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Entradas etiquetadas como ‘ayuda niños de Siria’

Nueve años de guerra en Siria: de la pérdida a los sueños sin fin, la historia de Nour

Por Lina Alqassab y Rasha Alsabbagh, UNICEF Siria

Mi mayor pérdida fue mi madre. Nos quería muchísimo”, cuenta Nour, de 16 años. Pero la muerte de su madre es solo una de las muchas pérdidas a las que se ha enfrentado ya, más que los años que tiene.

En 2011 la violencia obligó a Nour y su familia a huir de su hogar, en un barrio de Homs, Siria. Buscaron refugio en Ar-Raqqa, al noreste del país.

Nueve años de guerra en Siria: de la pérdida a los sueños sin fin, la historia de Nour

Nour frente a su casa en Homs (Siria), destrozada por la guerra. /©UNICEF/Syria/2020/ Abdulaziz-Aldroubi

“Nos apretujamos todos en un coche, apenas teníamos espacio para todos”, recuerda. La familia fue la penúltima que abandonó la zona.

“Estar fuera de casa, lejos de mis vecinos y mis amigos, no fue fácil. Me sentía aislada”.

Nada más llegar a Raqqa, los padres de Nour matricularon a sus hijas en la escuela. Estaban decididos a asegurarse de que sus niñas continuaban su educación, y querían devolver algo de normalidad a sus vidas. Pero la normalidad duró poco, y en 2013 la madre murió a causa de un cáncer.

Un año después, el padre de Nour tuvo que tomar una decisión muy dura. La envió de vuelta a Homs. Tuvo que mandarla de una ciudad asolada por la guerra a otra para que recibiera la atención médica que necesitaba. En Raqqa Nour, que sufría grandes dolores en su rodilla derecho, soportó la agonía de numerosas visitas médicas y la ausencia de un nivel adecuado de atención sanitaria.

En 2015, en ausencia de su madre, Nour fue a Homs con su tía para que la vieran más médicos. Allí sufrió otra pérdida. Le tuvieron que amputar la pierna derecha debido a complicaciones médicas. Nour se quedó con su tía para recuperarse.

Pasó los dos años siguientes lejos de su padre y hermanas. No iba a a escuela. Perdió años de aprendizaje a la vez que aprendía ella sola a gestionar la pérdida de su pierna.

“Tuve que acostumbrarme a caminar con muletas, y también a las miradas de la gente”, recuerda. “Pero la vida sigue. Nunca pondré límites a mis sueños”.

Gracias a esta actitud y a su determinación, pudo superar todas las dificultades. En 2017, aprovechando un respiro del a violencia, su padre y sus hermanas volvieron a asa. Con su apoyo, y gracias a un programa de UNICEF de aprendizaje intensivo, Nour volvió a la escuela. Ahora recupera los cursos perdidos mientras su padre trata de reconstruir su hogar.

“Soy muy optimista, sé que la educación puede ayudar a los niños a cumplir sus sueños”.

A Nour le gustaría continuar con su educación. Sueña con ser psicóloga para ayudar a su comunidad. También cree que el apoyo psicológico puede ayudar a aliviar el impacto que están teniendo sobre los niños los ya 9 años de un conflicto brutal.

Un nuevo peligro para los niños sirios: los explosivos sin detonar

Por Rasha, UNICEF en Siria

Amin, de 10 años, estaba jugando con su primo cuando encontró una bomba sin explotar. Un peligroso resto del conflicto en Siria, que cumple seis años.

“Estaba muy contento y se la quería enseñar a mis amigos”, cuenta. “Agarré la bomba y explotó inmediatamente. Me entró metralla en el pecho, quemaba como el fuego. Me llevaron rápidamente al hospital en Alepo, donde estuve un mes”, añade.

El trayecto desde la ciudad de Amin hasta el hospital más cercano en Alepo lleva casi una hora. Afortunadamente, Amin pudo salvar su vida.

Amin explica a su hermano pequeño cómo detectar artefactos sin detonar, con un folleto de UNICEF/ ©UNICEF/Syria/2017/Al-Issa

En Assan, la ciudad de Amin, hay combates intensos desde el mes de julio. Ahora que parece que están disminuyendo, muchas familias están volviendo a casa. Pero la presencia de restos de explosivos de guerra supone un riesgo muy grave para los niños sirios.

Los aliados de UNICEF informaron de que seis niños habían resultado heridos por minas en Assan, como Amin. En diciembre murieron en el este de Alepo seis niños mientras jugaban con artefactos explosivos sin detonar. UNICEF está proporcionando a los niños y sus familias formación urgente sobre el riesgo de las minas, a medida que vuelven a zonas potencialmente peligrosas.

Los aliados y voluntarios, con apoyo de UNICEF, van puerta por puerta para dar a niños, adolescentes y padres información vital sobre el riesgo de los restos explosivos de la guerra. Desde noviembre, más de 80.000 personas han recibido esta información mediante visitas a sus casas y sesiones de sensibilización. El objetivo es ayudarles a detectar fácilmente objetos peligrosos, como las minas.

“Nuestra prioridad es llegar a los niños, porque son muy curiosos, quieren explorar todo lo que les rodea, y eso les pone en un gran riesgo”, explica Mohammad, uno de los voluntarios que participa en la campaña educativa. “Lo que hacemos es muy fundamental. Incluso aunque solo salváramos una vida. Poder proteger a miles de niños es muy importante”.

De vuelta a Assan, Amin acude a sesiones formativas sobre artefactos sin detonar. “A partir de ahora, si alguna vez veo objetos así me alejaré. Se lo diré a un adulto y él sabrá qué hacer”, asegura.

Se cumplen seis años del conflicto en Siria y los niños siguen sufriendo las consecuencias más que nadie. En 2016, el peor año de la guerra para ellos, 652 niños fueron asesinados y 850 fueron reclutados. Pero además casi 3 millones viven como refugiados en otros países, 2,3 millones no van a la escuela, y solo la mitad de los hospitales están operativos. En total, más de 8 millones de niños sirios necesitan ayuda humanitaria urgente. Los niños sirios no se rinden, y nosotros tampoco debemos hacerlo.

Las aplicaciones móviles: un salvavidas para los jóvenes sirios que huyen de la guerra hacia Europa

Por Lely Djuhari, UNICEF

Jehad mece el teléfono móvil en su mano. Para este adolescente sirio de 15 años que ha llegado a Europa después de varias semanas de viaje, su móvil es uno de sus bienes más preciados.

«No veo a mi padre desde hace un año. Con esto puedo tener noticias suyas desde Alemania y saber cómo salen adelante mi madre, mi hermana y mi hermano en Jordania”, nos cuenta Jehad, que usa habitualmente  WhatsApp, Facebook y Viber para conectarse con su familia y amigos.

Conocí a Jehad hace muy poco, en un espacio amigo de la infancia apoyado por UNICEF cerca de Gevgelija, en la ex República Yugoslava de Macedonia. Allí hizo una parada de un día después de cruzar la frontera con Grecia.

Las aplicaciones móviles: un salvavidas para los jóvenes sirios que huyen de la guerra hacia Europa

Jehad, de pie en el espacio amigo de la infancia que hemos instalado en el centro de recepción de refugiados próximo a Gevgelija, en la antigua República Yugoslava de Macedonia, después de cruzar la frontera con Grecia. ©UNICEFMK-2015/Emil Petrov

Él es una de las 3.000 personas que están llegando a diario. Se les da permiso para permanecer durante 72 horas en el país y presentar formalmente la solicitud para obtener la condición de refugiado. Sin embargo, la mayoría continúa su viaje a la vecina Serbia, Hungría y, finalmente, a los países de Europa occidental o del norte.

La familia de Jehad abandonó Siria huyendo de la violencia y la inseguridad hacia Amman, la capital de Jordania, donde ha estado viviendo durante los últimos años. Pero atrapados por las dificultades económicas, decidieron escapar y buscar una nueva vida en Europa. Su padre se marchó primero. Un año después, Jehad se fue de casa con su tío y varios de sus amigos.

Nos relata el angustioso viaje que sufrió en una débil lancha de goma junto a otras 60 personas intentando cruzar el tormentoso mar de Turquía a Grecia.

«Fue muy aterrador. Si te sentabas, el aire se escapaba. Estuvimos siete horas en el mar. La lancha se llenó de agua. Daba mucho miedo y había familias y niños. Cuando la lancha se desinfló y se llenó de agua, todos los adolescentes de mi edad saltamos al agua y nadamos. Dejamos a las mujeres, niños y ancianos en el bote. Tratamos de empujarlos hasta la playa. Nadamos hasta la playa y cuando llegamos allí caminamos varias horas hasta llegar al campamento”.

Las aplicaciones móviles: un salvavidas para los jóvenes sirios que huyen de la guerra hacia Europa

Jehad responde a los mensajes pendientes en su teléfono móvil. ©UNICEFMK-2015/Emil Petrov

Es un nuevo trauma que se une a los numerosos que muchos ya han acumulado con las guerras de Siria, Irak y Afganistán. Pero aún así siguen viniendo.

Noor es una joven de 17 años, también de Siria, que está tratando de conseguir «noticias de casa» y «asuntos domésticos» en su móvil. En lugar de buscar información sobre cómo obtener ayuda, quiere saber cómo continuar con sus estudios y lograr un trabajo en Suecia.

Me enseñó una aplicación llamada Gherbtna, hecha por un refugiado emprendedor sirio, Mojahid Akil, para ayudar a los refugiados en Turquía que se enfrentan dificultades como la obtención de la residencia y la apertura de cuentas bancarias, para obtener información sobre ofertas de empleo o para ayudar a la gente que no tiene acceso a información.

«Turquía ya estaba a tope. Tuvimos que irnos. Sería muy útil contar con una aplicación como esta para Suecia «, dice.

Y con una mirada nostálgica, agrega: «Me pregunto si todo el mundo en Europa piensa que somos gente pobre que no quiere trabajar o ganarse el pan y sólo recibir dinero del Estado. Quiero ser programadora informática como mi padre». Noor prefiere que no la fotografíen; teme por su madre, que aún se encuentra en Damasco.

Jehad dice que solo le llevará un año estudiar alemán y que después podrá estudiar para ser arquitecto.

Entrecerrando los ojos bajo un sol cegador, descubre que la pantalla de su móvil se había apagado. No hay ningún sitio para cargar su teléfono. Al menos puede descansar a la sombra, beber y comer un poco de pan. Los niños más pequeños se divierten con juguetes y participan en actividades de canto y dibujo. Otros han recibido ayuda médica de Cruz Roja. Los problemas más habituales son la deshidratación, ampollas, resfriados, diarrea y quemaduras solares.

El centro de recepción próximo a Gevgelija estará muy pronto equipado con dos grandes tiendas de campaña apoyadas por UNICEF, con un espacio amigo para madres lactantes, bidones de agua, instalaciones de saneamiento y más baños.

Estoy impresionado con niños como Jehad y Noor. Impresionado por su tenacidad, resistencia y deseos de aprender. Como especialista en Comunicación de UNICEF, he hablado con muchos expertos sobre cómo los niños se expresan en el mundo online usando los medios sociales y cada vez más el móvil. Ahora más que nunca soy muy consciente de lo mucho que significa un teléfono móvil como salvavidas para los niños en tránsito, además de su necesidad de protección, salud, alimentación, educación, vivienda y apoyo emocional.

Esta semana, sigo en contacto con Jehad a través del WhatsApp.

«Estoy en Hungría desde hace tres días. Duermo en el suelo, pero hay demasiado ruido en la estación de tren. Un hombre nos está proporcionando un lugar para cargar nuestros teléfonos. Todo el mundo dice que es imposible pasar a Alemania. Pero todavía tengo esperanzas«, me cuenta.