Por Óscar Sánchez-Rey (República Centroafricana, MSF)
Desde mi primera misión en Angola no ha dejado de fascinarme el papel de la mujer en la sociedad africana. Cuidadora incasable, madre paciente y trabajadora orgullosa, siempre ha llevado sobre sus hombros el peso de la familia, de la casa y a veces más. Sin duda, las mujeres en África son el eje familiar y el verdadero motor social.
Estoy convencido de que una sociedad fuerte es una sociedad donde las mujeres ocupan un papel protagonista en todos sus estamentos, y lamento la discriminación a la que se ven sometidas en todos los países donde he trabajado. Soy consciente de que con estas afirmaciones no hago ningún descubrimiento. Sin duda esa admiración también la siento por las mujeres de mi sociedad. Por mi madre, por mis abuelas y por las mujeres de su generación.
Pero lo verdaderamente admirable en África es cómo las mujeres siguen cumpliendo ese mismo papel social pero en condiciones casi imposibles. No sólo por el penoso trabajo que supone acarrear agua en la cabeza, cocinar con carbón, lavar en el río, o hacerse caminatas diarias de varios kilómetros, todo mientras transportan al más pequeño en la espalda, sino por las crueles decisiones diarias a las que una mujer en África tiene que enfrentarse desde muy temprana edad: repartir la escasa comida entre la numerosa prole, dejar a los niños solos en casa cuando hay que ir a cultivar o, lo peor, cómo usar el escaso dinero disponible. Esto último a veces ni siquiera supone un dilema: no hay ni lo uno ni lo otro.
Desde que trabajo en Médicos Sin Fronteras y me dan la oportunidad de escribir y mostrar mis fotos en algún medio, siempre he reservado un pequeño espacio de homenaje a la mujer africana. Así pretendo hacerlo de nuevo hoy. He buscado en mi archivo fotográfico de esta última misión en República Centroafricana fotos donde la mujer es la protagonista. No ha sido difícil encontrar algunas para mostraros.
Desde Boda,
Óscar.
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Fotos: República Centroafricana (© Óscar Sánchez-Rey)