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Los niños sin certificado de nacimiento no existen para nadie

Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

Hace unos días comenzó a pagarse a todos los niños y niñas que permanecieron durante todo el curso escolar 2010 asistiendo a clases el Bono Juancito Pinto, que otorga el Estado como un incentivo a la permanencia escolar. Pedrito (nombre convencional) no estaba en la fila; miraba a través del vidrio de una ventana de la escuela. Pedrito no recibió esos 200 bolivianos. ¿Sabe usted por qué? Pues simplemente porque Pedrito no tiene certificado de nacimiento.

¿Usted sabe lo que le puede pasar  a una persona que nunca ha tenido un certificado de nacimiento? Pues yo les voy a contar lo que sucede a estas personas cuando viven en Bolivia y son pobres. Comencemos por los problemas que la falta de ese simple documento  provoca a los niños y niñas.

El artículo número 7 de la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por todos los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas, a excepción de los Estados Unidos y Somalia, reza: El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos. Pero si uno desconoce las consecuencias que trae el incumplimiento de este derecho, resulta difícil entender por qué tanto énfasis de las organizaciones que trabajan por el cumplimiento de los derechos de los niños y las niñas en que toda persona cuente, desde el momento de su nacimiento, con ese documento que a muchos parece un simple papel.

En Bolivia, cuando un niño no tiene certificado de nacimiento, no tiene que ser considerado ciudadano del país, por lo que los derechos y beneficios intrínsecos a los reconocidos como bolivianos no le son reconocidos a él; así comienza a enfrentarse a la vulneración de otros muchos de sus derechos. Resulta entonces que no puede matricularse en la escuela; no tiene derecho a la atención médica gratuita que se da a los niños hasta los 5 años; no puede recibir los bonos que, como incentivos para la permanencia escolar y la atención en salud infantil, otorga el estado boliviano; entre otros. Los niños y niñas sin documentos de identidad,  cuyos padres emigran en busca de mejores oportunidades de trabajo, no pueden acompañarlos pues sin certificado de nacimiento no pueden viajar.  En muchos casos, los padres se arriesgan a sacarlos del país de forma ilegal, poniendo en peligro la vida de sus hijos en el exterior y exponiéndolos a situaciones de trata y tráfico de personas con lamentables consecuencias.

Luego las cosas se complican. Cuando los niños cumplen 18 años y los varones deben pasar el Servicio Militar Obligatorio, aquellos que no tienen certificado de nacimiento, no pueden inscribirse al ejército y a partir de ahí se desencadena una serie de consecuencias que entorpecen el desenvolvimiento de las personas adultas. Por ejemplo, aquellos hombres que no hacen su servicio en el ejército ven limitadas sus posibilidades de acceso a fuentes de trabajo, pues en muchos empleos les exigen dicha certificación. Igualmente, tanto a hombres como mujeres, para ser contratados por cualquier empresa, sea pública o privada, deben contar con cédula de identidad vigente, así como para matricular en las universidades. Para viajar fuera del territorio nacional, hombres y mujeres deben contar pasaporte, para cuya tramitación se requiere la cédula de identidad. Los adultos mayores de 65 años necesitan el carnet de identidad para cobrar la Renta Dignidad, bono de 204,00 euros que el Estado asigna anualmente a todos los adultos mayores. ¿Cómo tener cédula si nunca se tuvo certificado de nacimiento?

Cuando uno indagaba sobre las causas por las que las familias no tramitaban el certificado de nacimiento de los hijos al nacer estos, se encontraba que muchos no conocían la importancia de contar con este documento y que a la mayoría se le hacía inaccesible el mismo debido al costo del trámite. Para que un adulto consiga tener su certificado y luego la cédula de identidad, el trámite es engorroso, largo y muchas veces, dependiendo de la necesidad de implicar a abogados, mucho más costoso.

Durante muchos años la cooperación internacional y las ONGs bolivianas trabajaron informando a las familias y sensibilizándolas sobre la importancia de que niños y niñas contaran con certificados desde su nacimiento, pero eso solucionaba sólo una parte del problema. Así que se trabajó, desde la incidencia política, para conseguir que el Estado aprobara políticas públicas que ayudaran a disminuir los costos del trámite.

Desde hace algunos años, y con el apoyo de la cooperación internacional, el Estado boliviano comenzó a entregar el 1er certificado de nacimiento a todos los niños y niñas de forma gratuita, y Ayuda en Acción compartió ese empeño. Se realizaron campañas masivas en las facilitamos el equipamiento a los Oficiales de Registro Civil y los transportamos a los lugares más recónditos de las zonas donde trabajamos para garantizar que todos los niños y niñas que allí viven tengan su primer certificado y apoyamos el cumplimiento de los trámites necesarios para que los adultos  sin documentos de identidad consiguieran el primero de ellos.

En el pasado año y gracias al esfuerzo y la coordinación entre el Estado, Ayuda en Acción, las ONGs bolivianas con las que trabajamos y las organizaciones y autoridades locales, fue posible que más de 1700 niños y niñas de cinco municipios del país tuvieran su primer certificado de nacimiento y más de 1250 adultos de otros seis municipios consiguieran su cédula de identidad. En Sorata, por ejemplo, el 92% de la población ya tiene documento de identidad y en cuatro municipios, más del 71% de la población adulta mayor de 65 años puede cobrar la Renta Dignidad.

Y entonces, por estos días, uno se acerca a la fila de los chicos y sus padres en las escuelas y ve la sonrisa de los niños y niñas y los ve sujetando un papel entre sus manos. Y cuando se les pregunta qué harán con el  dinero que recibirán, saben bien a qué lo dedicarán: a comprarse ropa y zapatos o simplemente para comprar los materiales escolares para el siguiente curso. Y entonces uno entiende que ese pequeño papel que cada niño aprieta en sus manitas es un tesoro que debemos  seguir apoyando, para que los niños como Pedrito dejen de ser “nadie” y se conviertan en personas con derechos.

“Hace falta agua para vivir como personas”

Por Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

El viernes conocí a Marcela Hualpara. Vive en Viliroco,  a 35 minutos de la ciudad de La Paz, en pleno altiplano, donde sólo crecen algunos cultivos con mucho esfuerzo.  Marcela y su familia cosechan patatas y quinua, el cereal más nutritivo que dan estas tierras.

Viliroco está al borde de la carretera que va desde la sede de gobierno  -La Paz- hasta Viacha, la cabecera del municipio, pero a pesar de estar tan cerca de la ciudad y tener tan buena conexión caminera, hay muchos servicios a los que sus habitantes no tienen acceso; hasta hace muy poco, por ejemplo, no tenían agua potable.

 Marcela cocinando

La casa de Marcela está a escasos 400 mts de la carretera; allí vive  con su esposo, sus tres hijos y dos sobrinas. La más pequeña de sus hijas tiene seis años y va al preescolar en la escuela cercana, donde estudian otros 1200 alumnos hasta concluir el bachillerato. En toda la comunidad no hay más de 80 viviendas y la más alejada dista 8 km. de la escuela  y del sitio donde ya se alza, para alegría de todos, el tanque que abastece  a todas con agua potable.

Cuando llego a su casa, la sobrina mayor de Marcela está cocinando la comida. Utiliza bosta de vaca como combustible porque el gas licuado lo guardan para cocinar en la noche, cuando no se puede estar afuera. No se puede usar leña para cocinar porque en el altiplano no crecen árboles y la leña es muy cara.

 Marcela y sus vecinos ya tienen agua potable

“Hemos vivido como en el tiempo de los patronos, tomando el agua que sacábamos del pozo en la tierra. A los niños les daba “gusanera” y tenían que faltar a la escuela; gastábamos mucho en medicinas. Ni hablar del trabajo que pasaba para lavar la ropa y no podía ni bañarme”, nos contaba Marcela.

Hace apenas un año que Ayuda en Acción, con el apoyo de la Junta de Castilla La Mancha, les dio el apoyo financiero para que la comunidad construyera su sistema de agua potable. Nadie les construyó el sistema; fue la propia comunidad la que se organizó para abrir las zanjas necesarias y bajo la supervisión de un maestro constructor puso la mano de obra y los materiales locales. Así se fue elevando el tanque con capacidad de 20 mil litros y la red de conexión domiciliaria hasta cada una de las casas, (12.9 kms de tendido).

Cada familia puso 30 jornales de trabajo en los que hombres y mujeres se turnaban para las diferentes tareas. La  Alcaldía puso el proyecto listo para la ejecución, con sus planos y los cálculos , y la cooperación se encargó de cubrir el costo de los materiales que no se pueden conseguir allí, como el cemento, las tuberías, los grifos, etc.

Así, con el trabajo de todos, fue posible que además de todas las casas, también la escuela, la sede comunitaria y la posta de salud tengan el servicio.

Pero la comunidad también se ha organizado para la gestión del sistema, así no hay interrupciones del servicio. Además de poner por escrito sus estatutos, eligieron al Comité de Agua -integrado hoy por 5 mujeres y un hombre- que se encarga de la administración; contrataron un operador que además de echar andar y detener el suministro de acuerdo a los horarios establecidos, garantiza que la mínima falla  se arregle enseguida.

“Dos veces se quemó el fusible y una vez se arruinó el térmico, pero el operador enseguida fue a comprar los repuestos y el agua volvió ese mismo día a nuestras casas”, nos contaba Verónica, otra usuaria de Viliroco.

Y es que el mantenimiento del sistema se cubre con el excedente de la cuota fija mensual de 10 bolivianos (aproximadamente 0,90 céntimos de euro) que paga cada familia,  que alcanza para pagar el salario del operador, comprar los insumos para el hipoclorador y cubrir el costo de la energía eléctrica. Y que haya agua cada día no es ya una preocupación de los vecinos. 

Ahora las preocupaciones son otras: ¿cómo construir un depósito para guardar las herramientas que se compraron con el proyecto y que quedan como patrimonio de la comunidad?; ¿cómo hacer que todas las familias entiendan que el agua es sólo para consumo humano, para  beber, cocinar, lavar la ropa y bañarse?; ¿cómo castigar a los que malgastan y la usan para riego?; ¿cómo instalar una ducha en sus casas, donde el agua salga caliente?;  ¿cuánto costará poner un medidor para que el que gasta más pague más?

“Hay que pagar mensual y puntual, para que no se corte el agua, pero la gente lo hace bien. Algunos están usando para regar  y no tiene que ser así; a ese tenemos que ver cómo lo multamos”, nos comentaba preocupado Don Roberto, el presidente del Comité de Agua.

Marcela recoge agua del grifo en un balde y se la alcanza a su  sobrina, agachada al lado del fogón en el patio. Marcela sonríe mientras su otra sobrina arrea una vaca para llevarla a pastar. Hoy  la alegría de la gente de Viliroco se nota en su día a día.

“Ha sido un cambio radical. Con la pileta a domicilio vivimos como personas “, decía Don Hilarión Alanoca en la reunión comunitaria que tuvimos con ellos.

Cuando me despedía de Marcela me dijo: “Ahora, los niños se lavan la carita con gusto porque el agua corre y ya no faltan al colegio porque no les duele la barriga. Todo el mundo está contento  desde que el agua llega a su casa. Dígale eso a la gente que nos ayudó”. Y yo estoy cumpliendo esa tarea.

El páramo de Santurbán está en peligro

Amparo Atahortua, Ayuda en Acción Colombia

El Páramo de Santurbán es un sistema ecológico ubicado en los Departamentos de Santander y Norte de Santander (Colombia), de vital importancia por su capacidad para retener agua en el suelo y controlar su flujo a través de las cuencas hidrográficas. En él se encuentran 85 lagunas y los nacimientos de los ríos que abastecen de agua al Área Metropolitana de Bucaramanga y 20 municipios más: en total 3 millones de personas se abastecen de agua gracias a este ecosistema. El Proyecto de minería a cielo abierto que se pretende realizar en el Páramo de Santurban acabaría con él y con el agua para las personas.

En un proyecto minero, se utilizan toneladas de explosivos que generan deslizamientos de tierra; toneladas de cianuro que luego van a las fuentes de agua y generan lluvía ácida

SI LA EXPLOTACIÓN MINERA SE REALIZA, ASÍ QUEDARÍA EL PÁRAMO:

Uno de los objetivos del proyecto que desarrollamos con Ayuda en Acción es la defensa y protección del agua, por tal motivo, las asociaciones campesinas del AD Bucaramanga participan activamente en la campaña “Salvemos el Agua, Salvemos la vida”. En el marco de esta campaña se han realizado charlas sobre la importancia de proteger las fuentes de agua y los impactos negativos de la minería.

El 18 de septiembre, en el Festival del Oriente Colombiano, participamos con una carroza que recreaba el escenario del Páramo y la mina de explotación de oro a cielo abierto, para informar a todas las personas sobre el peligro y la necesidad de defender el Páramo.

Desde los municipios de Lebrija, Matanza y Rionegro, delegaciones de todas las asociaciones de mujeres y productores que mantienen un vínculo solidario con Corambiente y Ayuda en acción, llegaron a la cita para manifestar su preocupación por la defensa de las fuentes de agua que proveen a sus comunidades y exigir a las autoridades que no permitan la explotación minera.

La señora Emperatriz Román, líder de la Asociación de Mujeres Campesinas de Lebrija, expresa: “Somos productoras de alimento y si nos quitan el agua, nos arrancan el corazón”.

Niños y niñas habitantes del área metropolitana de Bucaramanga fueron protagonistas en la carroza, personificando el trabajo en la explotación minera y el trabajo en la producción de alimentos, para dar vida a los dos escenarios y evidenciar los cambios culturales y ambientales que se podrían sufrir de darse la explotación, contando con su alegría y espontaneidad se unieron en esta idea de defender el páramo como patrimonio para su generación y las futuras.

La Carroza Salvemos el agua, Salvemos la vida, es otro esfuerzo más que el Área de desarrollo, junto con Ayuda en Acción, realiza en el camino por la sostenibilidad de los procesos comunitarios: sin ecosistemas sanos es imposible tener agua apta para el consumo humano, sin agua es imposible producir alimentos para la población, sin alimento el tejido social se rompe; por esta razón es primordial el esfuerzo de cada amigo(a) solidario(a) y estas organizaciones por salvar el agua, salvar la vida.

El Reparador de Sueños

Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

Desde marzo de este año, el “reparador de sueños” hace su tarea. Un bus se ha convertido en una certeza para 101 niños y niñas; la certeza de que la escuela es posible.

Durante hora y media el bus recorre los 27 Km.  que separan Imilla Huañusca de Surima. Viviana y Lorenzo lo esperan ansiosos  y a las 7:00 a.m. lo abordan. Llevan una bolsa con sus lápices y cuadernos  y el corazón lleno de esperanzas. El bus se detiene en cada comunidad y recoge a sus niños mayores, los que ya habían renunciado a su derecho de seguir estudiando.

Los niños y niñas suben al autobús. Foto: Zulma Pérez

Lorenzo, con sus cortos 12 años, al subir al bus el primer día,  nos contaba: Yo ya no pensaba seguir estudiando y por eso me he ido a trabajar a Santa Cruz con mis tíos, a la zafra, que es un trabajo duro. Pero después mi mamá me ha avisado que estaban poniendo un micro (bus) para que nos lleve a estudiar. Entonces me he venido para mi comunidad y ahora sigo estudiando y sigo aprendiendo también.”

Hasta hace unos meses atrás, Viviana y Lorenzo y otros 24 niños y niñas de 11 comunidades del Distrito 7 de Sucre, a 90 Km. de esa ciudad, en el sur de Bolivia, no podían ir a la escuela, a pesar de haber conseguido terminar el 4to grado de primaria. La única manera de continuar sus estudios  era caminando esos 27 Km. para llegar hasta Surima, la comunidad que por su ubicación geográfica y concentración de población tiene una escuela donde culminar la primaria superior (hasta 8vo grado). Otros 75 niños y niñas, de otras comunidades también tenían que caminar grandes distancias hasta la escuela más cercana.

 El reparador de sueños. Foto: Zulma Pérez

La mayoría de los niños y niñas partían desde Imilla Huañusca, la comunidad más alejada, con la ilusión de ir a una nueva escuela y de conocer los mundos que el conocimiento abre. Sin embargo, al poco tiempo de iniciar clases abandonaban los estudios  pues el cansancio, la falta de alimentos  y la inseguridad de los caminos hacían que perdieran el interés y encontraran mayor provecho en ayudar en los sembradíos de sus padres.

Bolivia, estando tan cerca de 2015, momento en el que el mundo evaluará los Objetivos de Desarrollo del Milenio,  aún tiene índices preocupantes de cobertura escolar. Hoy sólo el 67% de los niños y niñas en edad escolar asisten a clases y en Chuquisaca (donde se encuentra Sucre), sólo el 60,7% lo hace; siendo éste el indicador más bajo del país[1]. Por eso, tanto el Estado como la cooperación internacional y la sociedad civil continúan haciendo esfuerzos por reducir esas cifras.

Pero Viviana y Lorenzo no son una cifra. Para Ayuda en Acción, que ha llegado de la mano de CEMSE (una ONG boliviana) hasta el Distrito 7 de Sucre, Lorenzo y Viviana son dos niños con sus derechos vulnerados, que merecen un esfuerzo adicional para restituirles la posibilidad de volver a la escuela. Con esta pequeña contribución, la cobertura escolar de esta zona ha aumentado en 3,5% y granito a granito se hace la diferencia.

 101 niños y niñas van al colegio en este bus. Foto: Zulma Pérez

“Yo antes, cuando no había el micro, me iba a la escuela con mis amiguitos en sus bicicleta y a veces también tenia que caminar porque no había quien nos lleve. Llegaba cansada a la escuela y me daban ganas de dormirme nomás; pero ahora, gracias a la ayuda de CEMSE y de Ayuda en Acción ya llegamos puntuales a la escuela y también nos volvemos rapidito a nuestras casas.” (Viviana, 14 años) 

Hoy los costos son cubiertos por Ayuda en Acción; el alquiler del bus cuesta 384 euros mensualmente (aproximadamente 0.17 céntimos por niño al día) y aunque puede parecer  poco, una preocupación es la sostenibilidad del servicio. La presencia de Ayuda en Acción allí es temporal, así que junto al CEMSE han encarado la tarea de firmar un convenio entre la escuela, las comunidades y  el gobierno municipal, para que  dentro de un tiempo éste último se haga cargo no sólo del almuerzo de los chicos en la escuela (que ya lo hace), sino también de cubrir los costos del transporte. También se está trabajando con los padres de familia para que mejoren sus ingresos y comprometan un aporte para el mantenimiento del servicio.

Son las 4:00 de la tarde de un jueves cualquiera. Lorenzo y Viviana vuelven a abordar el bus, ahora en Surima, con destino a Imilla Huañusca. Vuelven con los sueños reparados; esperanzados en un futuro distinto al de sus padres -mejor, mucho mejor-; seguros de que mañana los esperan nuevos mundos por descubrir.


[1] Datos del Instituto Nacional de Estadística  de Bolivia a 2007.

Dos continentes, una misma historia

 Selva Nancy Rojas, Ayuda en Acción – Paraguay

 Con la colaboración de ACOM-Acción Comunitaria

En el Sur, muchos hombres y mujeres hacen cola en las embajadas para conseguir un sueño. En los últimos años, para los sudamericanos, España ha sido cuna de esas esperanzas, un mismo idioma y el anhelo de acceder a mejores condiciones de vida.

La migración atraviesa la realidad social, política, económica y cultural del mundo. Migrar es relevante no sólo para quien emprende la aventura hacia otras tierras, sino también para las familias que quedan en el terruño, aguardando las remesas por un lado, y por otro, intentando explicar a los niños, porqué razón papá o mamá han ido a trabajar tan lejos de casa.

Alex Milciades vive con su abuela en la comunidad rural de Fortuna Guasu (“Gran Fortuna”), tiene 11 años y hace 3 que no ve a su madre Ana más que en fotos y en la cámara web, herramienta a la que se conecta en el centro urbano de Pedro Juan Caballero. Alex tiene una hermanita de 8 años, ella sólo tenía 5 años cuando quedó al cuidado de una tía.

Alex y sus compañeros/as de colegio en la Comunidad de Fortuna Guasu Foto: Osvaldo Méndez

Alex y sus compañeros/as de colegio en la Comunidad de Fortuna Guasu Foto: Osvaldo Méndez

Con la pena aún reflejada en el rostro, el niño cuenta que al principio le resultó muy difícil distanciarse de su madre, pero que de a poco comprendió que ella lo hacía para que él y su familia estuviesen mejor. Orgulloso y con un brillo especial en los ojos cuenta que entrena en una escuela de fútbol y que se prepara para ser todo un crack.

Como Ayuda en Acción, hemos llegado a la comunidad de Alex hace poco más de año y medio. Nos llamó la atención la cantidad de jóvenes y la escasa perspectiva laboral que tienen, quedándose en sus fincas, o saliendo de ellas hacia centros urbanos. Con esa misma gente (150 familias) y gracias a la co-financiación de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, hemos puesto en marcha un proyecto productivo, que permita a las familias acceder a tecnología para la mayor producción agrícola y a las mujeres y jóvenes una formación para el trabajo.

La abuela de Alex nos ha facilitado el contacto con Ana. Ella vive en Madrid y trabaja como empleada doméstica a tiempo completo. Es madre soltera y en Paraguay ha intentado en vano sostener a una familia con los 280 mil Guaraníes que ganaba al mes (unos 44 €); esto la hizo tomar la decisión más difícil: alejarse de sus hijos, de su familia, de su comunidad y emprender el largo viaje hacia un lugar que apenas conocía en mapas y en donde debería reunir valentía para enfrentar el control de migraciones y luego la búsqueda de empleo en un país completamente ajeno.

Aún hoy, sigue estando en situación ilegal, nos comenta que sale a la calle con el temor que la policía la detenga pero con la convicción que está forjando un mejor futuro para sus hijos.

Al despedirse, Ana hace notar un hecho importante: “Ayuda en Acción está trabajando en mi comunidad? mirá vós! qué coincidencia, yo colaboro todos los meses con esta ONG”.

 
 
 
 
 

Hombres y mujeres de la Comunidad Fortuna Guasu trabajan una huerta hortícola con sistema de riego, uno de los primeros logros del proyecto. Foto: Osvaldo Méndez

Hombres y mujeres de la Comunidad Fortuna Guasu trabajan una huerta hortícola con sistema de riego, uno de los primeros logros del proyecto. Foto: Osvaldo Méndez

Una no buscada pero bella coincidencia, como esperamos sea el día en que nos toque escribir sobre el reencuentro de estos hijos con su madre. Quizás pasen varios años más. Quizás Ana encuentre a su hijo convertido en un jovencito, con la formación y capacidad para decidir plenamente qué camino seguir en la vida. Por ahora, Ana y Alex seguirán conectados desde dos continentes, escribiendo una misma historia.

Sonrisas sanas en Alcalá

Por Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

Hace ya 3 años que los niños y niñas de Alcalá, en Chuquisaca, al sur de Bolivia, gozan de los beneficios de un Seguro Médico Escolar. Y eso, que parece tan simple,  hace la diferencia en sus vidas.

 Cuando Ayuda en Acción y la Fundación Participación y Sosteniblidad (Pasos), ONG boliviana de contraparte en la zona, comenzaron a trabajar allí, se dieron cuenta que los problemas de ausentismo escolar estaban relacionados, entre otras cosas, con problemas de salud infantil sostenidos. No bastaba con construir aulas nuevas y capacitar a los profesores; había que hacer algo más para solucionar el problema.

Más del 15% de los  niños y niñas del ciclo primario se ausentaban de clases o abandonaban el sistema escolar por problemas de salud o de otra índole. La baja calidad educativa y las malas condiciones de la infraestructura se convertían en desincentivos para los padres de familias, quienes optaban por excluir a los chicos de la educación y “emplearlos” en apoyar las actividades agrícolas. Y si se enfermaban, en lugar de llevarlos a la posta de salud, donde les podían cobrar los medicamentos y los exámenes, los curaban en sus casas con remedios caseros.

El Estado boliviano asigna recursos para un seguro de salud que cubre únicamente a las mujeres embarazadas y a los niños hasta los 5 años de edad, justamente el momento en el que comienzan la escuela. Hace aproximadamente un año el Gobierno nacional anunció que promulgaría una Ley que establezca el Seguro de Salud Universal para todos los ciudadanos; sin embargo, hasta ahora no se ha aprobado ni se encuentra en debate en el Congreso.

 Entrega de medicamentos al hospital. Foto: Roxana Pintado, AeA

Con este panorama, la cooperación de Ayuda en Acción puso en marcha un Seguro Médico Escolar en el municipio de Alcalá, desde 2007. Ante los resultados, la iniciativa se extendió el 2009 a El Villar y este 2010 a Sopachuy y hoy son 3950 niños, niñas y adolescentes que reciben atención médica general y de odontología en los Hospitales  Municipales y las postas sanitarias de los tres municipios. El seguro cubre atenciones de enfermedades respiratorias (IRAs) y  estomacales (EDAs), que son las más comunes, así como la atención de accidentes y de odontología.

Para tener acceso a la cobertura del seguro se han puesto algunas condiciones, que las familias han aceptado y cuyo cumplimiento el sistema educativo-sanitario se encarga de controlar. La matriculación en la escuela, la asistencia regular a clases y  la permanencia anual son algunas de ellas. La coordinación entre la escuela y el servicio de salud también son un elemento indispensable en el “sistema”.

Si bien la mayor parte de la inversión que demanda esta iniciativa es ahora cubierta por la cooperación, los gobiernos municipales comprometen actualmente recursos (para aproximadamente una tercera parte del presupuesto), con la proyección de que en los próximos 3 años los municipios asuman el 100% del costo del servicio.

Hasta tanto el gobierno nacional ponga en marcha el Seguro Universal de Salud, todos los niños mayores de 5 años de Alcalá, Sopachuy y El Villar tienen más razones para continuar sonriendo.

Yo puedo liderar

Andrea Gómez, Ayuda en Acción Colombia

Una de las cosas que les queremos seguir contando de nuestras áreas de desarrollo (ADs) en Colombia es lo que realiza la fundación Pies Descalzos con los Centros de Interés en Cazucá.

Es de resaltar que esta zona presenta muchas dificultades relacionadas con la violencia y la falta de  oportunidades  para que los niños, niñas y jóvenes puedan hacer un uso adecuado de su tiempo libre.

Queriendo contribuir a generar mejores condiciones de vida, nacen los Centros de Interés como una estrategia para que niñez y juventud  puedan hacer un uso positivo de su tiempo en los espacios  extraclase, además de aportar a la mejora de la comunicación y la relación entre los niños y niñas apadrinados.

A esta iniciativa se han sumado los padres y madres ofreciendo sus casas para que funcionen allí los Centros de Interés: así podemos comprobar el compromiso que tiene las familias  con el bienestar de sus hijos e hijas y con la comunidad en su conjunto.

Los responsables de las actividades, llamados talleristas,  son niños y niñas estudiantes de sexto a noveno grados, de la “Institución Educativa Gabriel García Márquez” y la escuela “Manuela Beltrán”. Ellos a su vez están liderados por becarios , estudiantes de carreras técnicas o universitarias.

En los centros los principales protagonistas son los niños, niñas y sus familias, que los apoyan en su proyección hacia la comunidad. Allí pueden hacer consultas para terminar los deberes,  jugar, participar en talleres en las áreas básicas de conocimiento  o en áreas artísticas.

Además se logra la interiorización de la filosofía del Vínculos Solidario y se trabajan los Derechos  de los niños y niñas a partir de la exigencia del respeto y del no maltrato, lo que se espera que se proyecte hacia la familia y la comunidad.

 María del Pilar nos cuenta su experiencia.

“Estoy vinculada al centro de interés ‘Mariposas Amarillas’ porque me gusta mucho enseñar y aprender. Este Centro de Interés es un espacio abierto donde los niños y las niñas del barrio ‘Carlos Pizarro’ y ‘Minuto de Dios’ juegan, se divierten y sobre todo aprenden” asegura.

“Nuestra experiencia como coordinadores y coordinadoras de este centro ha sido satisfactoria ya que hemos aprendido a enseñar lo que sabemos, a tolerar a las demás personas. En mi caso personal, había tenido inconvenientes con algunos niños y niñas de mi barrio y a través del trabajo en equipo en el Centro de Interés y la participación de ellos y ellas en el mismo, estos problemas se superaron y ahora somos muy buenos amigos y nos queremos” añade.

María del Pilar afirma que ha aprendido a respetar opiniones ajenas. “Hemos proyectado, todos los y las coordinadoras, con nuestra manera de ser, lo que queremos que los niños y niñas aprendan. Y me refiero a los valores y el respeto a los demás y uno mismo”.

“A los niños y las niñas que asisten al Centro de Interés se les pide no agredirse como una forma de respeto al otro y otra y como una manera de hacerse valer”.

A ella esta experiencia le ha servido para fortalecer su capacidad de liderazgo, sus relaciones con la gente de su comunidad y su capacidad de compartir con los demás sus conocimientos. “Nos consideramos líderes y educadores ya que enseñamos lo que somos y tenemos. El Centro de interés no es una biblioteca ni un parque: es una mezcla de las dos” señala.

Recreando Sueños

Andrea Gómez y Amparo Atehortúa, AeA Colombia, con el apoyo de Juan Alejandro Morales, de CORPOTUNÍA.

Desde la oficina  de Ayuda en Acción en Colombia hemos empezado la comunicación con ustedes  y tendremos la oportunidad de encontrarnos muchas veces pues nuestras áreas de desarrollo nos están brindando constantemente muy buenas noticias, somos  Amparo Atehortúa y Andrea Gómez responsables de Vínculos Solidaros de la Organización.

Queremos contarles algo de lo que han logrado nuestros amigos de CORPOTUNIA en su proyecto “Trabajando y mejorando para nuestros hijos”, que impulsan en el Departamento del Cauca (Colombia), con apoyo de Ayuda en Acción.

Danza de San Juanito, niños de la escuela Santateresita Tunia, en Piendamo. Foto: Juan Alejandro Morales

Danza de San Juanito, niños de la escuela Santateresita Tunia, en Piendamo. Foto: Juan Alejandro Morales

Han diseñado un programa llamado Recreando Sueños, donde los niños las niñas y los jóvenes de comunidades del Cauca pueden, a través de la danza y el canto, compartir valores donde la solidaridad, el respeto, la dignidad y la interculturalidad aparecen como solución a algunos de los problemas originados por prejuicios sociales que afectan sus costumbres ancestrales, prejuicios derivados de la infiltración de culturas extrañas que afectan su autoestima y la relación de sus comunidades con el resto de la sociedad, pues las personas que se benefician de este accionar son en su mayoría población indígena de las etnias Nasa y Guambiana.

Baile de los niños de la escuela 20 de Julio, del municipio de Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Baile de los niños de la escuela 20 de Julio, del municipio de Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Cada pueblo ha desarrollado una serie de manifestaciones propias, a las que llamamos cultura, pero tristemente nos damos cuenta que mantener la identidad cultural, que es el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento, resulta más difícil de conservar pues los medios de comunicación, la vulnerabilidad por la cercanía a las ciudades, el consumismo desenfrenado, entre otros aspectos, han llevado a una pérdida de la identidad, fenómeno que se ve reflejado en la inclusión de nuevas costumbres que en muchos casos generan incertidumbre, malos hábitos y hasta violencia.

Baile de los niños de la escuela de Cerro Alto, en Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Baile de los niños de la escuela de Cerro Alto, en Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Con el proyecto Recreando Sueños, niños niñas y jóvenes aprenden (aquí poner lo que aprenden; por ejemplo: danzas y cantos tradicionales de sus comunidades) y más tarde se reúnen para mostrarlos a grupos de otras comunidades de la región y a los visitantes que llegan al sitio donde se reúnen. Maravillados se ven estos niños, niñas y jóvenes cuando, en el marco de Feria Agroindustrial y Artesanal de Tunía, presentan sus habilidades. Asisten niños y niñas del municipio de Caldono, de las “veredas” (pequeñas comunidades) “20 de julio”, Las Mercedes, Miravalle y Cerro Alto, e intercambian con niños y niñas de los resguardos guambianos de La María – Piendamó y de Silvia. Al igual que niños y niñas de la comunidad de Cinco Días, del municipio de Timbío. En esta Feria dan a conocer sus aptitudes, que en muchos casos apenas están despertando. Este encuentro es de gran importancia para la formación integral que el Recreando Sueños les ofrece, donde pueden desarrollar acciones encaminadas al mejoramiento en la calidad de vida que contribuyen de manera directa en los pequeños y pequeñas, y una manera en que se consigue esto es involucrándolos actividades de este tipo, esto permite cambios en su vida y, sobre todo, soñar que cada día se puede construir un mundo mejor.

Traje típico de la zona de Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Traje típico de la zona de Caldono. Foto: Juan Alejandro Morales

Estamos convencidos que en esta región, donde se goza de una gran diversidad étnica y cultural, se pueden ejecutar acciones que permitan el desarrollo de potencialidades intelectuales, éticas y artísticas que lleven a una mejor condición humana en busca de una sociedad más justa, creada para la paz y la libertad, donde niños, niñas y jóvenes conserven todos aquellos conocimientos y tradiciones de sus ancestros, donde se construyan ideales, saberes y valores, donde vivan con dignidad y respeto.

Capacitando a la gente para eliminar la pobreza

Por Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

 A pesar de las difíciles condiciones climáticas del Altiplano boliviano, las familias del municipio de Viacha, en La Paz, tienen una tradición lechera que data de muchos años atrás. Durante mucho tiempo la producción lechera, que era su única fuente de ingresos, tuvo que atravesar por situaciones muy difíciles: baja productividad, animales de baja calidad, poca o nula rentabilidad de la inversión, etc.

Máxima Mercado vive en la comunidad de Contorno Bajo,  a una hora del centro poblado de Viacha. Ahora vende quesos, yogurt y leche en el mercado local, pero hace unos años atrás lo que obtenía de la vaca apenas le alcanzaba para que sus hijos tomaran leche. El rendimiento lechero era de 2 litros/día por animal, en un hato de 4 cabezas de ganado.

Maxima Mercado elabora queso en el AD Viacha, Bolivia. Foto: Katherine Argote, AeA

Maxima Mercado elabora queso en el AD Viacha, Bolivia. Foto: Katherine Argote, AeA

 

Ayuda en Acción y la ONG boliviana  Centro de Promoción al Campesinado (CIPCA) impulsaron en Viacha un programa de dinamización económica que potenció las capacidades locales y la vocación productiva de las familias. Esto, unido a un programa de alfabetización de adultos que incorporó sobre todo a las mujeres, y que permitió declarar a Vicha como “Municipio libre de analfabetismo” en 2008, mejoró los conocimientos y capacidades de los productores y productoras, redundando en mejoras de la producción, de la transformación de los productos y de los ingresos económicos.

Allí se crearon varias organizaciones económicas campesinas, con un total de 362 asociados, de una de las cuales Máxima es miembro. Así, de manera asociada, los productores han logrado negociar mejores precios con las empresas compradoras de leche y poner en marcha pequeñas plantas procesadoras de lácteos, una parte de las cuales fue donada por Ayuda en Acción –el resto ha sido el aporte propio de las familias productoras- que hoy transforman la leche en derivados con amplia aceptación en el mercado local y de la ciudad.

Productora de quesos en AD Viacha, Bolivia. Foto: Katherine Argote

Productora de quesos en AD Viacha, Bolivia. Foto: Katherine Argote

Los hatos familiares se mejoraron con inserción de razas y con un incremento en promedio de 9 vacas y luego de varios años de trabajo conjunto y con el apoyo técnico y financiero de Ayuda en Acción, la producción lechera se ha incrementado a 10 litros/día por animal, lo que permite producir  a cada familia, en promedio, 6 quesos pasteurizados por día, además del yogurt y la leche; eso representa un ingreso mínimo diario garantizado de 72 bolivianos (8 euros aprox.). Los ingresos económicos anuales promedio por familia han llegado  a 1447 euros.

Las familias productoras y transformadoras de leche de Viacha hace varios años que han salido de la franja de pobreza en la que se encontraban, pues sus ingresos hoy sobrepasan el indicador de 1dólar/día/persona. Esto no significa que tengan todos sus problemas solucionados, pero con este empuje y el esfuerzo propio, Máxima y sus hijos tienen un panorama feliz por delante.

Podéis ver un vídeo con declaraciones de Máxima en https://www.youtube.com/watch?v=Inaac0E_I3o

Doña Norma, la ex alcaldesa feliz

Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia

Hoy quiero contar, de forma resumida, la historia de Doña Norma, quien ha vivido en Cotagaita toda su vida. Hoy ya tiene  62 años y 3 hijos, pero recuerda su infancia difícil, que le sirvió de inspiración para salir adelante. La suya fue la infancia de muchos adultos que en Potosí, en el altiplano boliviano, crecieron en condiciones de pobreza muy complicadas y que vieron truncadas sus aspiraciones de futuro.

Hace más de 16 años Norma se convirtió en líder de su comunidad, debido a su inquietud por contribuir al desarrollo suyo y el de sus vecinos y se vinculó con Causananchispaj, ONG boliviana que trabaja en esa zona y que, durante 12 años contó con el apoyo de Ayuda en Acción. Y lo hizo no sólo como dirigente de base, sino también implicándose como Promotora de Salud. Cuando más de 260 mujeres (por cada mil embarazadas) mueren en el parto y 224 niños (por cada mil que nacen vivos) fallecen antes de cumplir 1 año de vida, uno siente que tiene que hacer algo al respecto.

De capacitación en capacitación Norma fue adquiriendo habilidades y actitudes que la convirtieron en líder y, entre el trabajo y las visitas a las familias,  fue ganando la confianza y el agradecimiento de sus vecinos. Pero fueron los espacios de participación que se abrieron los que la llevaron, en 2004 al sillón de la Alcaldía de su municipio. Por votación popular, con el 19,87% de los votos, fue electa Alcaldesa.

Hace unos días, durante el acto de conclusión de la cooperación de Ayuda en Acción allí, de Doña Norma rememoraba en su intervención: “Recuerdo que en las primeras reuniones me eligieron como autoridad originaria, como representante de las mujeres. Con el apoyo de esas personas que desde esos lejanos lugares nos ayudaron y de los líderes comunitarios, quienes nos han llevado adelante, son 59 comunidades que se han beneficiado con Ayuda en Acción. Nos sentimos orgullosos porque se han mejorado nuestras condiciones de vida en salud, en educación, en producción y en organización comunitaria….Se han hecho y se han equipado escuelas, internados, centros de salud, sistemas de riego. Ya no hay muertes de mujeres, gracias a todo lo que se ha hecho y al trabajo las parteras; ahora las mujeres ya no sufrimos como antes”.

El trabajo de Ayuda en Acción y Causananchispaj durante estos 12 años se centró en abrir y fortalecer espacios y  mecanismos de participación ciudadana con enfoque de igualdad de género en todos los ámbitos que tienen implicación en el desarrollo humano y económico de la zona. Por ello, los cambios positivos que se dieron allí tienen su fundamento en la participación de la propia gente. Sólo así ha sido posible cambiar los indicadores de desarrollo humano de forma tan radical.

 El director de Aea en Bolivia entrega un presente a Doña Norma

En Caiza D y Cotagaita, los municipios donde ambas organizaciones y su gente estuvieron trabajando en este tiempo, ya no muere ninguna madre durante el trabajo de parto y sólo fallecen 24 niños por cada mil que han nacido vivos. La cobertura escolar llega al 98% de los niños y niñas en edad escolar y los ingresos de las familias, producto de la mejora en las actividades agropecuarias, aumentaron en 74%.

Doña Norma dejó de ser alcaldesa hace ya 5 años,  pero sabe que el desarrollo de su zona y el cambio de vida de las familias sólo fueron posibles por su participación y la de sus compañeros y compañeras, la implicación de los gobiernos municipales y la cooperación internacional. Sabe también que la sostenibilidad de todo lo que se ha logrado depende únicamente de ellos y de su esfuerzo, del compromiso de las nuevas autoridades locales y de la fiscalización que haga la población del uso de los recursos públicos.

 Productores de miel en Wichaca

En Norma, y a través de ella a todos los líderes comunitarios, reconoce Ayuda en Acción el esfuerzo de la gente por cambiar sus vidas y labrarse ellos mismos, con un poco de apoyo, su presente y futuro mejores.