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El caso de Sree Lata, deportista olímpica, que desafía el doble estigma de ser mujer y tener discapacidad

Por Enric Romaguera, cooperante en la Fundación Vicente Ferrer. Profesor de Educación Física especializado en Deporte y Discapacidad.

En septiembre de 2010, cuando llegué por primera vez a Bathalapalli, el pequeño pueblo donde descansa Vicente Ferrer en el sur de la India, el proyecto de discapacidad y deporte solo contaba con dos atletas (dos chicas con discapacidad intelectual) y un entrenador local. Hoy en día el Programa Deporte y Discapacidad asiste a los 1.400 niños y niñas con diversidad funcional de todos y cada uno de los centros de la Fundación Vicente Ferrer en India dotando de educación física a los alumnos con discapacidad auditiva, visual, intelectual y parálisis cerebral. Hoy cuenta con 15 profesionales locales y el soporte de voluntarios españoles formados en la rama de actividad física y deporte.

Entrenamiento Special Olympics © Mariano Fuentes

En los 3 centros donde residen pequeños héroes con parálisis cerebral se han creado gimnasios adaptados – tetrasport- para que estos niños que no pueden ponerse de pie puedan ejercitarse y así sus familiares vean que “sí” son capaces. Para ellos se creó el primer campeonato nacional de Boccia -petanca adaptada- en el cual los campeones de Anantapur ganaron la Medalla de Oro en Calcuta y demostraron a sus padres lo lejos que son capaces de llegar.

Según la ONU, el deporte es una excelente herramienta para el desarrollo de los pueblos. En el caso de las personas con discapacidad, fomenta su empoderamiento y su reconocimiento social.

En los centros con niños y niñas con discapacidad visual se han creado programas como el judo, el patinaje o el tenis para ciegos a partir de la también incorporada Educación Física de base. En la misma línea, los centros de niños y niñas con discapacidad auditiva además de tener una práctica deportiva regular que contribuye a mejorar sus capacidades motoras y la confianza en sí mismos, han empezado a competir en las competiciones nacionales de las olimpiadas para sordos (Deaf Olympics).

El cooperante Enric Romaguera mantiene una charla con los jugadores © FVF

 

Pero si alguno de estos proyectos ha crecido exponencialmente y nos ha mostrado de manera clara y contundente cómo el deporte puede cambiar el mundo, o por lo menos pequeños mundos, es Special Olympics. Las olimpiadas donde se concentran más de 7.000 atletas con discapacidad intelectual de todo el planeta han aumentado la cantidad y calidad de deportistas de esta zona árida del sur de la India gracias a la tenacidad y capacidad de superación de los jóvenes con discapacidad intelectual.

Ni ciudades imponentes como Los Ángeles,  Newcastle o Barcelona han conseguido igualar la frescura, creatividad y pasión con la que compite Sree Latha, jugadora de Ping-Pong  ganadora de 2 medallas olímpicas y nacida hace 18 años en Anantapur. Sree Latha ha conseguido el reconocimiento social que antes no tenía en su aldea a través del deporte, pasando de ser rechazada y estigmatizada por su discapacidad a ser un referente familiar y comunitario.

Sree Latha muestra su medalla, obtenida en los Special Olympics Los Ángeles 2015 © FVF

Hoy es un espejo para el resto de atletas que ven en ella un claro ejemplo del “si quieres puedes, solo debes desearlo con fuerza y luchar por ello”. Sree Latha se casó con un hombre sin discapacidad, tiene un trabajo en un taller de yute y además tiene una paga por las 2 medallas olímpicas con las que planea comprar una casa y abrir un negocio. Esto significa que será autónoma y no dependerá de su marido. Sree Lata ha conseguido romper moldes en su aldea, donde las mujeres con discapacidad sufren discriminación por partida doble.

La vida de una persona con diversidad funcional es dura y cruel en la India e historias como la de Sree Lata evidencian que el deporte es una preciosa herramienta para mejorar la calidad de vida y empoderar a un colectivo tradicionalmente marginal en las aldeas rurales.

Gaza, más allá de la rehabilitación médica

Por Raquel Val Rivas, delegada de Cruz Roja Española en Gaza.

cruzNour al Farrah es fisioterapeuta en el equipo de rehabilitación de la Media Luna Roja Palestina en Khan Younis y Rafah (al sur de la Franja de Gaza) en el marco del proyecto financiado por el Gobierno belga y apoyado por la Cruz Roja española y la Cruz Roja belga. Nour comenta que “la situación de la población en Gaza es muy difícil, pero lo es aún más para las personas con discapacidad”.

Desde el 1 de febrero de 2016, 274 personas (un 55% son mujeres y niñas) han recibido distintos servicios de rehabilitación, como fisioterapia, terapia ocupacional, apoyo psicosocial y consulta médica. Se establece un plan de intervención integral; sin embargo, Nour apunta que “no todas las personas alcanzan los objetivos marcados; principalmente en estos casos es cuando menos debemos perder la esperanza”.

El apoyo no se limita simplemente a la rehabilitación médica, sino que los familiares, que en muchas ocasiones se sienten desamparados, reciben atención psicosocial y el calor humano que emana del equipo. “Hay personas que lloran de emoción cuando nos ven llegar“, recuerda Nour, “se alegran de que haya alguien preguntando por ellos, que se acuerde de ellos”.

En algunos casos, las condiciones de vida de la familia son tan precarias que el equipo siente que tiene que hacer más por mejorar la situación de estas personas. “Las necesidades son innumerables, desde salud, a vivienda, sustento, carencias sociales, educativas…”. Es entonces cuando deciden movilizar a la comunidad, hacerla partícipe de los problemas de sus vecinos, evitar que las personas con discapacidad y sus familiares sean ignoradas.

cruz3

“En una ocasión, la vivienda de una familia de 15 miembros ardió. Sólo tenían un retrete y las condiciones de habitabilidad eran muy precarias. Entre nosotros y algunos vecinos, les ayudamos a limpiar lo que quedaba de la casa, y conseguimos dinero y comida”. No es el único caso complejo en el que se han visto involucrados Nour y sus colegas.

Normalmente es fácil acordarse de sensaciones, vivencias, imágenes, pero difícilmente se recuerdan los olores. Pero Nour dice poder recordar el olor de algunas de las casas que visita con regularidad durante su labor, debido a las pésimas condiciones de habitabilidad y la negligencia en el cuidado personal. “Necesitan absolutamente de todo”, recalca Nour.

“Afortunadamente no siempre es así”, cuenta el fisioterapeuta, “hay numerosas personas con discapacidad que están bien cuidadas, cuyas familias se preocupan por ellos y que siguen los ejercicios que les indicamos. Este compromiso es fundamental para conseguir los objetivos del plan de rehabilitación”.

Nour, al hacer balance de su equipo de rehabilitación y de la labor que desarrollan, lo tiene claro: “cuando acabo la jornada me siento feliz por lo que hemos conseguido; es cierto que hay casos muy complicados, pero nunca perdemos la esperanza”.

  • En las fotos, Nour al Farrah, fisioterapeuta de la Media Luna Roja Palestina, atiende a distintos pacientes en la Franja de Gaza.

Una segunda oportunidad en medio de la violencia urbana

Camilo* es un joven de 30 años que vive en un barrio de la ciudad del pacífico colombiano de Buenaventura donde la violencia urbana existe hace mucho tiempo

Camilo participó en una banda urbana, ahora aprende a sobrevivir con una discapacidad. Fotografía: Erika Sánchez/MSF

Por Brillith Martínez Herrera, psicóloga de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Camilo* es un joven de 30 años que vive en un barrio de la ciudad del pacífico colombiano de Buenaventura donde la violencia urbana pedura desde hace tiempo. Cuando hace dos meses llegó a la consulta psicológica que tiene MSF en esta ciudad portuaria por primera vez, su rostro reflejaba una profunda tristeza. Se presentó como una persona tranquila y de pocas palabras y así empezó a relatar su historia: “Hace 10 años mi vida era normal, me gustaba la pintura y la música. Pero el conflicto se hacía cada vez más intenso en el barrio y para muchos jóvenes como yo la única forma de seguir con vida y proteger a la familia era entrar a formar parte de un grupo armado ilegal. Pertenecí a uno de los más fuertes del barrio y llegué a convertirme en uno de los hombres más respetados. Hasta que en una pelea con miembros de otra banda recibí el golpe”. Camilo hace referencia a una pelea entre bandas que acabó con la vida de varios de sus amigos y por poco con la suya también, ya que recibió una grave herida en la cabeza con un arma blanca. Esta le ocasionó un trauma craneoencefálico y lo dejó inconsciente durante algunos días y produjo pérdida de la memoria durante meses. Este impacto le dejó graves secuelas en forma de parálisis en el lado derecho de su cuerpo y le obligó a vivir con una discapacidad.

“Me sentía triste, sin ánimo para pintar o escuchar música, permanecía solo, encerrado, y sin querer vivir. Fue entonces cuando conocí a MSF, los escuché en una actividad que hicieron en el barrio”, cuenta Camilo. En estos dos meses de terapia, Camilo ya ha recibido atención interdisciplinar del psicólogo, médico y trabajador social, donde ha encontrado un lugar para expresarse, reflexionar sobre su vida en medio del conflicto urbano, y manifestar cómo se siente actualmente. “Desde el golpe mi vida cambió. Ahora estoy aprendiendo a sobrevivir con una discapacidad”.

Camilo ha podido sobreponerse a situaciones dolorosas y siente que puede salir adelante a pesar de la adversidad. Está retomando la música y la pintura, se plantea un proyecto de vida a nivel personal y profesional. Su autoestima ha mejorado, además de estar fortaleciendo su capacidad física a través de terapias en casa asesoradas por una médico de MSF y sus relaciones familiares y sociales se están restableciendo paulatinamente. En estos dos meses ha dado un nuevo significado a la experiencia traumática: “Ahora siento que es una segunda oportunidad”. Camilo considera que su historia de vida y supervivencia puede ayudar a jóvenes discapacitados como él que atraviesan experiencias difíciles por causa del conflicto armado.

MSF trabaja en Colombia desde 1985. Actualmente tiene proyectos en los departamentos de Valle de Cauca, Cauca y Nariño. En Buenaventura, los equipos de MSF ofrecen atención médica integral a los sobrevivientes de violencia sexual y también servicios clínicos de Salud Mental a las víctimas de la violencia de manera presencial a través de un consultorio y de una línea telefónica gratuita que funciona las 24 horas del día.

*El nombre es ficticio para mantener la confidencialidad del paciente.