por Albert Caramès, responsable de Asuntos Humanitarios de Médicos Sin Fronteras en República Centroafricana.
El despertar del jueves 5 por la mañana fue distinto, más repentino y desagradable. El anuncio de enfrentamientos armados en algunas zonas de Bangui ya nos terminó de desvelar. Ciertos momentos de incertidumbre que rápidamente se esclarecieron tras las indicaciones de los máximos responsables de la misión: qué pasa y qué es lo que hay qué hacer.
Logistas y personal médico estaban llamados a tomar posiciones para apoyar el trabajo en el Hospital Comunal de Bangui. Allí se irían (comprometidos, pero con la serenidad de quien fuera a un tranquilo día de trabajo en la oficina) para atender a los múltiples heridos que irían llegando.
Desde entonces, una sucesión de días intensos, de aquellos que te hacen parecer que ayer hubiera sido la semana anterior: puntos informativos diarios, financieros y administrativos apoyando la logística durante el fin de semana, recogida de heridos, la administración flexible a todos los cambios que se presentaban, personal nacional (conductores, guardianes, personal médico) haciendo de la base/oficina su casa durante unos días, más pacientes que llegan, llamadas, comunicados de prensa y entrevistas, entre muchas otras cosas. Y siempre bajo esa sensación de que todavía hay tanto por hacer y no sabes cómo empezará el día siguiente.
Personalmente, siento la más profunda admiración hacia las personas que directamente salvan vidas. Sé que suena a tópico, pero la manera en cómo lo cuentan no dejan de asombrarme, hablando de heridas y traumatismos con tristeza pero muy profesionalmente.
Estos días, más allá de mi trabajo habitual he intentado hacer un poco de logista y acompañado algunos pacientes. Fue en este último viaje que me encontré en una carretera llena de gente que, a nuestro paso, nos aplaudía, agradecida de nuestra labor. Esa noche dormí mejor, pero sólo porque los que me aplaudían pensaba que yo también era personal médico o logista.Y es con ellos con quien yo me quito el sombrero.
Logistas y personal médico estaban llamados a tomar posiciones para apoyar el trabajo en el Hospital Comunal de Bangui. Allí se irían (comprometidos, pero con la serenidad de quien fuera a un tranquilo día de trabajo en la oficina) para atender a los múltiples heridos que irían llegando.
12 diciembre 2013 | 18:34
Hola, soy madre de una enfermera de MSF, y cuando se va a una misión me duele en el alma. Se que puedo perderla, que a lo mejor no la vuelvo a ver, que puede enfermar,….ja sabeis todos como somos las madres.
Pero os aseguro que cuando veo su cara, cuando la llaman de MSF, se que lo que hace és por amor,altruismo,és su camino. La cara le resplandece, sus ojos vuelven a brillar y su sonrisa…
Sois diferentes,sois fuertes, valientes porqué superáis vuestros miedos, estáis hechos para ayudar.
Me siento muy orgullosa de ella y de todos vosotros.
Ver vuestro trabajo diario , vuestra entrega,me hace sentir que todavía hay personas preocupadas por los demás y eso me da esperanza en un futuro mejor. Tenemos tanto que aprender de vosotros, sois un ejemplo a seguir y unos auténticos héroes aunque no os lo creáis.
Espero y deseo que la Felicidad llegue allí donde estéis, os lo merecéis.
15 diciembre 2013 | 11:43