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Partos a.m. en Pakistán (final)

por Olivia Lowe (Pakistán, MSF)

11:30 a.m. Una mujer ha venido con su bebé para que le hagamos una revisión. El bebé nació hace cuatro días y tiene ictericia. Ha perdido mucho peso para ser un recién nacido pero, por lo demás, se le ve bien. Supimos que la madre sólo le da el pecho dos o tres veces al día, cuando lo recomendable es hacerlo entre seis y ocho. Así que le enseñamos a alimentarlo y le dijimos que volviera el miércoles, de modo que podamos evaluar la salud del bebé y que ambos puedan ser vacunados. En ese momento, recibí una llamada de la matrona que acompañó a Yasmin al hospital: ya la han visto los médicos del hospital.

12:30 a.m. Todos los pacientes de la clínica prenatal han sido atendidos. Noor Bibi por fin da a luz y ambos, madre e hijo, están bien. Dos horas ya se está marchando a casa: no puede esperar más porque el taxi en el que llegó sigue esperando fuera para llevarla.

13:30 a.m. Nos dirigimos a la camioneta para volver a la oficina en Quetta. Envío un mensaje al coordinador del proyecto para avisarles que me voy.

14:00 a.m. Llegamos a la oficina. Vuelvo a enviar un mensaje… Voy a comer a casa, ya que está apenas a dos edificios de la oficina. Como con dos de mis compañeros.

14:45 a.m. Vuelvo a la oficina. Termino todos mis informes mensuales y los envío por correo electrónico al coordinador médico.

16:00 a.m. Mi coordinador me comunica que se han producido dos explosiones con bomba en Quetta, a 2 kilómetros de nuestra casa. Ambas en el bazar, con 15 minutos de diferencia. Han muerto 42 personas y 250 han resultado heridas. Todo el personal nacional e internacional de MSF está bien, pero los desplazamientos se complican: unos intentan volver a casa y otros llegar a la clínica para el turno de noche, que durante el Ramadán empieza a las 5 de la tarde.

16:30 a.m. Pregunto a una de las matronas del turno de día si puede quedarse esta noche, sustituyendo a una compañera que no podrá hacerlo. Me dirijo a casa y allí me encuentro con un expatriado recién llegado de Islamabad que se dirige a la zona de las inundaciones. Es la novena persona en dos semanas que llega para dar asistencia a la emergencia. Le enseño la casa.

17:30 a.m. Llegan el logista y el coordinador del proyecto. Estamos en alerta de máxima seguridad debido al atentado, así que sólo un número reducido de personal trabajará mañana. Llamo a las matronas para asegurarme de que tendremos una guardia de dos personas, y luego a la enfermera de referencia que está en el hospital visitando a los pacientes que hemos ido refiriendo allí desde la clínica, y me aseguro de que visita sólo a los imprescindibles.

19:00 a.m. Ceno con mis compañeros y vemos una película

23:00 a.m. Hora de dormir. Mañana podré descansar, ya que no me está permitido ir a trabajar o salir de casa… Estudiaré y trabajaré desde allí. Hace mucho calor, pero me quedo dormida con el zumbido del ventilador, aunque sé que cesará en un par de horas, cuando se corte la corriente. Estoy de guardia 24 horas al día, 7 días a la semana, y así estaré durante los próximos nueve meses. Lo último que pienso es que no estoy segura de que las matronas puedan llamarme si me necesitan porque la conexión por móvil no funciona bien últimamente. Espero que estén bien.

Partos a.m. en Pakistán (2ª parte)

Por Olivia Lowe (Pakistán, MSF)

10:15 a.m. Yasmin, la madre de la bebé nacida hace media hora, corre peligro. No ha expulsado la placenta y podría sufrir una fuerte hemorragia. Sufre otra complicación grave, un prolapso cervical, y podría desarrollar una infección uterina.

10:30 a.m. Yasmin ha empezado a sangrar. En el paritorio sólo estamos dos matronas y yo misma. Le ponemos una perfusión intravenosa de oxitocina y ergometrina para intentar detener la hemorragia, mantener estable la presión sanguínea y ayudarle a expulsar la placenta, así como antibióticos para prevenir infecciones. Tenemos que estabilizarla lo antes posible y trasladarla a un hospital en cuanto podamos. Mientras procedemos, una docena de pacientes y sus familiares nos miran en silencio mientras la clínica entera se paraliza.

“No tiene pulso, no tiene presión sanguínea”, grita una de las matronas. Vuelvo corriendo a la sala. Yasmina aún tiene algo de aliento, pero no responde y las vías respiratorias parecen no estar funcionando bien. Llamo a gritos al médico que está en la sala de al lado y cojo el oxígeno. ¿Está entrando en shock? Llegan dos médicos, le colocamos más vías intravenosas. La presión sanguínea de Yasmin es de 90/40, muy baja, pero un poco más alentadora que hace dos minutos. Seguimos con las perfusiones, pero fracasamos en nuestro segundo intento de sacarle la placenta.

Oigo a alguien decir algo que no entiendo en urdu, y una de las matronas abandona la sala. Y vuelve inmediatamente con un bebé envuelto en una manta. “¿De quién es este niño?”, me pregunto… lo entiendo de inmediato: acaba de producirse otro parto, en un coche fuera de la clínica. La matrona necesita oxitocina, para que la madre expulse la placenta. Llamamos a una tercera matrona que está realizando visitas a domicilio esta mañana, para que vuelva y nos ayude porque si una de mis compañeras tiene que marcharse con Yasmin al hospital, nos quedaremos sólo dos matronas mientras siguen llegando parturientas…

10:40 a.m. Yasmin ya no sangra tanto y su presión sanguínea ha subido a 110/60. Conseguimos taparla un poco y ponerle el velo, la colocamos en una camilla y la metemos en la ambulancia. Primero tenemos que tener el consentimiento del marido. Voy llamando al hospital y les informo de que Yasmin va de camino.

11 a.m. Estoy temblando, pero no es momento de pararse. Las actividades de la clínica continúan. Seguimos prescribiendo antibióticos porque muchas mujeres sufren infecciones del tracto urinario en esta época del año, en la que el ayuno por el ramadán les causa cierta deshidratación. Envío a una de las pacientes a otra clínica para que se someta a un ultrasonido, pues me comenta que lleva dos días sangrando.

Y de momento sólo tenemos a una mujer de parto. Se llama Noor Bibi, y lleva ya más de cinco embarazos. Está dilatando, y quiere que le demos oxitocina para acelerar el parto. En Pakistán, esta es una práctica ilegal, pero habitual, que se cobra cientos de vidas cada año, así que la animamos a caminar por la clínica y a beber algo de zumo.

(Continuará)

Partos a.m. en Pakistán (1ª parte)

Por Olivia Lowe (Pakistán, Médicos Sin Fronteras)

06:45 a.m. Mi reloj despertador no ha sonado. Se ha ido la luz en la casa, pero como ya es una costumbre diaria, estoy hecha a moverme en la penumbra. Lo que sí me molesta de esta mañana es que no hay agua.  Al menos tendré que lavarme las manos, así que tendré que hacerlo con agua de beber. Me preparo unos cereales, caliento más agua para el té en el hornillo de gas y disfruto de mi desayuno sentada en el suelo mientras aún hace algo de fresco. Qué bien…

07:25 a.m. Salgo de casa acompañada del guarda de seguridad. Me he puesto un “shalwar kameez”,  que es el vestido que la mayoría de las mujeres llevan en Pakistán, y me he tocado con un “dupatta”, una gran estola que llevo sobre la cabeza y me cubre dos tercios del cuerpo. Saludo al personal paquistaní al subir al coche. Mis colegas mujeres se sientan en un lado de la furgoneta y los hombres en el de enfrente. Nos dirigimos a la clínica y, como siempre, al salir aviso al coordinador del proyecto del trayecto que vamos a realizar.

08:00 a.m. Llego a la clínica, a la Unidad de Partos de Kuchlak, en las afueras de Quetta, y en ese momento vuelvo a avisar mi coordinador de que hemos llegado a salvo. Nada más llegar, las “Lady Health Visitors”, las “agentes de salud femeninas”, lo que para nosotros los occidentales son las matronas,  me llevan directamente a ver a un bebé prematuro que acaba de nacer. Tendrá unas 30 o 32 semanas y lucha por seguir respirando. Hay que trasladarle urgentemente al Hospital de Quetta. Y tenemos que asegurarnos de no quedarnos sin oxígeno. Espero que siga luchando por sobrevivir en la ambulancia.

09:00 a.m. Me llama la matrona que acompañó al bebé hasta el hospital. No hay incubadoras libres pero están haciendo todo lo posible por el pequeño.

09:45 a.m. Ha nacido otro bebé en el paritorio de Kuchlak. Ha sido niña. Su madre tiene ya otros ocho hijos. La pequeña está bien, una saludable bebé de 3 kilos 200. Se la dejo ver a la abuela.

10:00 a.m. La matrona que sigue en Quetta me llama de nuevo. Al final ha conseguido una incubadora para el bebé prematuro en otro hospital. Está estable, de momento.

Por desgracia, cuando escribía este blog unos pocos días después, me informaron de que finalmente el pequeño falleció en el hospital.

(Continuará)

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Olivia Lowe es matrona, y esta es su primera misión en terreno con MSF, en el centro de salud materno-infantil de Kuchlak.

Foto: Tres mujeres esperan a las puertas de la clínica de MSF en Kuchlak, que proporciona atención gratuita. Las mujeres embarazadas tienen que pagar hasta 3.000 rupias (unos 24 euros) por dar a luz en las estructuras locales de salud. La clínica de MSF es gratuita y está abierta las 24 horas del día  (© Jodi Bieber).