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Luke en Bihar: la desnutrición y sus etiquetas

Por Luke Chapman (médico de Médicos Sin Fronteras en India)*

Todos hemos visto las fotos. Recuerdo como si fuera ayer a mi madre diciéndome, cuando me dejaba comida en el plato, aquello de “piensa en los niños etíopes que pasaban hambre”. Y yo pensaba en los niños etíopes que había visto en la televisión, sobre todo con pena pero también con cierta curiosidad por saber por qué tenían la barriga tan redonda y protuberante. Ya sea debido a guerras, hambrunas o catástrofes naturales, son estas crisis nutricionales agudas las que al final tienden a ser noticia en la tele. Buena audiencia supongo.

India no padece crisis “agudas”. Como mi jefe muy sagazmente observó la semana que llegué, esta es una nación capaz de viajar al espacio y de lanzar ataques nucleares. El ritmo al que está creciendo la economía india es motivo de envidia y temor a partes iguales en Occidente (aunque lo del temor lo admitamos con reserva). Naturalmente, podríais preguntaros por qué la desnutrición es un problema en un país como este. Una sencilla pregunta que, desgraciadamente, no tiene una respuesta sencilla.

Basta con decir que hay múltiples factores y variables geo-sociopolíticas que interactúan de una forma compleja para provocar dramáticas desigualdades en el reparto de la riqueza y en materia de seguridad alimentaria. Esto me ha venido a la cabeza de repente, así que lo cogería con pinzas. De hecho no creo ni que exista la palabra “geo-sociopolítica”…

Sean cuales sean las causas, en la práctica no hay una solución rápida para la desnutrición en India. Ni yo ni Médicos Sin Fronteras ni nadie puede chasquear los dedos y que de repente todo mejore. Soy optimista y pienso que es posible cambiar las cosas, y de hecho las cosas están cambiando, pero mientras tanto los niños siguen muriendo. Así que, si no puedes abordar la causa, lo único que puedes hacer es abordar la consecuencia, que, por decirlo de forma sencilla, es que los niños muy delgados pueden morir si no se les trata.

Pero ¿puede ’tratarse’ la desnutrición? No puede decirse realmente que se trate de una enfermedad como son la malaria o la esquistosomiasis ¿no? Y quizás es raro meter en un mismo saco enfermedades causadas directamente por parásitos muy concretos y una enfermedad cuyas causas son ‘geo-sociopolíticas’.

Sin embargo, los hechos hablan por sí solos: la desnutrición se asocia a una mortalidad y una morbilidad cada vez mayor. Tiene criterios diagnósticos. Y tiene tratamiento basado en evidencias. Así que tanto si eliges etiquetarla como una enfermedad o no (y MSF lo hace), puedes hacer algo, y eso es lo que realmente importa.

El problema es que, en India, no todo el mundo opina lo mismo.

 

(Continúa el próximo lunes)

* Luke Chapman es médico del proyecto de desnutrición infantil de MSF en Biraul, en el estado indio de Bihar.

Foto: Un trabajador de MSF evalúa el estado de un niño con desnutrición aguda mediante el brazalete MUAC. Biraul, India (© MSF).

MUAC-edema: una evaluación nutricional rápida

Por Óscar Sánchez-Rey (República Centroafricana, MSF)

Después de algunos meses de misión y de conocer más el lugar donde trabajamos, cada vez me resulta más difícil explicar el problema de la desnutrición en una zona increíblemente fértil como es el suroeste de la República Centroafricana.

Sabemos que no afecta a toda la población; se centra casi exclusivamente en los niños menores de 5 años. Y también creemos que una dieta basada en hidratos de carbonos y escasa en vitaminas, minerales y sobre todo en proteínas, parece el factor determinante para que los más pequeños, en plena edad de crecimiento, enfermen de Kwashiorkor.

Sea como fuere, aunque la situación generalizada no está fuera de control, tenemos la nada despreciable cifra de 500 pacientes en tratamiento nutricional. Los niños continúan llegando a nuestros centros. Y el fantasma de la desnutrición sigue en la mente de las gentes del lugar.

Es por eso que, de forma casi regular, recibimos “alarmas nutricionales”. Habitualmente es el responsable médico de un pueblo quien nos llama porque ha recibido muchos casos de desnutrición en su consulta, y sospecha que la enfermedad empieza a aumentar más de lo habitual. Independientemente del origen de la información, nuestra obligación es comprobar y estudiar cada una de esas alertas. Hay que hacerlo de una forma suficientemente rápida y eficaz como para ser rigurosos en nuestras conclusiones, y no perder tiempo si una respuesta es requerida.

Es justamente eso los que os muestro en el blog de hoy: una evaluación nutricional rápida basada en el sistema MUAC-edemas. El MUAC (por sus siglas en inglés, perímetro medio del brazo) es una cinta plástica con códigos de colores que mide la circunferencia del brazo izquierdo de los niños de entre 6 meses y 5 años de edad. Se puede hacer una relación entre el grosor del brazo de un niño de una determinada edad y su estado nutricional.

El segundo factor indicador de desnutrición son los edemas. Un niño desnutrido y con edemas puede presentar un aspecto casi normal, incluso parecer un niño rellenito y saludable. Como además la mayoría de las mamás no saben la edad exacta de sus hijos, no hay calendarios, ni relojes ni nada que indique el día, utilizamos la altura como criterio de selección. Los niños de entre 6 meses y 5 años miden entre  65 y 110 centímetros de estatura. Es por eso que usamos el palo pintado de verde que veis en los compañeros de la foto.

Lo demás es simple. Llegamos al lugar donde han dado la alarma, contactamos con las autoridades locales y les pedimos que reúnan a todos los niños en un lugar conocido. Organizamos una zona de espera y medimos solamente a los que están entre los límites señalados en el bastón. Hay que tener cuidado de evaluar a un número suficiente de niños para que los resultados sean representativos de la población en cuestión.

Las fotos de esta entrega corresponden a dos evaluaciones diferentes separadas por más de 300 kilómetros de distancia. Aunque desgraciadamente encontramos en ambas algunos niños desnutridos, en ninguna fue necesaria hacer una intervención mayor.

Desde Boda,

Óscar

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Fotos: © Óscar Sánchez-Rey

Un pequeño punto en el mapa

por Alejandro Arantegui (Sur de Sudán, Médicos Sin Fronteras)

La temporada de lluvias ha llegado con fuerza por estas tierras. Es una buena noticia para la población: cualquier trozo de tierra es fértil para enterrar algunas semillas y dejar que la naturaleza haga su trabajo. De eso depende el sustento de toda esta gente, y ha sido así durante cientos de años.

Me parece un paisaje muy hermoso. Durante todo este mes siempre que he ido con el equipo de la clínica móvil, he ido viendo cómo los cultivos nos van rodeando hasta estar prácticamente inmersos en el paisaje. Y luego, unas lonas de plástico, soportadas con estructuras de madera y bambú dentro de las comunidades en las que viven estos desplazados. Y un equipo de gente que por unas horas asiste a todas las personas que acuden a nuestra clínica móvil para ser tratados. Así me siento. Si nos hicieran una foto aérea, seríamos un pequeño puntito azul dentro de un cuadro de verdes y rojos. Me gusta pensar así, me gusta creer que son las pequeñas acciones las que cambian las cosas. Ya os digo, un puntito en el mapa, en este mapa inmenso y precioso que es África.

En parte, es nuestro objetivo. Intentar aliviar el día a día de personas concretas a las que por desgracia les ha tocado vivir esta situación. Cada día cargamos los coches con medicamentos, material de curas, alimentos terapéuticos preparados (los llamados RUTF, ya os dije que os hablaría de cómo tratamos la desnutrición) y tests rápidos para detectar la malaria, pero sobre todo cargamos nuestros coches con personas. Personas dispuestas cada día a ayudar a otras personas. Pablo ya os ha contado algunas historias de nuestros trabajadores nacionales, personas como Valerio y ‘Big John’, personas que han vivido en sus propias carnes las penurias a las que se enfrentan los refugiados y los desplazados internos en este país. Ellos están también en los coches.

Yo quiero hablaros de la parte que me toca y que, como os decía, es parte de nuestro objetivo en el proyecto: garantizar el acceso a una atención médica de calidad y gratuita a los refugiados y desplazados internos. Desafortunadamente, la época de lluvias es también época de malaria. Una losa más sobre estas maltrechas espaldas, que hace, si cabe, el día a día un poco más difícil.

Esta enfermedad se ceba sobre todo con los pequeños, como siempre, los más vulnerables. Una simple picadura del mosquito que transmite este parásito es suficiente para contagiarla. Una vez dentro del organismo, después de una semana aproximadamente, provoca fiebre, anemia severa, dificultades respiratorias, síntomas neurológicos, y en muchos casos la muerte.

No existe vacuna para esta enfermedad. Sin embargo, podemos hacer mucho y de hecho lo hacemos. Contamos con tests rápidos para el diagnóstico temprano, algo extremadamente importante, así como un tratamiento adecuado. Cada día chequeamos a todas las personas que vienen a nuestras clínicas móviles con sospechas de haber sido contagiadas y en la mayoría de los casos podemos diagnosticarles y tratarles a tiempo.

Es importante también para nosotros explicar a estas personas cómo detectar la enfermedad, cómo prevenirla y por qué es importante que vengan a nuestras unidades móviles…

Y la desnutrición…

De todas formas, no es sólo la malaria lo que nos preocupa en nuestra actividad diaria. Ya os conté algo de nuestras actividades en Ezo y el ‘screening’ nutricional. También en nuestras clínicas móviles llevamos a cabo esta tarea. Cada día se nos llenan de madres con sus niños a cuestas, y les hacemos el ya famoso MUAC, el brazalete que nos ayuda a medir el grado de desnutrición del niño. En esta zona sí que encontramos casos desnutrición moderada y severa. Se dan todas las condiciones para ello y la época de lluvias, con sus mosquitos Anopheles, no ayuda.

Aquí es dónde aparece el RUTF, o alimento terapéutico ‘listo para usar’, no sé si más famoso incluso que el MUAC para todos aquellos que seguís este blog. Es un preparado alimenticio, que contiene todos los nutrientes necesarios para garantizar el soporte alimenticio de estos pequeños: junto con un eficiente tratamiento médico, es muy efectivo en los niños que podemos tratar ambulatoriamente y que son la mayoría de los que encontramos en la clínica móvil.

También aquí nuestra labor se hace presente cada día. Me resulta muy gratificante ver el chorreo de personas que acuden a nuestros servicios. Poder hablar con ellos, escuchar sus historias, reírme con los niños. Me gusta comprobar que la población nos conoce, confía en nosotros y acude en busca de ayuda. Quizás seamos los únicos que pueden garantizar esta atención, efectiva y gratuita. Pensad que no existe un sistema sanitario gratuito en este país, por lo que, para personas que difícilmente pueden pagar su alimento diario, es imposible acceder al diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades.

Como siempre, no podemos dejar de pensar que cada día vendrán nuevos casos y que probablemente nos enfrentaremos a situaciones aún más difíciles en lo que a mi me parece un extraño lugar, mezcla de belleza y violencia, de riqueza natural y enfermedades, de personas acostumbradas a desconfiar y de personas eternamente agradecidas…

Este es nuestro pequeño puntito en el mapa de Sur Sudán. Hay muchos otros a lo largo de todo este continente y del mundo. No dejéis de pensar que poco a poco, grano a grano podemos dar la vuelta a las cosas que no nos gustan. Así que desde aquí os damos las gracias a todos los que cada día compartís este pensamiento con nosotros… y creedme si os digo que es una satisfacción personal ser testigo de todo.

Desde Yambio, un fuerte abrazo,

Alejandro.

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Foto 1: Carretera en Yambio, Sur de Sudán (© Catee Lalonde).

Foto 2: Parachek, prueba de diagnóstico rápido de la malaria, que permite saber si una persona padece la enfermedad en unos minutos (© Bruno De Cock/MSF).

Foto 3: Pequeño paciente consumiendo RUTF, en un proyecto de MSF en Darfur, norte de Sudán. (© Julie Damond/MSF)

Niños de Ezo, niños de otro mundo

por Alejandro Arantegui (Sur de Sudán, Médicos Sin Fronteras)

Hoy quiero hablaros de una particular parte del mundo, una relativamente pequeña franja de tierra que literalmente une tres países aunque perfectamente podrían ser el mismo… no hay nada a primera vista que te haga pensar que estás pisando la frontera de Sudán, República Democrática del Congo y República Centroafricana.…pero ahí está. Se trata de Ezo. Y es aquí dónde llevamos a cabo uno de los proyectos de asistencia sanitaria en Sur Sudán en los que tengo la suerte de participar.

Hablar de Ezo es hablar de población desplazada, campos de refugiados, necesidades básicas no cubiertas, años de violencia, enfermedades endémicas y todos los factores comunes que os podáis imaginar en esta situación. Sin embargo sería injusto no hablar también de una tierra fértil, de un paisaje de una riqueza natural que impresiona mires donde mires, hablar de historia ancestral y de tradiciones, pero sobre todo de gente.

Podría escribir muchas páginas hablando de mis vivencias con la población y de todo lo que me enseñan a cada momento. Creo que nunca tendré tiempo suficiente para agradecer a estas personas las experiencias que estoy viviendo. Aunque parezca paradójico, ahora pienso que ellos hacen mucho más por mí de lo que yo hago por ellos. No obstante, puedo colaborar en un proyecto que realmente marca la diferencia en esta zona del mundo. Especialmente, y para entrar en materia, dando asistencia sanitaria gratuita en el campo de desplazados.

Tenemos una unidad de asistencia primaria en Napere, que es como se llama este campo. Pablo ya os ha comentado algo de esto, así que voy a centrarme en explicaros una de las actividades más interesantes que llevamos a cabo y que más impacto tienen en la población infantil, la más vulnerable a la que nos enfrentamos. Se trata del ‘screening’ nutricional, una evaluación del estado nutricional de una población.

No sé si habéis oído hablar alguna vez del MUAC; seguro que muchos de vosotros sí, pero para los no iniciados, el MUAC es un brazalete con franjas colores (del verde al rojo) que se coloca en el brazo para medir su perímetro, un sencillo pero efectivo sistema para valorar el estado nutricional de los niños en zonas de riesgo de desnutrición. En pocas palabras, valorar si reciben las calorías suficientes diariamente para mantener sus necesidades vitales cubiertas.

John y Arquetta, dos refugiados que colaboran con nosotros en Napere, son las personas que se encargan de ir de campo en campo, de tukul en tukul, avisando a las madres para que nos traigan a sus niños cada día para poder registrarlos y valorarlos.

Puede que estéis pensando en niños con caras tristes, con apenas fuerza para andar y rodeados de moscas. Sin embargo, debo deciros que no hay uno solo que no venga riendo a ponerse en fila, sorprendido por ver a una persona con la piel blanca que les habla con gestos y les pone un trozo de plástico alrededor del brazo.

Es un juego para ellos, podría decir que cualquier cosa es un juego para estos niños que viven ajenos a la situación en la que se encuentran y no ven más allá del día a día con sus semejantes y ocasionalmente estos nuevos invitados con piel blanca a los que miran con cara de sorpresa.

Afortunadamente, la mayoría de niños que hemos valorado en este campo están en la “zona verde”: esto significa que su estado nutricional no se encuentra en peligro. Estamos preparados también, por supuesto, para atender a aquellos que necesitan soporte nutricional, pero esa parte os la contaré otro día. Hoy me quedo con la satisfacción que es para nosotros ver este resultado y las sonrisas de estos pequeños corriendo hacia nosotros.

Sin embargo la experiencia nos hace ser moderadamente optimistas ya que, como os decía antes, la situación a la que se enfrentan estos niños cambia cada día. Hay demasiados factores que en un minuto pueden hacer que pasen al color naranja del MUAC, zona de desnutrición moderada, o incluso a la zona roja, desnutrición severa.

Existen aún tantas amenazas que hacen que la desnutrición sea una de las principales causas de mortalidad infantil en el llamado “tercer mundo”… Yo sinceramente no sabría deciros si el mundo en el que viven estos niños es el tercero; lo que sí tengo claro es que definitivamente es otro mundo. Otro mundo muy distinto al que estamos acostumbrados y con otros problemas no menos graves pero muy diferentes a los que se enfrentan nuestros niños, como son la obesidad infantil o la depresión.

Soy muy consciente que es fácil caer en la demagogia en estos casos, por eso quiero simplemente dejaros con la idea que me llevó a escribir estas palabras: existe otro mundo, existen niños que viven en ese mundo y creo que es obligación de todos intentar construir uno sólo para TODOS los niños. Seguro que nos lo agradecerán.

Desde Ezo,

Alejandro

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Foto 1: Los niños hacen cola para ser evaluados mediante el brazalete Muac, que puede verse en el brazo del pequeño atendido por personal de MSF. (© Alejandro Arantegui)

Foto 2: La cola se convierte en un entretenimiento más para los niños del campo de desplazados de Napere. En la foto, Alejandro Arantegui con uno de ellos. (© Alejandro Arantegui)

Foto 3: Niños de Ezo, niños de otro mundo (© Alejandro Arantegui)