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Archivo de octubre, 2018

Día Internacional de la Niña: el poder de las profesoras para reforzar la educación de las niñas en Etiopía

Por Amanda Westfall, UNICEF Etiopía

Asyia Adam, de 20 años, es un ejemplo de cómo la inversión en profesoras puede ayudar a construir una nueva generación de líderes en Etiopía.

La región de Afar, en Etiopía, es una de las más duras y calurosas del mundo, y tiene el récord de la temperatura media más alta de un lugar habitado (más de 41ºC). También es la zona más afectada por sequías: en 2015, medio millón de personas se quedaron sin ningún abastecimiento de agua. Cuando el acceso a recursos esenciales disminuye con cada estación seca, y uno se ve obligado a migrar para buscar agua y alimento, es necesario ser muy fuerte para sobrevivir.

Las mujeres tienen que ser más fuertes aún si quieren sobrevivir, prosperar, seguir en la escuela, terminarla, y encontrar un trabajo remunerado de adultas. El 91% de ellas sufren la mutilación genital femenina, el 66% se casan siendo niñas, y solo el 2,1% completa su educación primaria.

Asyia Adam, de 20 años, se casó con el hombre mayor que sus padres escogieron para ella cuando tenía 16 años y cursaba sexto grado. Su marido solo había completado hasta el octavo curso, y se negaba a que Asyia tuviera más educación que él.

Día Internacional de la Niña: el poder de las profesoras para reforzar la educación de las niñas en Etiopía

Asyia se ha convertido en un gran ejemplo para sus alumnas, sus hermanas y las niñas de su comunidad /©UNICEF

Pero Asyia ya había visto cómo demasiadas niñas habían dejado la escuela a causa del matrimonio, y no quería que a ella le pasara lo mismo. Su educación era demasiado importante. Le llevó algún tiempo convencer a su marido y a sus padres, pero finalmente ellos estuvieron de acuerdo en apoyar sus sueños. Tuvo que desplazarse 220 kilómetros para asistir y terminar la escuela secundaria en la ciudad de Logyia, y después obtuvo un título de enseñanza básica en la facultad de magisterio. Solo el 1,5% de la niñas de Afari alcanzan ese nivel educativo.

Dado que Asyia y su marido tenían diferentes perspectivas de futuro para ella, se divorciaron. El proceso llevó un tiempo, pero finalmente terminó el año pasado.

Contra todo pronóstico, Asyia es ahora profesora remunerada de educación infantil en una escuela pública del distrito de Teru para niños de comunidades de pastores. Cada día enseña e inspira a 60 niños.

Cuando el gobierno introdujo en estas comunidades de pastores estas aulas, fue difícil comprender los beneficios. Sin profesores especializados en educación infantil y sin apenas recursos, las escuelas asignaban a cualquier profesor de primaria esta clase extra. En la mayoría de los casos, las clases no eran interesantes y no enganchaban, así que los niños seguían abandonando. La tasa de abandono al llegar a primer grado era del 22%.

Junto con el gobierno, UNICEF desarrolló un programa de formación para profesores de educación infantil temprana. Trataba de la importancia de la estimulación temprana, de la planificación de las clases y de las actividades para niños pequeños basadas en el juego. UNICEF también apoyó la construcción de nuevas aulas de educación infantil y la distribución de materiales de juego y educativos.

Asyia participó en una de las formaciones de 20 días el pasado mes de noviembre. En su titulación de enseñanza general no había aprendido la importancia que tienen la estimulación precoz y las actividades basadas en el juego para el desarrollo mental de los niños pequeños. La formación de UNICEF también le enseñó a planificar las clases. “Antes, ni siquiera sabía que se debían planificar”. Ahora programa cada lección adecuadamente y ha notado una diferencia real. “Antes, los niños eran tímidos y temían venir. Ahora, debido a esa participación activa, les encanta venir. A veces no quieren volver a casa”.

También me contó su nuevo objetivo: “Si mejoro mis métodos y enseño participación activa, para cuando terminen el curso los niños deberían poder escribir, leer y expresarse por sí mismos, así como haber adquirido las habilidades de comportamiento necesarias para empezar el grado 1”.

Asyia es un verdadero modelo para todos los estudiantes, pero especialmente para las niñas. Cuando pregunté a sus alumnos por qué les gusta la escuela, Ahmed Mohammed, Halima Abdu y Ali Ahmed, todos de 6 años, me dijeron que la razón principal era su profesora: Asyia. Cuando le pregunté a ella si se considera un ejemplo para sus alumnas, sus hermanas –es la mayor de nueve hermanos- y las niñas de su comunidad, me dijo con una gran sonrisa y orgullo en sus ojos: “Sí”.

Si las comunidades de pastores no ven el valor de la educación, es obvio que las niñas no permanecerán en la escuela. Se necesitan profesoras cualificadas, formadas, inspiradoras y dedicadas –como Asyia- para lograr un cambio positivo para las niñas que viven en el árido clima de Afar.

Asyia vive ahora como mujer soltera en su propia casa tradicional, a tan solo un paseo de la escuela. Es feliz, está empoderada y sigue inspirando a las niñas para que pongan su educación en primer lugar.

UNICEF aboga por llevar a más mujeres a papeles de liderazgo en la educación, para que así ellas puedan inspirar a las niñas y jóvenes a liderar su país en el futuro.