bebiendo agua del río. Para responder a esta situación, MSF puso en marcha un procedimiento de emergencia y distribuyó purificadores de agua y pastillas de potabilización a 4.000 familias de forma que pudieran filtrar y tratar el agua del río Nilo que estaban utilizando.

Se trata de una solución de urgencia: resultaba urgente resolver el problema de agua potable y por eso me enviaron de inmediato. No había tiempo que perder. Cuando llegué, lo primero que me enseñaron fue que varios de los tanques de agua presentaban multitud de agujeros de bala. Afortunadamente, el problema saltaba a la vista y no fue complicado arreglarlos.

También probamos el sistema de agua y, aunque funcionó durante un tiempo, finalmente el agua dejó de correr. Comprobamos las válvulas y descubrimos que estaban bloqueadas así que decidimos desmontar todo el sistema. En el saqueo del hospital también habían desaparecido las herramientas del almacén y tras recorrer el campo de desplazados encontramos una llave inglesa gigante. Con ella y con algunos utensilios de la caja de herramientas del coche pudimos empezar a desarmar el sistema.

Abrimos cada una de las válvulas y cuando palpamos en su interior encontramos botellas de plástico trituradas tapando las bocas de las válvulas. Eso era lo que estaba bloqueando el flujo de agua. Cómo llegaron esas botellas allí es un misterio, pero nos llevó todo un día abrir cada válvula y retirar el plástico que las bloqueaba.

Abrimos cada una de las válvulas y cuando palpamos en su interior encontramos botellas de plástico trituradas tapando las bocas de las válvulas. Eso era lo que estaba bloqueando el flujo de agua. Foto: Paul Jawor/MSF
Botellas de plástico bloqueaban las válvulas del sistema de distribución de agua. Foto: Paul Jawor/MSF

Pusimos en marcha la bomba, todo parecía ir bien pero a medida que el agua fluía a través del sistema y mientras procedíamos a llenar los tanques vimos que diez de los depósitos principales perdían agua como si fueran una fuente; mostraban claros signos de haber sido tiroteados también.

Como medida temporal, taponamos algunos de los agujeros con bolsas de plástico mientras que, en otros casos, empleamos parches de goma para reparar las cubiertas de los tanques. Se trataba de una reparación de emergencia; una vez que aseguráramos el suministro de agua todos los depósitos serían reparados adecuadamente.

El objetivo estaba conseguido: restablecer el suministro de agua para 20.000 personas. Cada uno de los habitantes del campo podría comenzar a recibir 10 litros de agua al día de inmediato.

El sistema de purificación de agua abastece ya el campamento con unos de 120 metros cúbicos de agua potable al día.
Los desplazados de Denthoma 1 ya no tienen que beber agua del río sin tratar, una práctica que ponía sus vidas en riesgo dado que podía propiciar la aparición de enfermedades transmitidas por el agua como la diarrea y el cólera.